Entrevista a Iñaki Errazkin, censurada por el diario Público, sobre su libro “Hasta la coronilla (Autopsia de los Borbones)”

“Cualquier persona aseada debería aborrecer la monarquía”

Hace más de dos meses (el 8 de abril), una amable periodista del diario Público se puso en contacto conmigo para solicitarme una entrevista sobre mi último libro: Hasta la coronilla (Autopsia de los Borbones), editado por Txalaparta. Acepté encantado, prometiendo mi interlocutora que sería publicada en los días siguientes, coincidentes en el tiempo con el 14 de abril, 78º aniversario de la proclamación de la II República. Respondí a las preguntas, me enviaron un fotógrafo, y todo parecía ir sobre ruedas. Pero pasó la fecha y muchas más, hasta que, ya en mayo, tuve conocimiento por algunos contactos en la redacción del periódico zapaterista de que, a la vista de mis respuestas, cierto comisario político-mediático con cargo de jefe de redacción había afirmado literalmente, refiriéndose a la entrevista: “Antes la veremos publicada en The New York Times”.

Público: ‘Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones’ es un libro arriesgado en los tiempos que corren donde la censura está a la orden del día (no olvidemos el caso de la portada de ‘El Jueves’), ¿no teme represalias legales?

Iñaki Errazkin: Quiero pensar que no las habrá, pero si las hubiera lo único que quedará patente, una vez más, es la debilidad de la democracia española, que no soporta las verdades del barquero y la emprende a palos con el mensajero.

Público: Sorprende leer en su libro textos satíricos contra la monarquía, como los de Gustavo Adolfo Bécquer riéndose de Isabel II. En cambio, ahora el monarca se ha convertido en una figura intocable por la prensa rosa y los medios de comunicación en general…

Iñaki Errazkin: Si hablamos de risas, realmente (nunca mejor empleado el adverbio) fue Isabel II la que se carcajeó a mandíbula batiente del pueblo que la mantenía. Los hermanos Bécquer (Gustavo Adolfo y Valerio) no hicieron más que caricaturizar aquella Corte de los Milagros plagada de friquis de la época. En cuanto al monarca irresponsable que reina actualmente, hay que matizar que “no se ha convertido” en intocable, sino que “lo han convertido”, que no es lo mismo. Y lo han hecho los partidos políticos y los medios de comunicación con la inestimable ayuda represiva de los otros dos poderes (ejecutivo y judicial). Es la conjura de los listos, todos los componentes del Estado, que quieren mantener el chiringuito sine die.

Público: Al leer su libro, la institución de la monarquía queda completamente desmontada, ¿cuál era su intención al escribir este ensayo histórico?

Iñaki Errazkin: Ejercer mi profesión de periodista, informando a mis lectores de aquello que se les oculta sistemáticamente.

Público: A todas luces, hacía falta una biografía real no autorizada… Es difícil olvidarnos de la de Pilar Urbano, ¿qué opina de las supuestas declaraciones que hizo la reina?

Iñaki Errazkin: En realidad, el último libro de Pilar Urbano sobre la reina consorte había sido autorizado por la Casa Real previamente a su edición. Luego, cuando los guardianes de la imagen borbónica vieron lo mal que quedaban las declaraciones de Sofía negro sobre blanco, vino el llanto y el crujir de dientes. El libro ya estaba en las librerías y no pudieron evitar su distribución, como hicieron con el que escribiera Manuel Prado y Colón de Carvajal, el amiguísimo, cuya edición íntegra acabó destruida. Respecto a lo dicho por la reina, me parece un ejemplo de coherencia. Es más de derechas que Don Pelayo y esa condición se manifiesta cada vez que abre su real boca.

Público: ¿Cree que hay un sentimiento pujante por una III República? ¿Qué le hace pensar que Juan Carlos I será el último monarca en España? ¿Entonces no sería necesaria la modificación de la Ley Sálica para que Leonor pudiese reinar?

Iñaki Errazkin: Cualquier persona aseada debería aborrecer la monarquía lo mismo que se ducha a diario, se lava las manos o se cepilla los dientes. Es una cuestión de higiene. Dicho esto, tengo la sensación de que cada vez hay más ciudadanos que reniegan de su condición de súbditos obligados, pero ya se sabe que las cosas de Palacio van despacio. Creo que la hipnosis no puede ser eterna y que antes o después volveremos a disfrutar de la forma de gobierno republicana, por otra parte, la única que puede servir de base para una convivencia en democracia. Por mi parte, deseo fervientemente que Juan Carlos I sea el último rey de España, pero también me gustaría que se descubriera lo antes posible la vacuna del SIDA. Si la dinastía de los Borbones, en su calidad de monarcas, terminase con el actual rey, Leonor sería una ciudadana más y la Ley Sálica quedaría únicamente como objeto de estudio para historiadores.

Público: Basándose en hechos históricos relata la vida de los predecesores de Juan Carlos I, desde 1700, cuando los Borbones sustituyeron a los Austrias, ¿cómo ha llevado a cabo esta investigación? ¿Ha sido difícil la tarea de documentación?

Iñaki Errazkin: El libro consta de dos partes bien diferenciadas: la primera, que hace referencia a los antepasados de Juan Carlos I, y la segunda, en la que se presenta al monarca al desnudo, sin manto de armiño y sin calzones. Pero, en realidad, casi todo lo que cuento en el libro ha sido publicado anteriormente, buena parte en medios extranjeros. Lo novedoso de la obra, además de en la ausencia de autocensura y en alguna aportación, está en que el lector se encuentra con el puzzle resuelto, por lo que cuando termina el libro tiene una sorprendente visión panorámica de la Corona que en nada coincide con la que le han vendido.

Público: También desvela que la sangre real de los Borbones terminó con Carlos IV, ya que Fernando VII no era hijo suyo…

Iñaki Errazkin: Ninguno de los hijos de la reina consorte María Luisa de Parma lo fue de su marido Carlos IV, como ninguno de los hijos de Isabel II lo fue del rey Francisco de Asís. Fernando VII era hijo del extremeño Manuel Godoy y Alfonso XII del catalán Enric Puigmoltó. Así que los Borbones actuales tienen de tales lo que les haya podido llegar por las mujeres de la dinastía, que como han vivido instalados en la endogamia, muchas de ellas llevaban también el apellido de marras.

Público: Más de 300 años ostentando el poder, ¿hasta qué nivel puede esta perpetuidad favorecer a la corrupción?

Iñaki Errazkin: Hasta el cielo y más allá, que diría el poeta. Cuando un cargo como el de Jefe del Estado, el más alto del país, se transmite por vía vaginal, y quien lo ejerce está blindado constitucionalmente por una “irresponsabilidad” reñida por definición con la democracia… verde y con asas.

Público: ¿Qué aspectos ocultos del rey va a descubrir el lector que se atreva a hurgar en sus páginas?

Iñaki Errazkin: Espero sinceramente que sea mucha la gente que se atreva a leer este libro. El libro no tiene peligro alguno, son sus protagonistas los que infunden temor. En la segunda parte, la dedicada al actual rey, se narra pormenorizadamente la verdadera condición de Juan Carlos I. Quienes la lean conocerán, además, a su familia, a sus amigos, a sus amantes… Sabrán de sus negocios, de sus aficiones, de su hija primogénita, que no se llama Elena… y muchas curiosidades más.

Público: Parece lógico que un jefe de estado tenga información prioritaria sobre asuntos políticos trascendentales como el 23-F o los GAL…

Iñaki Errazkin: De primera mano, o sea.

Público: ¿Cuánto cuesta mantener a la familia real? Tiempos de crisis, tiempos de recortes…

Iñaki Errazkin: El mantenimiento de la familia real tiene un altísimo coste económico y un incalculable coste moral. En las páginas de “Hasta la coronilla” quedan claros el uno y el otro.

Público: Resulta curioso que el rey mantenga relaciones diplomáticas con países como Marruecos o Cuba, ¿verdaderamente obedecen a deberes de Estado o se deben más bien a intereses personales/empresariales? ¿Cree que el Rey es un buen diplomático?

Iñaki Errazkin: En teoría, el rey tiene funciones de agente comercial con un único producto en su cartera: España. En la práctica, tiene sus prioridades y sus preferencias, y la República de Cuba, desde luego, no está entre ellas. Otra cosa es Marruecos, tan reino como España, con un monarca al que llama cariñosamente “primo”. La cintura diplomática del sucesor de Franco se puso de manifiesto cuando intentó acallar al Presidente de la República de Venezuela, elegido, reelegido y vuelto a elegir democráticamente por su pueblo.

Público: ¿No es un sinsentido mantener en el poder a un monarca impuesto por Franco y al mismo tiempo alabar su papel en la democracia?

Iñaki Errazkin: ¿De qué color era el caballo blanco de Santiago? La respuesta la encontrará el lector en la pregunta.

Publicado por inSurGente-k argitaratua