Están cuestionando mi liderazgo en el partido, murmuraba D. Miguel con furia berberisca, y el que suscribe se despertó como de un sueño…, el lehendakari napartarra, Zerbera dixit, es un lider de tomo y lomo y sus excorreligionarios le quieren hacer la cama impunemente, ¡ karanba ¡.
Me he caído del caballo como Saulo camino de Damasco y he pedido un zurito para encajar el golpe a un barman de los de antes, que me lo ha servido con posavasos, tapa de ibérico, palillo encuadernado y una reverencia… ( bar La Repera, Av. Millán Astrain 35, bajo entrepierna, Guayaquil, 0,70 €, Iva encubierto )
D. Miguel, maestro nacional, bancario de Caja Rural, jotero en las tournés por los hogares navarros, es todo un leader, modelo brithis, ya se sabe, y le están chuleando cuatro beneficiados que nunca debieron estar en el partido. La de Burgos le mira de reojo…, Miguel que te pierdes…
Uno creía que el feudo foral se asemejaba más a un cortijo con sus peones, ganapanes, mozas vestidas de faralaes ( ó de roncalesas p’al caso ), mayorales, cantaores y amigos del señorito formando una troupé armónica y castiza de charanga y pandereta inaugurando autovías, ascensores y festejando cohetes y capeas.
¡ Pues no ¡, tenemos un leader como dios manda, y si la alcaldesa tiene madera de Hilary Clinton, tiembla Catalán, el maestro nacional podría ser un Obama aunque sin broncear…, nuestro mandatario tiene la faz de titanio crudo.
Alvarez Miranda, con carita de pillín, regando con millones de euritos el consorcio de cementeros de la Autovía del Camino, Corpas, exquisito y pensioroso él, deconstruyendo el patrimonio romano, vascón, Alberto Catalán conjurando la epidemia abertzale y el resto de caporales sembrando la finca foral de empresas públicas regentadas por afinidades de cartera, se asemejan más a mi parecer al fox terrier de Bush que muerde a los periodistas que al niger de Ohio, que desgrana discursos como leyendas, cuentos de hadas que entusiasman a las multitudes yanquis.
Servidor que no ha pisado el Sadar desde que Mina era central, Iriarte jugaba de medio y Martín de extremo, o sea hace cuatro días, lo ve al buruzagi ribero todo un entrenador de futbol, ¿ por qué no ?. Los entrenadores son un poco patanes, marrulleros, intemperantes, amigos de trifulcas, al borde siempre de la raya, taco arriba taco abajo, como debe ser y defendiendo los colores por encima de cualquier patología personal. Si triunfan están en la gloria, si fracasan les crecen los perretxikos por las grietas, eso sí, aseguran el estipendio antes de pisar el césped porque la diosa fortuna reparte la suerte y los árbitros a capricho y así quien más quien menos no dura un par de primaveras, sufre la honrilla pero el parné ahí queda en algún paraíso.
Y claro nuestro Sanz está durando más que Zabalza. Gran timonel, conduce el destructor A por ellos, en zafarrancho de combate, y lo mismo suelta un pepinazo a Arzallus que a Zapatero, Arenas, al Opus Dei, Mariano ó al Palacio de la Vega, que le ha traicionado. Y sin darse cuenta se ha convertido en leader carismático e incuestionable. Y ahora cuatro desagradecidos le agitan el sillón que le sacó al Pepiño por medio plato de lentejas. ¿ Seré yo, éste que aplauden las multitudes, aclaman en su partido, estratega aguileño que ningunea a Rajoy, chulea a Zapatero, encandila a la Hilary foral …, se pregunta catatónico el maestro ?
En confianza D. Miguel, yo lo veo a ud. como un Favio Capello… en más corto, pero los compromisarios con voz y voto y fondo bursátil, andan por Cordovilla, la Universidad, y la UTE foral a la que vuecencia agasaja y acomoda el espinazo. Si la caverna se mueve su cofradía se esfumará como esa pesadilla de liderazgo que le augura un mal despertar.
Porque al final ¿ pa qué nos vamos a engañar ? un entrenador es un don nadie, es un lider de la nada, de una corporación política que no le pertenece al pobre y que le baila el agua mientras les sirve como percherón, como buen ganapán. Y si tiene la osadía de soñar que la cofradía es de su propiedad el atrevido no dura dos telediarios. Bueno, que en esto del futbol nunca se sabe …, ¡ suerte D. Miguel ¡ lo de Camacho son dos días.