Cuando la suposición da paso a la imposición, cuando las ideas del escritor prevalecen sobre los acontecimientos, la verdad se vuelve corrupta hasta el punto de que ya poco importa la historia o lo acontecido, una opinión personal se convierte en prueba histórica sin tan siquiera prevalecer la duda. En resumen, la política acaba imponiendo su falso criterio.
Y de eso se encargan los atractivos suplementos de algunos periódicos que hacen trabajar a todo un gobierno para publicarlos, las secciones de editorial de los mismos, con periodistas de conciencia escondida tras un buen sueldo, los responsables de publicaciones subvencionadas que anulan cualquier libro que no sepa a su dudosa verdad, las mentes desmitificadoras que presumen de un europeismo incluyente que no excluyente y así un largo etcétera de trajeados descerebrados que irradian confusa inteligencia…..
Hablan de imparcialidad y hablan de nuestra historia desde la lejanía como si los restos de lucha que enseñan nuestras ruinas fueran producto de nuestra imaginación.
En definitiva el poder que absorbe todo cerebro con el fin de anular cualquier conato de reclamación histórica.
¿Y todo esto porque? Para seguir convenciendo a la población de que Navarra fue y es parte de un estado y de que nunca llegó a formar una unión real con las provincias llamadas vascas y todo, con el beneplácito de los partidistas originales, creados en el siglo XIX, llámense progresistas, conservadores, extremistas (es lo mismo) que respetan esa decisión para seguir abanderando su idea de Euskalherria propia y original.
Las mentiras se vuelven contra quienes las crean. Las palabras o las letras se pueden distorsionar pero la historia en todo su conjunto acaba imponiendo su lógica.
Las excavaciones de las fortalezas navarras del siglo X demuestran una unión entre navarros occidentales y orientales y así desde Beloaga se puede dibujar sin dificultad el camino que unía los puertos de Donosti y Hondarribi por las montañas hasta la capital de Euskalherria, y saber que esas piedras mimadas, que no sitiadas por hermanos, mantuvieron la fidelidad con Navarra hasta que Castilla impuso su ley de cohesión democrática amparada por ricos señores feudales con derecho a favores. (Poderoso caballero don Dinero)
Nafarroa fue patria de todos los vascos desde que Carlomagno reconoció lo indomable de las tierras vasconas.. De allí surgió un país, una «unión» de todo el pueblo vascón, un llamamiento a todo sus valles. Napar, Naparra, Navarra, significa unión sin duda alguna y las fortalezas bien saben de ello porque fueron construidas para preservar ese estado emergente de todos los vascones.
Astulez y Portilla al sur de Álava que como su nombre indica fue la puerta de Navarra desde el siglo XI, Laguardia, ciudad creada para la defensa del reino ante el poder expansionista de Castilla y la prueba, los nombres de todas ellas que quisieron dejar constancia de su importancia.
Malvecín sobre Bilbao, Orozko, Arrasate, Gasteiz, Treviño, Ausa, Ataun,… piedras que defendieron lo que hoy los políticos se empeñan en desmitificar y anular buscando en sus mentiras tratados pacíficos con quienes intentaron defender aquel estado navarro.
Y llegado a este punto y regresando al día en que vivimos antes de que me critiquen y me repitan que eso, ya no se lleva, como esta moda política.
¿Seguiremos inventando planes y libros de historia que oculten las piedras, verdadero legado de nuestra historia?
Estella, Huarte, Monjardín, Marcilla, Ablitas, Tudela, Cortes, Gorriti y otros tantos pueblos gestionan excavaciones arqueológicas para descubrir el legado que nos ofrece la historia. Le llaman patrimonio para endulzar lo que les viene encima y yo lo llamo curiosidad por conocer nuestro pasado.
Amaiur y su castillo esperan las excavaciones propuestas por su ayuntamiento y los responsables, que gestionan su contratación ¿qué se encontrarán bajo ese pacífico suelo si en la malograda puerta del castillo encontraron cientos de proyectiles incrustados?
Seamos lógicos con nuestra historia y no anulemos los sentimientos de los que preservaron la independencia de Navarra tras esas piedras.
Y como dice el refrán… no seamos necios en no reconocerlo y seamos agradecidos con los que hasta el último suspiro lucharon para que esa palabra llamada Navarra fuera punto de unión para todos.