El Congreso de status quo de Fatah


El Sexto Congreso de Fatah, llevado a cabo recientemente en Belén, fue un acontecimiento importante para el futuro del conflicto árabe-israelí y para el movimiento palestino. Pero un análisis cuidadoso de los resultados de las elecciones del Congreso para el Comité Central de Fatah arroja un panorama que es totalmente diferente de la conclusión que muchos sacarán del encuentro.

El Congreso pareció demostrar tres puntos trascendentes: Fatah avanzó hacia una paz con Israel; adoptó procedimientos democráticos y una nueva generación, o incluso un grupo específico llamado la Joven Guardia, asumió el liderazgo. Pero esta interpretación en gran parte es errónea.

En términos de su estrategia para la paz, el nuevo Comité Central es más o menos igual que el anterior. De los 18 miembros electos (el líder de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, nombrará otros cuatro más tarde), no más de dos (Nabil Shaath y Muhammad Shtayyeh) son realmente moderados. Al menos cuatro (Muhammad al-Ghuneim, Salim al-Zanoun, Abbas Zaki y Nasser Kidra) son de línea dura. Y el resto, en su mayoría, sigue bastante la línea tradicional de Fatah.

En cuanto a la democracia, si bien el Congreso fue verdaderamente un paso hacia adelante con respecto al pasado (cuando el líder de Fatah Yasser Arafat podía elegir a dedo a la conducción de Fatah), siguen existiendo límites reales. Según cómo se lo vea, Abbas eligió entre un tercio y la mitad de los delegados. La mayoría del Comité Central, como es de esperarse, son asociados o seguidores estrechos de Abbas. El hecho de que sólo uno entre 18 miembros provendrá de Gaza, gobernada por Hamas, que contiene aproximadamente la mitad de todos los palestinos que gobierna Fatah, también sesga los resultados.

Sin embargo, existe un aspecto de esta elección tan peligroso que podría pesar más que todo lo demás. El candidato que salió primero, con dos tercios de los votos, fue Abd al-Mahir Ghuneim, cada vez más mencionado como el sucesor de Abbas. Ghuneim es un hombre de línea dura impenitente y un opositor abierto al acuerdo de Oslo, mucho menos a un acuerdo de paz negociado con Israel. Si se convierte en el líder de Fatah (y, por ende, en líder de la Autoridad Palestina y también de la OLP), cualquier acuerdo con Israel se tornaría impensable.

¿Qué pasa con la transferencia de poder a una nueva generación? Esto es acertado en términos puramente cronológicos -después de todo, los líderes viejos inevitablemente se vuelven más viejos-. Sin embargo, si bien casi todos los miembros viejos del comité no fueran reelegidos, al menos 15 de los 22 miembros serán líderes a la vieja usanza (suponiendo que Abbas nombre a este tipo de gente para las cuatro bancas que controla). Es más, muchos de los miembros recientemente electos son burócratas veteranos de Fatah.

Las incorporaciones más interesantes al Comité Central son tres hombres más jóvenes, aunque han desempeñado papeles importantes en la organización durante 20 años o más. Marwan Barghouti, el líder del grupo popular de Fatah en Cisjordania, hoy está en una prisión israelí por organizar el levantamiento sangriento que comenzó en 2000, y por participar directamente en la planificación de los asesinatos de muchos civiles israelíes.

Si bien algunos señalarán la elección de Barghouti como una victoria para la generación más joven, ninguno de sus seguidores lo acompañará. Los otros dos hombres más jóvenes, Muhammad Dahlan y Jibril Rajoub, construyeron bases políticas propias como comandantes de las fuerzas de seguridad en Gaza y Cisjordania, respectivamente. Pero Rajoub tiene muchos enemigos y Dahlan fue responsable de la humillante derrota de Fatah a manos de Hamas en la lucha que llevó a la expulsión de Fatah de Gaza.

Por otra parte, los tres hombres más jóvenes son rivales, no aliados. En otras palabras, no existe una Guardia Joven unificada. Por cierto, lejos de ser una revolución electoral, sólo dos de los hombres electos -Barghouti y Muhammad Shtayyeh, que dirigió PECDAR, la agencia palestina que promueve la transparencia y el desarrollo económico- pueden considerarse críticos del establishment de Fatah.

Sin embargo, mientras que la elección no introdujo un liderazgo ansioso por alcanzar la paz con Israel y un estado palestino mediante un acuerdo, tampoco fue el preludio de una reanudación de la violencia. Existen varios individuos en la nueva conducción que tienen muchos contactos israelíes, y que pueden levantar un teléfono y llamar o ser llamados por sus pares israelíes.

También es extremadamente importante que la mayoría de los nuevos líderes de Fatah sienten un fuerte disgusto por Hamas, lo que hace que un acercamiento entre los dos grupos sea improbable. Aún así, si Ghuneim asume como líder de la Autoridad Palestina y de Fatah, lo cual podría suceder el año próximo, no sería sorprendente que se produjera un quiebre de las negociaciones con Israel y una nueva ronda de combates.

El otro rostro nuevo interesante, aunque no tiene ninguna posibilidad de convertirse en un líder importante, es Shtayyeh. En su calidad de empresario exitoso, podría convertirse en mediador e informante, lo cual sería una verdadera motivación. Pero, si bien será interesante ver si habla o si lo acallan, no se debería interpretar demasiado su elección: terminó último entre los elegidos, derrotando por un solo voto a Tayib Abu Rahman, uno de los lugartenientes más de confianza de Arafat y un radical de la vieja escuela.

Existe una amplia variedad de opiniones en la nueva conducción palestina. No es ni un grupo que hará las paces con Israel ni un grupo que se aliará con Hamas. En otras palabras, es un grupo con el que Israel puede trabajar en cuestiones de status quo , aunque no en un acuerdo integral. Pero si Muhammad al-Ghuneim sí se convierte efectivamente en el nuevo líder, las perspectivas de alcanzar algún tipo de paz se ven sombrías.

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Barry Rubin es director del Centro de Investigación Global en Asuntos Internacionales (GLORIA, por su sigla en ingles) y autor de Yasir Arafat: A Political Biography and Revolution Until Victory.

Copyright: Project Syndicate, 2009.

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Traducción de Claudia Martínez

Publicado por www.project-syndicate.org argitaratua