El patrimonio industrial navarro olvidado necesita una actuación urgente

Un experto resalta que es una de las pocas comunidades que tiene legislación al respecto, pero que “casi no se aplica” Egia reivindica el gran potencial turístico de esas fábricas.

Pamplona – Navarra es una de las pocas autonomías que cuenta con legislación -aunque sea parcial- para proteger el llamado patrimonio industrial (viejas fábricas, instalaciones eléctricas…) y una larga serie de puntos de interés histórico y cultural pero, por diferentes razones -según el experto en esta materia Víctor Manuel Egia- esta normativa casi no se aplica y se está perdiendo parte de este tesoro material que en otros lugares y países se ha demostrado además como una gran palacanca de atracción turística.

Egia, colaborador de DIARIO DE NOTICIAS que impartió recientemente una charla sobre la Batalla de Noáin entorno a la semana cultural de la misma localidad, enumeró lo que a su juicio pueden ser los seis enclaves que por su urgencia o importancia deberían ser prioritarios para el Gobierno entrante. Todo esto encuadrado en una reflexión histórica más de fondo en la que se subrayaba la importancia que ha tenido la industria en nuestra sociedad, imaginario colectivo y vida cotidiana.

Lamentó, no obstante, que Navarra es una de las comunidades autónomas donde más patente es el olvido del patrimonio industrial por “desconocimiento o por desinterés”: “Se nos ha enseñado que patrimonio es aquello que es bello y antiguo”, explica Egia. Es por ello por lo que cree que no se le da valor, porque no siempre es bonito, ni tampoco demasiado antiguo.

El hecho clave que hizo que se comenzara a valorar el patrimonio industrial se dio en Inglaterra en 1962, cuando se derribó la estación de ferrocarril Euston para realizar una nueva. “Causó un gran impacto y movilizó a muchas personas, lo que provocó que se comenzara a pensar más en el patrimonio industrial”, recuerda.

El patrimonio industrial no solo incluye elementos como edificios de producción o venta, sino también la maquinaria u otras construcciones ligadas a la propia industria, talleres auxiliares, viviendas de empleados etc… Es decir, elementos importantes dentro de una sociedad, hasta el punto que el 35% del PIB es generado como consecuencia de la actividad industrial. “Este tipo de patrimonio también forma parte de la historia de un lugar y por tanto, es importante tener un conocimiento de ello para conocer la cultura a través de la cual las sociedades se desarrollan”, afirma Egia y lo ejemplifica en el caso de Navarra con la historia de Potasas, que forma parte de la memoria colectiva.

La preservación y conservación del patrimonio industrial tiene, además, mucho que ver con el turismo. En 1978 la UNESCO declaró la mina de sal Wieliczka en Polonia como Patrimonio de la Humanidad. Es ahí cuando se comienza a relacionar el turismo con los elementos industriales, no solo con la visita de restos o de museos, sino también visitar fábricas en funcionamiento para ver en qué consisten. Algunos de los lugares de España donde se puede hacer este tipo de turismo son las minas de Río Tinto en Huelva o el Museo de la Ciencia y Técnica de Cataluña en Terrassa. “Es un gran ejemplo de cómo hacer las cosas respecto al patrimonio industrial, ya que cada año recibe a 86.000 visitantes”, declara Egia.

Sin embargo, en Navarra, “solo quedan los molinos y las vías de ferrocarril convertidas en vías verdes como la de Bidasoa o Plazaola, y la ya en avanzado proyecto del Irati”, explica este experto y afirma que realmente no hay muchas cosas debido al poco interés que se da en la Comunidad. “Varios de estos lugares navarros requieren una urgente actuación para conservarlos, aunque de muchos otros ya no queda nada”, añade Egia. Para ello, es necesario iniciativa, interés y dinero, tres aspectos que según el especialista no se han dado en Navarra hasta ahora. Egia considera que este olvido puede estar causado por un “desinterés interesado”. Es decir, piensa que hay una obsesión por tirar lo viejo y hacer todo nuevo. En la legislación española no hay nada en concreto referente al patrimonio industrial, pero sí existe la posibilidad de hacer determinados planes nacionales, según Víctor Manuel Egia. En 2001 se hizo un plan nacional en el que se incluyeron 46 lugares del Estado que merecía la pena conservar. De Navarra entraron dos, el Trujal de Cabanillas y las centrales eléctricas del río Irati. “A pesar de estar en este plan, el Trujal es de titularidad privada y está en estado abandonado, y muchas de las centrales eléctricas desaparecieron por el pantano de Itoiz”, explica Egia. En la Comunidad Foral existe una ley de Patrimonio Cultural que tiene un par de artículos dedicados al patrimonio industrial,” aunque no ha llegado prácticamente a aplicarse”, sostiene este experto.

¿Qué es el patrimonio industrial? El patrimonio industrial es el conjunto de elementos materiales e inmateriales que, independientemente de su origen, sustentan y caracterizan una determinada sociedad y colectividad, y la evolución de la misma.

¿Arquitectura industrial o patrimonio industrial? Se admite más el concepto de patrimonio industrial sobre el de arquitectura porque es más completo e incluye más cosas.

 

Las chimeneas

Las chimeneas son un caso especial, ya que muchas de ellas aun se conservan pero ha desaparecido lo que las rodeaban y, por tanto, lo que les daba un contexto y una utilidad.

Chimenea de conservas de Muerza en San Adrián. Solo ha quedado la chimenea rodeada por un edificio que lo han construido en forma de curva para rodearla. Ha quedado completamente descontextualizada ya que está rodeada por edificios de viviendas en medio de la ciudad.

Chimenea de la papelería de Atarrabia. Se creó la fábrica a finales del siglo XIX y con ella esta chimenea cuadrada de piedra. Cuando se cerró la fábrica quedó descontextualizada dentro de una zona verde.

Molino de Caparroso. Es el edificio más antiguo de Pamplona, creado en 1868 para la fundición. Tenía mucho que ver con el mobiliario urbano de la capital navarra (alcantarillas, farolas, etc). A finales del siglo XIX pasó a ser una central eléctrica. En el 2000 hubo un plan integral de hacer un museo pero no se llevó a cabo, dedicando finalmente este edificio a la hostelería.

Chimenea de la azucarera de Marcilla. Ha sido muy emblemática en Navarra desde que fue creada en 1900. En 2002 se decidió construir un polígono industrial en la zona, a pesar de que se sabía que no era un lugar adecuado. Se llevó a cabo un plan que se realizó forzadamente y actualmente se ha quedado la chimenea, la más grande de Navarra, entre medio de matas.

Chimenea Mocholi de Noáin. Se trata de una chimenea octogonal. Innovaron con esta fábrica al incluir la chimenea dentro del edificio.

Obstáculos

Emigración fábricas. La industria ha tenido muchos cambios de situación a lo largo de los años por problemas urbanísticos, lo que ha provocado una tendencia de emigrar del centro a los polígonos de la periferia. Esta emigración dificulta la conservación. Un ejemplo de ello es Calzados López, que en 80 años estuvo en 4 lugares diferentes. Empezó en el centro y terminó en el camino de los Enamorados.

Revolución tecnológica. Con la revolución tecnológica en los años 70 que conllevó el cierre de multitud de fábricas.

La papelera de san migueltxo. Desde su nacimiento a finales del siglo XIX fue una pequeña fábrica de papel y pertenecía a la sociedad Papelera Vasco-Navarra. Tras un cambio en la titularidad a los pocos años se convirtió en una fábrica de sal “a la moderna”. Hoy en día sobrevive, ahogada por la vegetación, una de las edificaciones y una chimenea de sección cuadrada y construida en parte en piedra y en parte en ladrillo.

Destilería de la vinícola de campanas. Fue fundada en 1867 por el labortano Julio Mihura. En 1894 amplió su actividad construyendo una planta rectificadora de alcoholes. Alguno de los edificios originales y la chimenea de ladrillo, adornada con la estrella de David, se encuentran en aceptable estado de conservación aunque abandonados. Hace unos años se arregló el edificio central pero olvidando la parte dedicada al destilado.

La escuela profesional de salesianos. Desde su creación en 1927, la escuela de Salesianos ha dado formación, oficio y beneficio a miles de navarros en sus talleres de sastrería, carpintería, ebanistería, mecánica y artes gráficas. Aunque no se trata estrictamente de un edificio industrial, tiene una evidente relación con la actividad fabril de nuestra comunidad. Se encuentra actualmente en peligro de derribo.

El aserradero-destilería de ekai. Formaba parte de una de las empresas más importantes de Navarra durante la primera mitad del siglo XX, el Irati S.A que se dedicaba a la explotación del hayedo del bosque del Irati. Con los restos de la madera trabajada, en la instalación de Ekai se producía carbón vegetal y distintos productos químicos derivados. Actualmente, los restos están en lamentable estado de ruina.

Harinera de ilundÁin. Fue construida a finales del XIX aprovechando el molino de Barañáin. Fue uno de los primeros molinos que, adoptando la maquinaria y el método de molienda austrohúngaro, pasó a considerarse harinera. En la actualidad sirve de almacén de materiales de una empresa de construcción. El principal edificio y parte de la maquinaria se encuentra en un estado aceptable pero en riesgo de deterioro.

Fábrica de cementos de pastaola. Fue construida por Cementos de Basaburúa a finales del XIX. Años después, el ferrocarril Plazaola atravesaba sus instalaciones y nuevos dueños la convirtieron en una fábrica de hipocloritos. Posteriormente fue una central hidroeléctrica y sus naves acogieron actividades fabriles. Actualmente está abandonada y sus ruinas requieren una urgente actuación arqueológica.

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