Hoy es el aniversario del asesinato de Félix Esparza García Félix, militante de Izquierda Republicana, asesinado el día de las elecciones de 1936 cuando iba a recoger al interventor del Frente Popular.
Félix Esparza García de 37 años, casado con Ricarda Goñi Lamberto de 37. Padres de Esther 11, Marino 8, Félix 5 y Carmen 4 años respectivamente. Militante de Izquierda Republicana y asesinado en Belascoain el 16 de febrero de 1936, día de elecciones generales, cuando iba a recoger al interventor Víctor Pascual, representante del Frente Popular. Asesinado de un tiro de postas en la cabeza a corta distancia, cerca del pueblo, en la carretera que del mismo conduce a Arraiza, seguido de una multitud y en donde “hasta los chicos del pueblo presenciaron los hechos”. Sería el preludio de lo que vendría después por todo Navarra. El acusado del asesinato quedó en libertad por la aplicación de Decreto de Amnistía del día 21 del mismo mes. La conducción al cementerio se despidió en el portal de la Taconera, “siguió a la carroza fúnebre enorme gentío”, tal y como puede ver en una foto de la época que mi padre guardaba en su mesilla de noche junto con otra de mi abuelo y su perro.
Similar introducción la podríamos leer en muchos diarios familiares meses después tras el golpe de Estado del 36, golpe que para algunos se quedará en una pelea de abuelos y para otros, como fue el caso de mi familia, en toda una cadena de sufrimiento y silencio, mucho silencio amargo tras ser despojados, un tiempo después, de todos sus bienes.
Traigo esta pequeña historia, 86 años después, en año electoral, porque he tenido la suerte de ir descubriendo pequeños datos de la vida de mi abuelo por esas cosas del destino. Información que me ha servido para descubrir algo más de aquel al que no conocí y que han ido confirmando las gotas de información que mi padre, Félix Esparza Goñi, me trasladaba desde el silencio y el miedo protector hacia sus descendientes. Datos que me han llenado de colores el blanco y negro de los recuerdos de mis antepasados paternos.
Félix Esparza García, hombre emprendedor que se traslada de su pueblo natal de Andosilla a la capital para realizar el servicio militar, sustituyendo a un mozo señorito por seis mil pesetas de la época, y que junto con mi abuela Ricarda Goñi Lamberto empezaron a forjarse una vida acomodada con un restaurante y posteriormente abriendo el primer cabaret de Pamplona, llamado Florida, y como esto no era Chicago, imagino que con el desagrado de los católicos del momento. Alguno de ellos tomando nota de los que entraban a ver a Amelia la Gitana.
Todos estos hombres y mujeres que fueron asesinados eran parte de una forma de vida que se iba alejando de los principios y creencias tradicionales, principios y creencias que apuntalaban las clases sociales existentes y las prácticas más reaccionarias de la Iglesia católica de la época. Ahora nos escandalizan las religiones donde las mujeres van cubiertas hasta los ojos como si nosotros no tuviéramos pasado. Hombres y mujeres libres y de libre pensamiento que fundaron clubs de fútbol o entendieron que la mujer también tenía derecho a saber nadar. Todo eso había que cortarlo de raíz, como ahora de otra forma, retorciendo el lenguaje y el discurso en nombre de la libertad y que se traduce en conductas de odio. En mi visita al campo de exterminio de Auschwitz ya vi la palabra libertad en su puerta de entrada el trabajo os hace libres, ese es el concepto de libertad para algunas y algunos de nuestros conciudadanos. Solo nos espera la muerte en ese concepto de libertad.
Ha sido un bálsamo conocer que mi abuelo fue uno de esos hombres y mujeres amantes de las libertades y del bien común. Les doy las gracias a él y a mi padre, que le tocó volver a empezar de cero, allá donde estén.
*El autor es nieto de Félix Esparza García
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