La conferencia del presidente de la Generalitat, Quim Torra, fue escuchada por cientos de personas. El ARA ha consultado diferentes voces del ámbito político, social y cultural para que valoren el contenido y las propuestas que Torra desgranó desde el Teatro Nacional de Cataluña.
LAS PREGUNTAS
- ¿Qué piensa de la conferencia?
- ¿Cuál cree que será la respuesta a la sentencia del juicio del 1-O?
Ernest Benach
EXPRESIDENTE DEL PARLAMENTO
La unidad estratégica del independentismo es una necesidad absoluta. Ayer se notó que este verano se ha trabajado en esta dirección, y creo que se han hecho los deberes. La ciudadanía, en buena medida, lo estaba reclamando y creo que los encuentros previos de las que hemos tenido noticia tanto en las cárceles como en el Gobierno son sintomáticas. Y resalto este doble objetivo social y nacional que el presidente planteó: derechos sociales y derechos nacionales, es el camino.
Es lógico que el presidente se ponga a disposición del Parlamento, es lo que tiene que hacer. Pero antes de llegar al juicio tenemos todos mucho trabajo. El horizonte es negro, de acuerdo, pero este país debe demostrar toda su fuerza y denunciar esta situación injusta y absurda. Debe ponerse de manifiesto la corrupción sistémica del Estado y la parcialidad de la justicia. Uno de los aspectos (no el único) que más influirá en el futuro es precisamente el juicio. Y los presos y las presas deben denunciar su situación, pero nosotros tenemos que ser muy contundentes a la hora de darles apoyo.
Laia Bonet
PROFESORA DE DERECHO ADMINISTRATIVO
Fue una conferencia en la que se veía que había muchos equilibrios. De entrada, creo que había un objetivo muy claro: la necesidad de movilizar. Y esto lleva implícita otra cuestión y es admitir que la sociedad no está suficientemente movilizada. Durante su discurso, Torra también asumió implícitamente los errores cometidos en los últimos meses. Se pudo detectar en lo que el presidente callaba, porque, por ejemplo, hizo alusión al 1-O y el 3-O, pero obvió el 27-O. Sobre el diálogo y la negociación, creo que no se ha asumido la posición de negociar, pero no sólo por parte del independentismo. Las dos partes tienen miedo de este escenario. No se puede plantear una negociación a todo o nada.
Decir que no aceptarás una sentencia es un concepto muy genérico. ¿Qué quiere decir que no acataràs? ¿Quiere decir que no la compartes? Si no aceptar significa no acatar, esto lleva a un escenario de desobediencia. Ahora bien, creo que poner la decisión en manos del Parlamento es una vía acertada. Y esto podría llevar a otra alternativa: disolver el Parlamento y convocar elecciones. Sería una solución en el marco de la política, porque sería preguntar qué opina la gente después de la sentencia.
Gemma Calvet
JURISTA
El presidente Quim Torra marcó su perfil con honestidad y austeridad escénica. El enfoque inicial, no necesariamente compartido por todo el independentismo, estuvo cargado de emoción y de intensidad. Partió del binomio humanismo versus totalitarismo para denunciar la represión. Pero lo más relevante y el denominador común es que se centró en la mayoría social a favor de un referéndum pactado con diálogo y trabajo político. Este emplazamiento a la política bilateral da pie a interpretar la conferencia como una manera de marcar la negociación. Eché de menos, sin embargo, más referencias a la oportunidad actual de gobernar. Lo situó todo en la clave de un Gobierno de resistencia. La alusión a la “marcha” me pareció un tono Macron.
Él sabe que el Gobierno no puede controlar una sentencia y que, por tanto, todo lo pone en manos de la fiscalía. Si la represión continúa, puede convocar elecciones y poner en cuestión el mantenimiento del gobierno de Pedro Sánchez.
Juan Milián
EXDIPUTADO DEL PP AL PARLAMENTO
Fue un discurso victimista y atrapado en el pasado. Despreció completamente a los catalanes no independentistas, algo impropio de un presidente. Tampoco presentó ninguna hoja de ruta hacia la República. O no lo conoce o no se atreve a explicarla. Cargó la responsabilidad sobre la gente. Prefiere que sean los otros los que le hagan el trabajo, aunque esto provoque más tensión en la calle entre catalanes. Muy irresponsable. Tampoco hizo referencia a los grandes retos de futuro de una sociedad moderna como la catalana. Nada de lo que dijo anima a invertir en Cataluña, ni crear empleo. Impermeable al daño que han causado, como la fuga de empresas.
El Parlamento no es una institución para responder a las sentencias judiciales. Se debe respetar la separación de poderes. Lo que debe hacer el Parlamento es controlar el Gobierno y legislar, y ahora los partidos independentistas no permiten que pueda hacer estas funciones. Tengo la sensación de que Torra ni se atreve a debatir con quien piensa diferente ni quiere asumir ningún tipo de responsabilidad.
Bel Olid
ESCRITORA
Me pareció una conferencia muy vacía, en la que explicó muchas cosas que ya sabemos. Eché de menos mucho contenido y detecté algunas contradicciones. Por ejemplo, Torra explicó que parte del mandato del 1-O y del 3-O, pero a la vez dijo que quiere volver a celebrar un referéndum, pactado con el Estado. No lo entiendo. No puedes partir de los mandatos del otoño pasado y decir que quieres otro referéndum. Por otra parte, la marcha que propuso me parece que puede ser una herramienta movilizadora válida, pero eché de menos concreción. Espero que en los próximos días desarrolle más la propuesta. Por fin hemos entendido que la independencia no se gana en los despachos, tal como dijo Torra ayer. Ahora bien, me pareció que se descargaba de sus responsabilidades. La calle debe tener un papel principal en este Proceso,
No tiene sentido que Torra asuma responsabilidades de otras personas. Por lo que le entendí, él se pondrá a disposición del Parlamento para desobedecer la sentencia. De hecho, aseguró que pondrá en práctica las 14 leyes suspendidas por el TC, y esto, en la práctica, es desobedecer. Por lo tanto, la única opción que tiene es la desobediencia. No entiendo qué más puede hacer.
Salvador Cardús
SOCIÓLOGO
La conferencia ha sido formalmente impecable, sin excesos y con el punto justo de apelación a valores éticos y políticos. Ha habido un alto contenido político, en el sentido de articular un discurso y, por tanto, un pensamiento consistente, tras meses de desconcierto. El presidente ha mostrado la mejor cara de la política en general, y del Proceso en particular.
La respuesta en caso de una sentencia que no sea absolutoria dependerá tanto del consenso parlamentario alcanzado como de la respuesta popular a esta “marcha” que ha propuesto el presidente. Me gusta, precisamente, que no se trate de una respuesta apriorística, cerrada, sino vinculada a la voluntad popular y democrática de la mayoría. Un liderazgo asumido con toda la responsabilidad, pero sometido a una decisión democrática.
ARA