Un matrimonio de nuevos ricos se encuentra en una situación económica muy delicada. Mientras desayunan, el marido dice: “Querida, estamos prácticamente en la ruina. Si al menos aprendieras a cocinar, podríamos prescindir de la cocinera”. Y la esposa contesta, impertérrita: “Tienes toda la razón, querido. Y si tú aprendieras a follar, podríamos prescindir también del chofer y del jardinero”.
Ya me disculparán los amables lectores que les agreda de esta manera, pero me vienen a la cabeza chistes como éste cada vez que escucho a Zapatero afirmar convencido de que España ya ha comenzado su recuperación económica o que a partir de ahora queda inaugurada la creación de puestos de trabajo. Ahora se le ha añadido la etérea vicepresidenta Salgado, que lleva días repitiendo a quien la quiera escuchar y a quien no quiera, también, que no hay ningún riesgo de que España llegue a encontrarse en la situación de Grecia. Lo repite como un conjuro, al igual que si recitara un conjuro para sacarse una brizna del ojo.
Si Standard & Poor’s rebajan un punto el nivel de calidad de la deuda española, ningún problema: se mata al mensajero, o se le descalifica, con el argumento de que se trata de la misma agencia que certificó la supuesta solidez de Lehman Brothers. Quizás sí, pero mientras tanto todo tipo de empresarios, directivos de banca y otros peces gordos y pequeños (como el tal Joaquín Almunia que parece pasárselo en grande en el papel de comisario europeo fustigador) imploran a Zapatero que haga algo: lo que sea, pero algo. Y Zapatero, diligente, hace algo: por ejemplo, ahora mismo la ínclita ministra Chacón acaba de eliminar las misas de los actos castrenses. Son esas cosas que sólo sirven para excitar a Federico Jiménez Losantos, pero así el personal ya tiene algo con que entretenerse, mientras se nos va poniendo a todos una cara de griegos que cae de espaldas. Khronya ke khronya, Como decía la abuela aquella del anuncio de yogures.
Y es que la gente normal no sabemos de economía, esto es un hecho. El problema es que Zapatero tampoco sabe. Es famosa aquella frase de quien fue ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla (actualmente también conocido como “ZP no se fía ni de Sonsoles”), después de que el presidente español cometiera un par de errores en una rueda de prensa sobre presupuestos: “Lo que tú necesitas saber al respecto son un par de tardes”, le animó. Al cabo de tres años Sevilla cesó de ministro a causa de una remodelación de gabinete (y sustituido, por cierto, por la misma Elenita Salgado), y por lo visto debió irse sin haber impartido ninguna de las dos tardes sobre economía . O, si lo hizo, debe ser que Zapatero es un alumno especialmente patán. Dos tardes más no le irían nada mal, a fe. Puede que se las pida a Paul Krugman, Nobel en la materia y economista de cabecera del PSOE hasta que, hace poco, se le ocurrió establecer el paralelismo entre Grecia y España que ahora cuesta tanto trabajo desmentir, y encima escribió que España se encuentra a punto del “colapso económico”. No es poco.
Mientras tanto el tiempo pasa y Zapatero se acerca a la culminación de una presidencia europea tan y tan brillante que incluso Leire Pajín está deslumbrada. No quiero pecar de pesimista, pero me parece que haríamos bien de ensayando los pasos de baile de Anthony Quinn en Zorba el griego. Más que nada, para tener algo divertido y vistoso que ayude a pasar el rato en las colas del paro.