Identidad navarra, identidad trastocada

La pasada manifestación habida en Pamplona se presta a múltiples análisis, pero ninguno puede llevarnos a detalle alguno de defensa de la identidad navarra. Una identidad que, como puede proporcionarnos el ADN, nunca puede ser múltiple en una unidad de análisis.

Y es que un cuerpo puede descomponerse en otros (navarro, subyugado al Estado español o europeo), pero las definiciones deben marcarse según los planos de escalas en que se realiza el análisis. No es lo mismo hablar de células sumando átomos, que totalizar unidades de unas y otros, pues sus identidades son en diferentes escalas. Tampoco se pueden sumar melocotones con castañas, puesto que la suma no será ni una cosa ni otra, aunque se pueda identificar como frutas, nombre heterogéneo, que no aporta identidad propia.

En la cuestión del tema que nos ocupa, ya intentó el profesor de la Obra, don Angel Martín Duque, crear la ficción nominativa con la palabra «idiosincrasia» navarra, palabra que por cierto ni siquiera aparece en el diccionario. Fue la creación de una sublimación gaseosa y éterea de la naturaleza de los navarros, tan fatua e improcedente que ni siquiera ha tenido eco en su propio ámbito de la Universidad. A mi juicio, cuando llegó a Navarra escuchó a los tratadistas del navarrerismo y coligó que los navarros podíamos ser definidos como una especie de ángeles asexuados (sin derecho propio), y situados entre Dios y los hombres.

Pero la obsesión de nuestros gobernantes, aumentada en los últimos y más recientes tiempos, por marcar como identidad propia de los navarros su avasallamiento a España, ha llevado al paroxismo a nuestros jerarcas. La frase de Miguel Sanz de calibrar que por ser navarro se es español, no la mejora ni el Quijote. Que ser navarro, o que la defensa de lo navarro, está en el respeto al «régimen constitucional» de España, es buena para haberla dicho cualquier virrey o corregidor; pero Miguel Sanz dixit.

La intención de estas frases por tergiversar la realidad representa el colmo de la aberración y lo más contrario a la identidad, pues supone diluir el ser propio en los signos de otro, lo que lleva a la desaparición identitaria del primero. Olvida el señor Sanz que las plazas centrales de todos los pueblos navarros no se nominan como «Constitucionales», sino como «Forales», en referencia a la defensa de los derechos.

Qué triste ver el cúmulo de cesiones realizadas durante el franquismo por los gobernantes que el general nombró para sujetar Navarra. Desde las carreteras (orgullo de ser las mejores del Estado) administradas desde Navarra hasta no hace muchos años, hemos pasado a la situación actual de dependencia del Estado, al que tengamos que acudir para obtener ayudas estatales en la búsqueda de sus renovaciones.

Las dejaciones van desde la pérdida de ejercer las propias competencias sobre los carburantes y desde la matriculación de los coches y concesiones de los carnés de conducir por la Diputación de Navarra, a las de los derechos de avecindados que se nos han arrebatado en los «Convenios» (bien recientemente), sin queja de nuestras autoridades. Así llegamos a la situación actual, en la que por poner un ejemplo, en el permiso del carné de conducir, nos imponen la identidad de «REINO DE ESPAÑA».

Mientras tanto, nuestros gobernantes, que se dicen defensores de la identidad del reino de Navarra, degradan dicho título. Lo mismo lo dan para la nominación de un campo de fútbol, que al avión de una compañía comercial, y a todo lo que se presente. Naturalmente, siempre que quien lo exhiba no busque la opción política de la recuperación de las competencias que tenía (y tiene derecho) Navarra, por haber sido Estado.

Porque para perderlas está este gobierno. Cuando haga falta, nos traerá flechas y fascistas, exhibiendo la laureada, meritada en el asesinato de mas de 3000 navarros, amén de otros. Y con ellos, llamar al auxilio de sus congéneres de «Santiago y cierra España», al régimen de la Constitución de la monarquía «reinstaurada». Nada de ello constituye defensa de la identidad de Navarra y libertad de los navarros.

En el resumen de los actos que lleva y proyecta este gobierno «foral y español», destacan los planeamientos sobre Francisco de Xavier (encumbrando milagros inveraces y falseando su realidad histórica), la preparación de los actos del 500 aniversario de la conquista del Estado navarro por el rey godo Fernando en 1512, y aportando ahora la garantía de la citada Corona de España de que apoya el status que convirtió y mantiene a Navarra (se la llame comunidad, foral, o como se quiera), como provincia española.

En una cosa el señor Sanz y los manifestantes fueron coherentes, y fue en el lema que se apropian de la posesión de ella: «Navarra no es negociable», porque ellos ya la tienen negociada.