El PSOE se ahoga en la propia sangre

Mañana será un día importante, que tengo la sensación de que marcará el futuro político del Estado español y podría ser que también el de Cataluña.

Mañana acabará el plazo negociador de la ley de la amnistía y todo apunta a que acabará mal. Porque la versión definitiva será una ley mal negociada, que, además, abrirá paso a una nueva etapa de represión. Pero será una ley que también –aunque ellos no quieran verlo– pondrá al PSOE en la picota. Por sus actuales errores, como el de hacer del llamado “terrorismo” una línea roja innecesaria, pero sobre todo por sus gravísimos errores acumulados durante estos cuarenta años pasados.

Josep Casulleras lleva días explicando (1) que el partido de los jueces, la esencia del más puro franquismo institucional, va preparando por la vía práctica la anulación de la ley de amnistía y un nuevo asalto represivo. Y ahora ya sabemos, gracias a sus explicaciones, que, aprovechando los errores de Junts y Esquerra en la negociación de la ley y los errores históricos del PSOE, los jueces piensan poner patas arriba la política española, para favorecer al PP y Vox. Y saben cómo hacerlo.

La causa del Tsunami Democrático, especialmente, será calificada de terrorismo por García-Castellón y eso implicará que los encausados ​​–la mayoría, personas bien conocidas, algunas de ellas con cargos públicos destacados– o ingresarán en prisión preventiva tan pronto como sean llamados a declarar por el juez, o bien deberán exiliarse. Y eso es cosa de días, de semanas como mucho.

No sé si los partidos implicados van a reaccionar –volverá a haber presos o exiliados de ERC y de Junts. Ignoro, visto cómo se han comportado hasta ahora, si, aun así, harán pagar ningún precio al PSOE. Pero, sea como sea, constato que la operación va más allá del independentismo y que para el PSOE éste también será un sapo difícil de tragar.

Porque la acusación de terrorismo contra el president Puigdemont y contra Marta Rovira, y contra todos los demás implicados, sacudirá la política española. A ver cómo explica el PSOE, por ejemplo, que negocia con “grupos terroristas”.

Y judicialmente también. Porque es evidente que esto no acabará aquí. Una vez calificados de terroristas los dirigentes, será cuestión de días que el PP pida la disolución de ERC y Junts. O la anulación de sus votos –siguiendo la vía que permitió a Patxi López ser presidente vasco. Y a ver qué va a hacer entonces el Partido Socialista Obrero Español.

Quién sabe si, incluso, Pedro Sánchez acabará entrando en el punto de mira de los jueces, acusado de colaborar con el terrorismo –recuerden, porque no es ninguna anécdota banal, que en las manifestaciones de Madrid ya pedían que lo encarcelaran.

En la vida hay una certeza, que es que todo lo que hacemos nos acompaña hasta el día de la muerte. Como una huella, como condicionante, como una explicación vital. Y he aquí que al PSOE le ha llegado el momento de ahogarse en la propia sangre, en los enormes errores cometidos para sostener el régimen durante todas estas décadas en las que fue su pilar fundamental.

Porque hay un montón de cosas que el PSOE ha aceptado o incluso ha impulsado que ahora se le vuelven cruelmente en contra y lo acorralan.

Fueron ellos, en definitiva, quienes abandonaron la reclamación de la ruptura democrática y aceptaron los condicionamientos a la constitución posfranquista. Y que han hecho que sea imposible reformarla.

Fueron ellos, también, quienes aceptaron, contra la tradición democrática, que la ley pasaba por encima de la voluntad popular, como indica claramente la ley de la reforma política del franquismo, motor real del sistema político que desgraciadamente todavía tenemos hoy.

Fueron ellos los que aceptaron la unidad de España como valor supremo, incluso por encima de la democracia. Porque, en definitiva, ellos también eran nacionalistas españoles por encima de cualquier otra cosa –de “jóvenes turcos”, los calificó con gran perspicacia el New York Times nada más llegar al poder…

Y fueron ellos, y ésta es una de las mayores monstruosidades de todas, los que aceptaron que terrorismo no era tan sólo poner bombas o matar a tiros, sino que cualquier cosa podía ser calificada de terrorismo si convenía. Un diario, un concierto de música, una fiesta, una canción o un rap, una obra de teatro, un partido político, una asociación…

Concretamente, además, fueron ellos quienes aceptaron que el estatuto de Pasqual Maragall, uno de los suyos, era peligroso y había que pasar el cepillo. ¿Se acuerdan de Alfonso Guerra haciendo befa del mismo?

Y fueron ellos quienes aceptaron que el Parlament de Cataluña no tenía el derecho de legislar libremente, basándose en la voluntad de la población.

Fueron ellos también –Pedro Sánchez en persona– quienes hicieron posible la aplicación del 155, aceptando la propuesta de un PP que no se habría atrevido a sacar adelante solos. Y quienes se manifestaron de la mano de Vox y el PP por las calles de Barcelona.

Y fueron ellos que mantuvieron en prisión a los presos y en el exilio a los exiliados. Más días Pedro Sánchez que Mariano Rajoy.

Y, sí, fueron ellos mismos, el infame Grande-Marlaska en concreto, los que se inventaron que el proceso de independencia de Cataluña era terrorismo. ¿O ya no nos acordamos de aquella entrevista en La Razón, en la que llegó a defender que había habido más violencia en Cataluña que en el País Vasco?

Todo este cúmulo de errores históricos, y más, es lo que les persigue y que ahora van a pagar. Arrastrados todavía por una indigencia mental que es legendaria. Desarticular antes del martes la maniobra de los jueces sería tan fácil como quitar toda referencia al delito de terrorismo de la ley. Lo que debería ser simple de explicar, porque, ¿qué sentido tiene poner el terrorismo como línea roja de la amnistía si estás de acuerdo en que no ha habido?

Como pueden imaginar, a estas alturas a mí lo que le pase o le pueda pasar al PSOE me da igual. Pero reconozco que me interesa porque, seguramente, cuanto más se queme en su hoguera mejor para todos. Porque será esclarecedor. Esclarecedor para nosotros, quiero decir.

Porque, en definitiva, si esto acaba como parece que va a acabar, en pocas semanas habremos superado una etapa que en el intento anterior de hacer la independencia duró décadas. Y volverá a quedar más que comprobado que en España no hay democracia ni justicia posible para los catalanes.

Y que, en consecuencia, sea cual sea el precio de la independencia y de la unilateralidad, siempre será más barato que esta amenaza violenta que nunca se acaba, este constante dar vueltas a la noria sin resultado, esta sumisión a la tiranía. Total, si al final tienes que pagar como terrorista, hagas qué hagas…

(1) https://www.vilaweb.cat/noticies/missatge-amagat-garcia-castellon/

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