El escritor bosnio advierte que el conflicto en la antigua Yugoslavia sigue presente, y que este es el peor momento desde la guerra
Frases cortas. A veces sin verbo. Directo. Sin adornos. Las páginas del escritor bosnio Damir Ovčina se llenan así y la grabadora también. Porque habla como escribe. Un estilo propio que muchos valoran como único. Para bien. Su primera obra llega ahora a España de la mano de Automática Editorial. En ‘Plegaria en el asedio’, un joven bosnio de 17 años queda una tarde atrapado en Sarajevo. Bajo el asedio serbio, no puede salir. Una historia muy similar a la que sufrió el autor y un conflicto que nunca se ha acabado de disolver.
Han pasado casi tres décadas desde la guerra que separó Yugoslavia en 1992. Damir Ovčina tardó dos de ellas en empezar a escribir y, tras el éxito en Bosnia, ahora presenta el título en Barcelona. La crudeza en sus palabras se ha ganado a la crítica, que le compara con Vasili Grossman o Primo Levi. En una cafetería refinada del Eixample, revive su interrumpida adolescencia.
-Usted vivió la guerra con solo 18 años. Un conflicto que a ojos del mundo empezó “de repente”. ¿Cuándo se da cuenta uno de que lo que está viviendo es histórico?
-Las cosas iban muy rápido. Cuando empezó era fácil predecir que iba a haber una guerra, pero una parte de ti se resiste a llegar a esa conclusión. A esa edad solo quieres vivir. Instituto, chicas, fútbol, leer. Es lo más importante de tu vida. Y luego llega la guerra y ya no puedes escapar.
-Escribe sobre un conflicto que vivió. Su estilo es corto y preciso, sin adornos. ¿Es una manera de evitar romantizar el dolor?
-Probablemente, pero no fue una decisión consciente. Es mi manera de escribir. No me gusta dar demasiadas vueltas. Escribir sobre recuerdos es peligroso. Las cosas se vuelven mejor de lo que eran, más dulces. Creo que la idea de que endulzar las frases te vuelve mejor escritor es una perversión.
-Como escritor, ¿cree que se ha contado bien el asedio de Sarajevo al mundo?
-No lo creo. En Bosnia existe la idea de que cualquier cosa que hagamos estará bien, porque fuimos víctimas y sufrimos mucho. En la mayoría de obras se habla de nuestro sufrimiento, pero en cualquier guerra hay gente que sufre. No es nada nuevo. La mayoría seguimos viviendo tras ello. Nunca ninguna guerra se ha contado bien.
-Desde la resolución del conflicto, ¿cómo cree que ha tratado el tiempo a la antigua Yugoslavia comunista?
-Eslovenia nunca se sintió parte de Yugoslavia. Croacia también supo seguir adelante. Pero Bosnia sigue atascada. La gente todavía cree que el Estado debe organizar sus vidas, aunque el Estado no funcione bien. No está preparada para protegerse, ni solucionar problemas simples.
-Dijo en una entrevista hace poco que este es el peor momento desde la guerra. ¿Por qué?
-Veo los mismos problemas que tuvimos en los años noventa. ¿Cómo organizar un Estado con tres grupos étnicos? ¿Cómo puede estar cada grupo representado de forma equitativa en las instituciones? La idea de que el país debería dividirse en tres partes, según las posiciones tomadas en la guerra, nunca ha muerto. Las tensiones están muy presentes.
-¿Se puede imaginar otra guerra entre la mayoría serbia y la bosnia?
-Desgraciadamente sí. Cuando la guerra empezó yo tenía dieciocho años y ahora mi hijo tiene diecinueve, así que es una especie de círculo desagradable. Puedo imaginar una guerra en cualquier sitio, pero especialmente en Bosnia, porque sé cómo va, lo simple que es que estalle. Puedo imaginarme otra guerra, pero no quiero. Tengo un hijo, ¿sabes? Es mejor no pensarlo.
-¿Nunca ha pensado en irse a vivir fuera?
-Es el mayor dilema de mi generación. Mucha gente que conocía ahora vive fuera. Me quedé porque mi trabajo es más importante que conseguir un empleo cualquiera solo para sobrevivir. Como escritor pertenezco allí, porque mis personajes están allí. No puedo estar en otro sitio hablando de gente de Sarajevo, es mi responsabilidad. Aún no sé si fue la mejor decisión, mi esposa cree que lo mejor para nuestro hijo sería mudarse. Yo no estoy seguro.
-¿Hay solución para los problemas de Bosnia?
-No hay una solución perfecta. Mejorar el país. La idea es sencilla, abrir la sociedad, la cultura y la economía. Una sociedad abierta es la solución, pero no es fácil. El país está dividido en dos administraciones, la pro-serbia y la bosnia. Hay que reducir la burocracia, bajar los impuestos y hacer las leyes más sencillas. Hacer que el Estado sea más atractivo.
-¿Con apoyo exterior?
-Ahora mismo es necesario, pero debemos cambiar la creencia de que no podemos resolver nuestros problemas. Es muy tentadora la idea de tener alguien que te ayude y te proteja, como la Unión Europea o Estados Unidos. La vida es algo más. Esa idea hace a la sociedad pasiva.
-Algunos líderes serbios han declarado públicamente que “no hubo nunca un genocidio”. ¿Cómo se lucha contra el discurso deshonesto?
-Este es el mayor problema, cuando no pueden admitir la verdad aunque los hechos están demostrados. Algunos políticos tienen que entender que la mejor política es la honestidad. La mejor herramienta es la literatura, o el arte, pero también se puede cambiar en la vida cotidiana. No se pueden hacer negocios sin honestidad.
-¿Cómo cree que se recibiría su libro en Serbia?
-Han llegado algunas copias. La sociedad está dividida. La mayoría no son tan críticos con su nacionalismo, aunque un pequeño grupo ha aceptado el libro, porque he intentado ser honesto. A algunos les gusta.
LA VANGUARDIA