Han tardado, pero ya han arrancado. 2012 está cerca y no hay manera de escurrir el bulto: haga lo que haga el Gobierno de Nafarroa, la conmemoración (que no celebración) del 500 aniversario de la conquista de 1512 es una referencia del debate ideológico y político que va a ir adquiriendo más importancia en los próximos años.
A fin de cuentas, lo que aquí se está ventilando no es el pasado, sino el futuro. De eso trata la discusión sobre la conquista de 1512. Por eso hablar de conquista o unión pactada no es una disputa entre historiadores, sino un ejercicio de análisis sobre las bases del actual estado de cosas y su legitimidad. Nuestra historia en los últimos 500 años es un continuum incomprensible sin la invasión de 1512 y las relaciones de dependencia que impuso entre Nafarroa y la monarquía española. De hecho, eso que llamamos conflicto vasco es imposible de comprender en profundidad sin tomar en consideración el proceso mediante el cual los territorios vascos, que en su día formaron parte de un estado llamado Navarra pasaron a estar bajo el control de los estados español y francés.
No es casual que los cómplices de este estado de cosas hayan querido presentar las invasiones y conquistas como pactos. Sin analizar la evolución histórica no se puede entender por qué Ibarretxe habla de renovar los pactos con el Estado que, según él, tan buen resultado han dado. ¿Qué pactos? ¿Cuándo han firmado los vascos un pacto con el estado español o con el francés?
La manipulación de la historia ha sido y es una de las claves de la maquinaria legitimadora de la negación de los derechos de Euskal Herria. No prestar atención a la historia significa dejar el terreno libre para que esa maquinaria haga su trabajo de distorsión, engaño y colonización.
Los gobiernos de Iruñea y Madrid lo han comprendido perfectamente. Saben que la discusión sobre lo que ocurrió en 1512 y el debate sobre la voluntad de la sociedad navarra del siglo XXI están unidos. Si en Nafarroa se impone la razón de estado del Estado español es como consecuencia de lo ocurrido en 1512. Ni entonces ni ahora ha prevalecido la tan cacareada voluntad de los navarros.
UPN y PSOE están moviendo sus engranajes. Para enturbiar el debate han introducido la conmemoración de la batalla de las Navas de Tolosa, recurriendo el discurso de la Reconquista y la lucha contra los moros, por si cuela el cuento de las cadenas. No sé cómo encajará Zapatero esto en su invento de la alianza de las civilizaciones, pero lo que sí sé es que si ellos han empezado a sacudirse la pereza, otras y otros ya llevamos tiempo devanándonos los sesos y maquinando cómo rememorar esta fecha como corresponde, reivindicando la independencia que nunca debieron arrebatarnos.
Nos veremos el 1 de febrero en Amaiur, en el acto organizado por 1512-2012 Nafarroa Bizirik y apoyado por diferentes ayuntamientos del país. Algunos, como el recientemente fallecido José Ramón Aranguren, no podrán estar, pero seguro que ese acto es una expresión de la vitalidad del movimiento popular frente al pesebrismo de la comisión oficial.