El ADN refuerza la hipótesis cátara del origen de los agotes

Un revelador estudio elaborado por la Universidad Complutense de Madrid descarta las hipótesis que relacionaban a los agotes de Bozate con godos, judíos o sarracenos, y refuerza la teoría de su origen cátaro, al tiempo que confirma su aislamiento del resto de la población baztanesa.

Los cinco miembros del equipo multidisciplinar de la Universidad Complutense (en el centro), acompañados de algunos vecinos y vecinas que han donado muestras de ADN para el estudio. Los cinco miembros del equipo multidisciplinar de la Universidad Complutense (en el centro), acompañados de algunos vecinos y vecinas que han donado muestras de ADN para el estudio. (J.S.)

El barrio Bozate de Arizkun, en el valle navarro de Baztan, constituye uno de los núcleos donde la población agote se ha mantenido de forma aislada durante ocho siglos. Pero lo que para los investigadores representa un auténtico tesoro, para sus habitantes ha supuesto siglos de discriminación y desprecio, una realidad que se ha mantenido incluso hasta nuestros días.

Con el objetivo de arrojar luz sobre el origen de esta población, que ha sido un misterio durante casi un milenio, un equipo de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por su profesor titular Antonio González-Martín y la estudiante de doctorado Alicia Portela-Estévez, ha realizado un profundo estudio genético que ha servido para descartar muchas de las hipótesis sobre su origen que circulaban hasta la fecha.

El equipo se desplazó en el año 2020 a Bozate con el fin de recoger muestras de ADN de los vecinos, una iniciativa en la que participaron de forma voluntaria unos 60 vecinos y vecinas del propio barrio, cuya población no llega en la actualidad al centenar de habitantes. La recogida se amplió con muestras de otras zonas de Baztan y Nafarroa, hasta completar un total de 126.

Al cabo de tres años de análisis, esta mañana se han presentado finalmente las conclusiones del estudio, en un acto en el que han sido convocados los propios vecinos y vecinas para que fueran los primeros en conocer los resultados.

Según ha explicado el profesor Antonio González-Martín, se ha trabajado con 650.000 variantes genéticas de cada individuo, que han sido analizadas mediante herramientas genómicas y bioinformáticas de última generación. Al compararlas con los datos genéticos de otras poblaciones del resto del mundo, se ha podido descartar relación alguna con poblaciones de Oriente Medio, del norte de África o del norte de Europa.

Así pues, las muestras de ADN permiten descartar las hipótesis que relacionaban a los agotes de Bozate con judíos, sarracenos, godos o vikingos, que son algunas de las teorías más profusamente utilizadas hasta la fecha para explicar su origen.

Por el contrario, el estudio refuerza la teoría de su origen cátaro, un grupo de población cristiana que vivía en el sudeste de lo que ahora es el Estado francés, en los territorios feudales del Languedoc (Occitania). Y es que las mayores similitudes genéticas de los agotes se corresponden con los de la población europea, y más concretamente con la población francesa, cuya contribución es del 19,2%.

Pero el dato que más ha llamado la atención de los científicos es el de la escasa aportación genética de los habitantes del valle de Baztan, que no alcanza el 9%, lo que refleja el aislamiento en el que han vivido los agotes durante siglos. Eso sí, los autores del estudio señalan que la mayor aportación es vasca (70%), un porcentaje que podría haber ido incrementándose con el paso de los años.

En cualquier caso, los responsables del estudio han querido dejar claro que lo que ellos aportan es una tesis biológica, y que después tendrán que ser los historiadores quienes saquen conclusiones de ello.

Vista general del barrio de Bozate.

Históricamente, se ha dado por hecho de que los agotes son descendientes de los cátaros, también conocidos como albigenses, que a comienzoas del siglo XIII fueron perseguidos por la Inquisición, al considerarles herejes de la Iglesia católica (rechazaban el Antiguo Testamento), por lo que huyeron hacia Aquitania, zona bajo control inglés donde no existía la Inquisición. Algunos grupos de población terminaron asentándose a ambos lados del Pirineo occidental.

Los agotes han sufrido una fuerte discriminación desde que llegaron a las estribaciones de los Pirineos en el siglo XIII. Debido a la creencia de que eran leprosos, no podían criar ganado ni cultivar los campos, ya que podían contaminar todo lo que tocasen con sus manos. Por ello, se han dedicado siempre a la construcción, a la artesanía de la piedra y la madera y a la música.

Otra muestra de esta discriminación es que no podían casarse con vecinos de fuera del municipio, o que tuvieran que entrar en la iglesia de Arizkun por una puerta diferente. Una puerta que un buen día decidió tapiar un sacerdote recién llegado al pueblo, quien no entendía el motivo de esa discriminación a personas con un fuerte sentimiento religioso y que acudían todos los domingos a misa.

El cementerio era otro lugar vetado a los agotes, que eran enterrados en un lugar separado del resto de difuntos, concretamente donde se inhumaba a los niños fallecidos antes de ser bautizados, o a las personas que se habían suicidado y que no eran dignas de acceder al reino de los cielos.

El presentado hoy no es el primer estudio científico realizado sobre los agotes. En la década de los 50, Pilar Hors, en su estudio “Seroantropología e historia de los Agotes”, desveló importantes diferencias serológicas entre los agotes y los habitantes del valle de Baztan, que vienen a ser corroboradas por el estudio de la Universidad Complutense. Según dicho estudio, los agotes presentan una prevalencia bastante baja del Rh negativo (15,6%), muy similar a la de la población francesa, mientras que entre los habitantes del Baztan, así como en el resto de la población vasca, dicho Rh se eleva hasta el 33,6%

Alvaro Soule esculpe un escudo de Baztan en su taller de Bozate. (NAIZ)

Un pueblo que sigue vivo en pleno siglo XXI y que quiere comenzar a escribir su propia historia

El estudio genético sobre los agotes elaborado por la Universidad Complutense arroja luz sobre el origen de este grupo de población y pone coto a la abundante literatura escrita sobre la cuestión, que muchas veces no ha hecho más que perjudicar a sus integrantes. Pero los agotes son un pueblo que sigue existiendo y que trata de olvidar todas las barbaridades escritas por gente foránea, para comenzar a escribir su propia historia.

Precisamente, el acto de presentación del estudio llevado a cabo hoy en el palacio Lamiarrita de Bozate ha servido para que vecinos y vecinas del barrio se sientan un poco más orgullosos de su historia, dejen atrás sus vergüenzas y proclamen a los cuatro vientos su origen agote.

Una de las personas que más ha investigado y difundido la historia de los agotes es el escultor Xabier Santxotena Alsua, que nació en Bozate en el seno de una familia de artesanos agotes y que durante toda su vida ha seguido tallando la madera. Incluso conserva el taller familiar con todo su instrumental de cinco generaciones, con su propio sello para firmar sus trabajos.

Santxotena reivindica el orgullo de ser agote a través de las tallas en madera que tiene expuestas en su museo de Bozate, así como en el libro editado junto con Josu Legarreta y que lleva precisamente ese mismo título: “El orgullo de ser Agote” y en el que analizan la historia de desprecio y discriminación que han padecido desde hace mil años.

Otra de las personas que mantiene con orgullo la tradición familiar de artesano, en este caso como tallista de piedra, es Alvaro Soule, que regenta una marmolería especializada en trabajos funerarios, un oficio que aprendió de su padre y este de sus antepasados. A sus 31 años, Alvaro también quiere que se reconozca la historia y el buen hacer de los artesanos agotes.

Tanto Santxotena como Soule representan los dos mejores ejemplos de que el pueblo agote, sus costumbres y sus oficios, siguen vivos en pleno siglo XXI.

Naiz