Cada día que pasa me entristece más observar la política lingüística que nos toca soportar en esta tierra. Es lamentable comprobar el rigor con el que nos venden nombres, palabras y topónimos de nuestra tierra.
Hablo de Navarra, pero tengo la sensación de que sirve de ejemplo para otros muchos lugares. En nuestro caso, sin embargo, personalmente creo que es de recibo y necesario hacer una queja pública. No servirá de nada, como habitualmente sucede, pero me alegrará saber que más de uno cuando lea este texto se percate de la tergiversación que nos agrede hasta en los detalles aparentemente más insignificantes a nuestros ojos.
Hace días fui a Estella, recorriendo por primera vez la nueva autovía. Hacía tiempo que no me había surgido ir hacia Estellerria. Cual no fue mi sorpresa cuando atravesando la zona me percato de un cartel. Valle de Yerri. ¿Cómo? Ponía claro y conciso: Valle de Yerri. Remitiéndome al Diccionario etimológico de los nombres de los pueblos, villas y ciudades de Navarra de Mikel Belasko, aclaro mi sospecha: «Deierri era el nombre primitivo de lo que hoy es Tierra Estella o Estellerri. Deio es el nombre antiguo del castillo y monte de Monjardín, y (h)erri tierra, país». Según se dice más abajo, «el nombre Yerri surgió de una falsa interpretación de los escribanos al confundir el primer elemento con la preposición de». ¿Por qué se hace oficial esa forma castellanizada nada verídica? Sabemos que en esa zona el euskara no es lengua oficial ni co-oficial, pero ¿hay que llegar al punto de trastocar hasta los topónimos? A un posible error, atribuible a la ignorancia, se suman las ganas de castellanizar todo cuanto se pueda, porque sino difícilmente se explica la consideración de un nombre claramente incorrecto como oficial.
Lo mismo ocurre, como muchos sabréis, con otro nombre de un pueblo de la zona media que se llama Muru Artederreta. Como bien explica Belasko en su trabajo, se trata de un ejemplo clarísimo de cómo la etimología popular puede llegar a desfigurar la grafía de un nombre, ya que hoy en día el nombre oficial es Muruarte de Reta, y «en ningún caso de corresponde a la preposición castellana. Arte «carrasca» + eder «hermosa» + -eta sufijo que indica lugar. La documentación antigua no ofrece duda». Estos son sólo dos ejemplos. Suficientes para que a una le hierva la sangre pensando en lo fácil que es hacer historia en este pueblo donde sufrimos claras manipulaciones por parte de unas autoridades que intentan omitir una realidad histórica.
Cuando era pequeña me decían que era de mala educación decirle a alguien ¡mentira!, que debía decir, ¡eso no es verdad! Y eso es lo que yo le diría a quién con la premisa de la autoridad actúa deliberadamente confundiendo al pueblo.