Mikel Sorauren es un autor prolífico, al que conocemos de sobra en Nabarralde por sus aportaciones teóricas y la calidad de sus investigaciones. Su libro estrella es «Historia de Navarra, el Estado vasco», que marca un hito en la comprensión de nuestra realidad histórica. En estas fechas nos ofrece una nueva obra: «Fueros y Carlistadas» (ed. Nabarralde). Hemos invitado a Mikel a que nos presente su próxima publicación.
-¿Qué supuso la serie de insurrecciones carlistas del siglo XIX para la población vasca?
Las guerras carlistas, así como otras que las precedieron a principio del siglo XIX, son resultado de la situación límite en que se percibe la mayoría del Pueblo vasco, como resultado de la decisión española de integrar con todas la consecuencias el territorio y población vascos en el proyecto nacional hispano en el momento crítico en que se encuentra el Imperio español. Tal proyecto implicaba la subordinación de los intereses socio-económicos del país en el marco estatal. De ahí la necesidad de desmontar el sistema de los fueros, residuo de la antigua soberanía, que había permitido a los territorios vascos zafarse en gran medida del expolio económico y humano de España.
Como es conocido, la derrota de los carlistas se tradujo en la imposición del nuevo marco legal, a través del cual el Estado español ha conseguido imponer su proyecto, a pesar de que la resistencia de los vascos ha sido muy fuerte y permanente, incluso en los momentos en los que España ha adoptado las soluciones más autoritarias. España no ha conseguido su objetivo, pero ha ocasionado gravísimos perjuicios a nuestra nación en un contencioso aún sin resolver en el presente.
¿Hasta qué punto la sociedad navarra actual es deudora de aquellas guerras y circunstancias?
El tiempo transcurrido desde tales acontecimientos es mucho y los cambios de índole socio-económico muy profundos. No obstante, el momento histórico de las guerras carlistas constituye una auténtica charnela en el proceso de desarrollo histórico de la nación navarra. En los siglos anteriores existió una especie de coexistencia entre los vascos y España, coexistencia que pasaba por la tolerancia relativa de España con respecto al mantenimiento del sistema institucional vasco, que permitía a nuestras gentes un control de su existencia, calificado por muchos observadores de cuasi-independencia. La decisión española de suprimir el status tradicional de la nación navarra mostró a los vascos el riesgo inminente de desaparecer como colectividad, que alentaban los imperios español y francés. A partir de tal momento se impuso lo ineludible de la resistencia y aun de la misma independencia, que ha fraguado en los movimientos soberanistas actuales.
¿Por qué es importante este trabajo que publicas?
La temática que abordo en el mismo corresponde a una materia que ha ocupado gran espacio en la historiografía tradicional, porque pone de relieve que los carlistas vascos perseguían, no tanto la defensa de los planteamientos absolutistas y del antiguo régimen, como se obstina en defender cierta historiografía española, sino que luchaban por impedir la imposición del proyecto español de supresión del sistema foral. Nos encontramos ante una vieja polémica. En este campo, contemplar la percepción que tenían de la cuestión personalidades tan relevantes, como Maroto, Espartero y otros menos conocidos, pero realmente tan importantes o más que los anteriores, considero que constituye un dato de primer orden.
A decir verdad, no puedo entender la manera en que esa historiografía se ha obstinado en presentar la realidad histórica de la forma en que lo ha hecho. Todos los personajes considerados en esta obra asumen sin reticencias la trascendencia que tuvieron los fueros como factor determinante en la rebelión de los vascos. Creo que se puede exigir a quienes se han opuesto a esta interpretación que de una vez por todas asuman lo que aparece como una realidad palmaria en el conjunto de la documentación.
-¿Tienes algún dato nuevo que venga a aportar nuevas ideas y sugerencias sobre este tema?
Hablar de datos que aporten nuevas ideas, puede ser excesivo. Sí que aparecen datos que corroboran hechos ya señalados en anteriores trabajos y que proporcionan una gran profundidad a los mismos. Los considero interesantes porque ciertos hechos que podían parecer cuestionables se reafirman con los nuevos elementos de juicio de que disponemos. Pienso en este momento en el movimiento que existió en el primer Carlismo, que quería la proclamación de Zumalacarregui como rey de Navarra y señor de Vizcaya. A los observadores europeos y otros como Avinareta y Lataillade se añade ahora el testimonio del propio Maroto, circunstancia que ratifica lo que se apuntó en otros trabajos. Ahora, además, contamos con los datos que muestran los movimientos llevados a cabo al final del conflicto y que plantearon la independencia como salida del conflicto, aunque este movimiento no llegara a ninguna concreción; no deja de ser revelador sobre la percepción que tenían los carlistas vascos de la situación.
Para concluir, puedes apuntar algún elemento que más…
Hay cantidad de hechos significativos. Me limitaré a señalar uno que revela cómo los sectores dominantes llegan a imponer su visión de la historia. Para los protagonistas que cito es incuestionable que Navarra y las Vascongadas constituyen una realidad humana, cultural y política única, aunque aparezcan organizadas en varias unidades administrativas a resultas de los avatares históricos, hecho que no afecta, en modo alguno, a la identidad de una única realidad humana.