Ya está en marcha la campaña del referéndum estatutario en el Principal, aunque algunos se obstinan en presentar esta cita electoral con una lectura de dirección única, hay otros que afirman que en realidad nos encontramos ante unas elecciones a doble vuelta. Así el discurso oficial nos remarca una y otra vez que el referéndum de junio no tiene nada que ver con las elecciones posteriores, no obstante, la mayoría de la gente aquí opina lo contrario.
Lo cierto es que junto al tema central del estatut se ha abierto la puerta a toda una serie de cuestiones colaterales que afectan seriamente a la vida política catalana. Una de ellas es la continuidad o no de Maragall como candidato del PSC. Hace ya algunos días que el debate está en la mayoría de medios, y a través de algunas de esas opiniones no es difícil adivinar las intenciones de cada uno. El protagonista, fiel a su estilo, no ha querido adelantar nada, ni tan siquiera la fecha electoral, lo que no ha gustado nada a CiU ni a los dirigentes del PSOE. Algunos globos sonda también han sido lanzados, señalando la posibilidad de que el PSC nombre algún otro candidato, pero Maragall ya ha señalado que no aceptará ninguna imposición.
Y es que el futuro del actual president está muy ligado al referéndum estatutario. Desde el momento en que Maragall no despeja las dudas sobre su futuro, los partidarios del sí se encuentran ante un nuevo factor de riesgo. Buena parte de las bases de CiU no quieren ver al president actual ni en pintura, y en esa línea podrían optar por votar en contra del Estatut para precipitar la salida de Maragall de la vida política catalana.
Los análisis que señalaban el final del tripartito hay que contextualizarlos a la situación del momento, ya que de hecho, los posibles resultados electorales del otoño no difieran mucho de la actual situación, y de momento pude que la fórmula del tripartito vuelva a repetirse, aunque como señalan algunos dirigentes de ERC «deberá blindarse o asegurar el cumplimiento de lo pactado», y también el reparto futuro de puestos de responsabilidad en el gobierno y en la administración tendrán su peso durante las negociaciones.
Mientras tanto, el escenario preferido en Madrid giraría más hacia una alianza «sociovergente», ya que la firmeza demostrada por ERC ha asustado bastante a los dirigentes estatales. En este contexto nuevamente la figura de Maragall es clave, desde los conservadores de CiU señalan que debe dejar paso a nuevas alianzas y desaparecer del escenario, y desde Madrid son conscientes de que editar un pacto del estilo de «sociovergencia» pasa por sacrificar o deshacerse del actual president.
Pero como el fracaso o no de Maragall está ligado al resultado del referéndum, en Madrid son conscientes que un triunfo del no tendría un doble efecto que preocupa a zapatero. Por un lado sería capitalizado por ERC en el Principat, y por otro el PP haría lo propio en el estado español.
La campaña va a suponer que algunos dirigentes catalanes y la estructura de sus partidos pongan las maquinas en juego, aunque todos son conscientes que deben guardarse algunas bazas, pues nos encontramos ante una partida larga. De momento, CiU se está concentrando en convencer a sus propios votantes, remarcando que el futuro de Maragall se despejará más adelante; el PSC también ha lanzado una campaña de comunicación global, y ambos partidos cuentan con el apoyo de los grandes medios de comunicación del país. Dentro de Iniciativa algunos candidatos municipales «ceracnos» a la colación se muestran partidarios del no, y dentro de EU una corriente interna también ha manifestado su rechazo al texto estatutario.
ERC también tendrá que convencer a algunos de sus votantes que no aceptan la postura del partido, pero en su conjunto se presenta cohesionado ante el reto electoral. Su campaña será de «alta intensidad», con la maquinaria del partido trabajando a tope, y con la celebración de más de trescientos actos. Además ochenta dirigentes republicanos trabajarán «a tiempo completo» durante la misma.
Por su parte, la mayoría de las plataformas civiles están girando también hacia una postura clara por el no. Lo que permite anticipar que el voto independentista del Principat se decanta claramente por el rechazo a este estatut.
Tras la celebración del referéndum llegará la hora de los análisis con los datos en la mano. Será el momento de analizar el peso de la abstención, de hacer comparaciones con los resultados del anterior estatut, y de situar a cada opción dentro de los parámetros analíticos adecuados. Sin embargo no conviene perder de vista la importante evolución que se puede estar produciendo en la sociedad catalana, sobre todo en las capas más jóvenes que ya no están dispuestos a aceptar que su futuro se decida desde Madrid, aunque éste cuente con aliados catalanes de convergencia, perdón, de conveniencia. De ahí que para esos sectores sociales el futuro de su país va mucho más allá de un nuevo estatut pactado en Madrid o de «sentirse cómodos en un diseño estatal» que no comparten. Para ellos, es el momento de «o caixa o faixa», o todo o nada.
* Txente Rekondo. Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)