De nuevo este año, conmemoraremos y celebramos en Orreaga la Batalla que aconteció el año 778 en esos valles. Mucho se ha escrito sobre este hecho en estos 1229 años y entre ellos existe un bellísimo poema épico aparecido a principios del siglo XII, la «Canción de Roldán», donde narra con 2000 versos la derrota de las huestes de Carlomagno. Cuenta dicho poema épico la batalla, la arenga del arzobispo Tupín y su posterior muerte, la terrible acometida de los oriundos, el contraataque del rey Marsillo, la petición de auxilio de Roldan y su Olifante, el intento de socorro de Carlomagno, Roldán y su espada Durindana, la muerte de Roldán y la llegada tardía de Carlomagno con su profundo dolor ante la muerte de su sobrino, etc. No todo lo que cuenta tiene rigor histórico pero si representa el pensamiento de la época referido a ese acontecimiento legendario.
Desde el siglo quinto al octavo, el nuevo sistema político del occidente europeo fue la continuación del Imperio Romano, pero ese imperio, contra la opinión general, no cayó. Se transformó, dando paso a un ser con apariencia romana, ropas cristianas y garras germanas, un nuevo reparto del mundo al que no estaban invitadas las naciones que habían sobrevivido a más de medio milenio legionario, como era Vasconia.
Los nuevos dueños de Europa fueron incapaces de someter la independencia que propugnaban los vascones, nación que iba creando un mundo distante del Papado, la nobleza y los Reyes Germanos. Visigodos y francos eran ineficaces de reducirlo -tropas vasconas entraron al asalto dos veces en Zaragoza-, al tiempo que el avance musulmán les quitaba recursos al Sur y Este del Mediterráneo. Diversas razones, entre ellas un crecimiento demográfico centroeuropeo, unido a la voluntad del sistema por zanjar la cuestión, llevaron a la ruina este proyecto alternativo nacional navarro. Un exponente claro fue la coronación de Carlomagno, el genocida de los vascones. Dentro de aquel contexto histórico debemos situar la Batalla de Orreaga.
Al día de hoy todavía no se ha valorado en nuestras tierras como corresponde aquella gesta que llevaron adelante nuestros antepasados contra un ejército, a todas luces muy superior y que causaba la admiración en la Europa carolingia. De toda la historia de nuestro Reino, el Estado Navarro, este hecho es uno de los pocos de los que podemos sentirnos orgullosos, ya que ciertamente nuestra historia a lo largo de los siglos más bien podemos considerarla como triste y desgraciada. No hay más que mirar lo que políticamente fuimos durante ocho siglos como estado soberano y a lo que ahora nos vemos reducidos.
En el siglo XVI las tropas de españolas nos quitaron a la fuerza nuestra independencia y libertad, desde 1512 los navarros de este lado de los pirineos seguimos bajo el dominio de España sin opción a decidir democráticamente nuestro ejercicio político como ciudadanos libres en un estado libre. Derrotamos al ejército más grande de Europa y hoy en día seguimos siendo la zona más militarizada de Europa.
Pero la batalla y victoria de Orreaga representa el ansia de siglos de libertad, que nos ha dado y nos da capacidad para seguir luchando y organizándonos y esa larga lucha. Este año al igual que en anteriores se escuchará el eco del irrintzi desde ese precioso alto de Ibañeta que llegara a los corazones de los amantes de Navarra y de nuestros amigos ausentes que no podrán estar con nosotros este día en contra de su voluntad. El más honesto saludo y honor a los gudaris de ayer y de hoy.
Navarra es la clave fundamental, es la huella de la independencia de Euskalerria y nuestros enemigos bien lo saben. Basta repasar los humillantes acontecimientos que hemos vivido estos dos últimos meses en nuestra comunidad. Al fin y al cabo ellos tiene el derecho a decidir por nosotros…, mintiendo y traicionando a un pueblo entero. Ese pueblo debería tener la palabra y el derecho a decidir sin que otros decidan por nosotros. Para que no caigamos como hasta ahora en bastardos intereses y partidismos, debemos de participar directamente día a día en todo lo que nos afecta, tanto social como políticamente. Es suicida dejar en manos de los políticos y sus intereses el destino de Navarra.
Tenemos que seguir adelante, cada uno desde donde estemos, porque sabemos que las pequeñas victorias de cada día traen grandes victorias, pero tenemos que luchar con la misma sensación de victoria con la cual lucharon en Orreaga hace ahora 1229 años. Esta es el mensaje que el día 15 de agosto desde el alto de Ibañeta queremos transmitir a nuestros conciudadanos.
* Miembro de ORREAGA FUNDAZIOA