El hecho navarro

El campo abierto con el desdén hacia el euskara, menospreciándole por debajo de lenguas consideradas de primera división, da cuerpo al imaginario de los deseos de poder insatisfechos por los miedos incontrolados a la verdad histórica. También en el pasado siglo XVIII, aunque parezca insólito, se cambiaba el clásico apellido de la tierra por otro, a veces no perteneciente a la familia, con tal que fuese más fácil de pronunciar. Según E. de Munarriz Urtasun, en RIEV del año 1925, con el cambio de apellidos de quienes habían hecho la carrera militar en el Reyno (Madrid o las Américas) renunciaban a la naturaleza euskaldun de sus raíces. Quienes eran Imirizaldu en Navarra pasaron a ser Fuentes en Madrid. Incluso cita a los dos hermanos Irumberri, de Falces, que han tomado los apellidos Balanza el uno y Monreal el otro; así como el de Arambeque que ha sido despojado de su carácter vascónico dejándole reducido a un Beque que no dice nada.

Hoy los navarristas de estirpe y ascendencia, insatisfechos con la pérdida de poder e influencia ante el cambio, culpan a la lingua navarrorum con la que Sancho VI el Sabio restableció la integridad política de Navarra. Ignoran que la Historia de NAVARRA (es) el Estado Vasco según Mikel Sorauren, vinculada culturalmente a Navarra. Historia del euskera (Personalidad y lengua) de José Mª Jimeno Jurio. Las frustraciones consumadas que arrastra su desarraigo a la tierra –a pesar de titularse Unión del Pueblo Navarro– le alejan de los principios de legitimidad; porque el primero de todos es la soberanía popular, rectora de la norma de la mayoría al servicio y el interés general. El pretendido principio de legitimidad, combinado con la legalidad surgida del golpe militar del 36, mantenía todavía activo hasta el cambio, dos fundamentos conflictivos de soberanía: el franquismo latente, de superioridad, aristocrático, con privilegios adquiridos y la corrupción clientelista como base, enfrentado al principio electivo responsable junto al principio democrático más crítico. La Navarra post-franquista sigue sin, ni siquiera, su Estatuto de Autonomía como corresponde a la España de las Autonomías.

La legitimidad soberana de Navarra fue aplastada con la conquista territorial y política de la Alta Navarra (Nabarra Garaia) en 1521. Si Cisneros con su morroy Villaba arrasó con los castillos que defendían el Reyno, en el presente, UPN pretende enterrar bajo el peso de su malsano desprecio la realidad de la lengua más antigua de Europa. Una lengua, el euskara, cuyo origen está en los orígenes del lenguaje oral, unidos al pensamiento de la evolución humana en el hemisferio Norte hace 100.000 años. Una lengua fundamental para la historia de la lingüística y su periodización. Una lengua que hace visible el hecho nabarro, que se superpone al hecho vasco anterior, construido por la conquista romana en la primitiva Euskal Herria, «la tierra del euskara».

Anterior a los cronistas francos de época carolingia nadie había señalado la existencia de gentes nabarras. Por el pacto de Paderborn del año 777 Carlomagno concertó con el gobernador musulmán de Medina Saraqusta, Zaragoza, Ibn al-Arabi, la entrega de la ciudad a los francos. En la primavera del año 778, al año siguiente, al frente de un potente ejército, Carlomagno, después de superar las cumbres de AUÑAMENDI, BORTUETA, PYRENÆUS, se apoderó de IRUÑA, Panpelvn. El itinerario descendente desde IRUÑA hacia Medina Saraqusta, Zaragoza, debía seguir por Olite, HERRIBERRI, paso obligado de los carolingios, atravesando el territorio de los Banu Qasi. Es el itinerario que reconoce José Mª. Lacarra.

Las crónicas de este tiempo son muchas. En los Annales Regii se dice (año 778): Carlomagno entra en Hispania por dos caminos diferentes; él mismo llega a Zaragoza pasando por Pamplona, mientras otro ejército, con soldados de Burgundia, Austrasia, Baviera, Provenza, Septimania y Lombardía, se le unen en Zaragoza. Carlomagno recibe rehenes de Ibinalarabi, Abutauro y otros sarracenos (Ibinalarabi et de Abutauro et de multis Sarracenis), destruye Pamplona (Pampilona distructa), somete a los hispanos, wascones, y también a los nabarros, y se vuelve a Franconia (Hispani, Wascones sugiugatos et etiam Nabarrii, reversus in partibus Franconiæi). Los subrayados reconocen un itinerario inequívoco de Carlomagno con el grueso de su ejército, mientras el segundo cuerpo de su armada hacía la tenaza, entrando en la Península por los Pirineos-Orientales. Estos últimos según la crónica eran los Hispani. La cita a Hispani, Wascones y Nabarri, recoge tres gentilicios que definen por su lugar de origen a un conjunto de personas que forman colectividades diferenciadas para el historiador franco.

Primero sitúa a los Hispani, en el territorio más oriental de la Girona mediterránea por donde avanzaron las tropas de refuerzo; luego lleva su referencia al camino principal recorrido por Carlomagno a través del país de Wascones y Nabarri, por donde en sentido inverso regresará a Franconia tras el fracaso de su expedición. Para el cronista franco estaba claro que los vascones estaban localizados en la región septentrional de AUÑAMENDI, BORTUETA, PYRENÆUS. Era la Vasconia que los nietos de Carlos Martel habían reducido, desde el LOIRA hasta la cuenca del río DORDOÑA en el año 769, que, como era sabido, tenía su continuidad en la Península. En el pensamiento germano del cronista carolingio, los Hispani eran otras gentes, pueblos situados en territorios más orientales, asentados en la región mediterránea.

En su dirección hacia Zaragoza, el itinerario descendente de Carlomagno forzosamente tuvo que atravesar el territorio de los muladíes Banu Qasi. Con anterioridad a los cronistas que acompañaron a Carlomagno no existe referencia a los Nabarri. Era «el territorio de la gran llanura próxima a los montes», NABA HERRI, NABARRI, como corresponde al pensamiento original de las gentes de Euskal Herria. Sin otra referencia que la que facilita la expresión propia del euskara, los cronistas francos, difícilmente podrían haber recogido el gentilicio que identificaba a sus habitantes. Gentes musulmanas que hablaban en el euskera de la población autóctona de HERRIBEHERA, propio del legado histórico de un idioma normalizado entre las comunidades de la gran cubeta del IBAIBEHERA. Sin duda, con la continuidad léxica, la lengua funcional mantenía vivo el pensamiento que se expresaba en euskara en aquel último cuarto del siglo VIII.

En el territorio de HERRIBEHERA, propio de los nabarri musulmanes, Carlomagno no encontró resistencia, a pesar de que los Banu Qasi, maulas de los Omeyas, mantenían su fidelidad al emir Abd al-Rahman de Curduba (Córdoba). En la historiografía de las fuentes carolingias, como tampoco en las crónicas musulmanas, no existe reseña alguna que contemple algún choque en territorio de los muladíes. La relación espacio-temporal de la aparición por primera vez en las crónicas francas del apelativo nabarri referido a las gentes del siglo VIII, habitantes del AGER VASCONUM, es importante y significativo. Esta denominación fue recogida de manera directa por alguien que tuvo contacto presencial con personas de la región mientras Carlomagno se dirigía hacia Medina Sirakusta descendiendo desde IRUÑA.

El mismo trayecto tuvo que seguir a su vuelta de Medina Saraqusta, Zaragoza, para dirigirse a IRUÑA, Pampalona. El itinerario obligado de Carlomagno, después de su fracasada expedición, recorrió con un cuerpo de ejército más numeroso los mismos territorios; a pesar del aumento de su tropa perdió los rehenes recibidos en su viaje de ida, al atravesar NABA HERRI: en aglutinación NABARRI, la «depresión de terreno entre dos vertientes», HERRIBEHERA. Sin duda, cuando en la primavera Carlomagno bajó de IRUÑA, al frente de su ejército, recibió rehenes en Olite, HERRIBERRI, de los musulmanes Banu Qasi; porque fueron aquellos rehenes recibidos de Abutauro, quienes ilustraron al cronista, confirmando su condición de NABARRI, habitantes de la gran cubeta del IBAIBEHERA.

Es J. Mª. Lacarra (“La expedición de Carlomagno a Zaragoza y su derrota en Roncesvalles”, 1981), quien dice: Son los “Anales menores”, los que saben más detalles del viaje de Carlos a Zaragoza, a diferencia de los que podemos llamar oficiales. Establece con rigor los pasos y el camino que siguió Carlomagno hasta llegar a Saraqusta (Zaragoza), donde se encontró con las puertas cerradas por la negativa musulmana a cumplir el pacto de Paderborn sellado el año anterior. Es así mismo, J. Mª. Lacarra, quien establece y señala el trayecto preciso que un análisis detenido de los Anales carolingios nos permite distinguir (siguiendo) tres etapas:

  1. a) Llegada a Pamplona y sumisión de la plaza (et adquisivit civitatem Pampeluna). Después de dejar una guarnición de francos en IRUÑA, Carlomagno reemprendió el itinerario dirigiéndose con sus mesnadas hacia HERRIBEHERA.
  2. b) Presentación de Abu Tauro a Carlos, entregándole rehenes; han llegado, pues, a tomar por primera vez contacto con los musulmanes. Fue en su descenso hacia el *IBAIBEHERA, Ibervs Flv., wādĩ Ibru, donde, forzosamente, tuvo que alcanzar Olite, HERRIBERRI, nabarrorum oppidum, plaza fuerte del nabarri musulmán. En esta etapa fue cuando se hizo presente la realidad euskalduna de las gentes que vivían en HERRIBEHERA; gentes del AGER VASCONUM de los romanos, berones vueltos NABARRI con el euskara como lengua funcional, desde el dominio del pensamiento cerrado en torno al idioma. Así es como aparece el gentilicio nabarro unido a la presencia de la autoridad de los Banu Qasi en la cubeta del *IBAIBEHERA, Ibervs Flv. latino, wādĩ Ibru árabe.
  3. c) Llegada del ejército de Carlos a las puertas de Zaragoza. Es el momento culminante de la historia que recoge el fracaso de las tropas germanas, obligadas a retirarse de los muros cerrados de la ciudad, forzadas a regresar por el camino de entrada hacia IRUÑA.

Por el orden en que se recorrieron las tres etapas, se confirma una cronología y un trayecto del itinerario inequívoco que siguió Carlomagno, tras la ocupación de IRUÑA. La importancia de que, por primera vez, el ejército de Carlomagno tomase contacto con los muladíes nabarri cuando avanzaba hacia el IBAIBEHERA demuestra que IRUÑA era ciudad de los vascones. Más abajo, en el inicio de la cubeta de HERRIBEHERA, estaba la ciudad de Olite, HERRIBERRI, nabarrorum oppidum, solar originario de los Banu Qasi. La entrega como rehenes del hijo y el hermano de Abu Tawr al poderoso ejército invasor es la constatación de la alarma y la prudencia de los nabarri ante la evidencia de la fuerza armada de Carlomagno.

Sin la constatación de los cronistas carolingios del año 778 no podríamos disponer del gentilicio nabarri. Un hecho político que se hizo extensivo a la integridad territorial de Navarra en la que Sancho VI, el Sabio, reconoció la unidad de la lengua funcional del Estado de los vascos con la lingua navarrorum.