Hoy 18 de abril, en numerosos países se celebra el Día Internacional de los Monumentos y Sitios instaurado por ICOMOS (International Council on Monuments and Sites) Consejo Internacional de Monumentos y Sitios en tal fecha de 1982 y aprobado por UNESCO en su 22ª sesión en noviembre de1983.
Una organización mundial, creada en 1965 como consecuencia de la Carta di Venezia (1964)para promover la conservación, uso y desarrollo de los monumentos, conjuntos y sitios culturales, asimismo asociada a UNESCO es la entidad asesora del Comité del Patrimonio Mundial. Mediante sus Comités Científicos Internacionales (ISCs) comparte conocimiento de los diversos aspectos del patrimonio cultural: Arqueológico, Subacuático, Inmaterial, Arquitectura Vernácula, Fortificaciones y Patrimonio Militar, Itinerarios Culturales, Patrimonio del Siglo XX.
Con esta proclamación anual se pretende sensibilizar a la sociedad sobre la diversidad del patrimonio cultural en el mundo y los esfuerzos que requiere su protección y conservación, así como advertir de su vulnerabilidad. En esta ocasión, ICOMOS aconseja dedicar la conmemoración a las Culturas Compartidas, Patrimonio Compartido, Responsabilidad Compartida.
Esperado, inútilmente, a ver si se producía alguna declaración institucional de toda esta legión de políticos asalariados de la cultura, consejero, diputadas, concejales, alcaldes…nada; están como casi siempre inertes, vacíos de interés. La indiferencia es su personalidad. Esta abstinencia obliga una vez más a intervenir públicamente.
ICOMOS insiste en la identidad cultural del patrimonio, especialmente en un período en el que las poblaciones cambian rápidamente, se emigra atravesando muy precariamente mares que separan continentes, geografías inhóspitas que delimitan países a causa de guerras, catástrofes, penuria económica, hambre, insalubridad o impacto medioambiental. Y en el destino salvador aguarda en multitud de ocasiones una manifiesta hostilidad gubernamental y a veces incluso social.
Pero la realidad ha demostrado desde hace décadas que finalmente aquellas personas que llegaron por necesidad paulatinamente se asentaron y en una segunda generación ya se integraron. Y es en este nuevo ámbito social donde la recomendación de compartir alcanza su sentido pleno una vez resueltas las más básicas exigencias de todo ser humano, especialmente cuando esta migración es colectiva, en familia.
Patrimonio
Desde una perspectiva de Hegoalde, recordando la anterior Ley 7/1990, de Patrimonio Cultural Vasco que definía “El patrimonio cultural vasco es la principal expresión de la identidad del pueblo vasco y el más importante testigo de la contribución histórica de este pueblo a la cultura universal.”
Nuestras dos administraciones políticas en Euskadi y Navarra aluden de modo similar en sus respectivas leyes a que este legado es consecuencia de una historia, en ocasiones enriquecida por los distintos pueblos que a lo largo de los siglos se han asentado en este país con una confluencia de diversas culturas, especialmente en Navarra, que han dejado una riqueza cultural que hemos asimilado como propia.
Esta herencia se manifiesta mediante realidades materiales, bienes inmuebles y muebles de valor histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, etnológico, documental, bibliográfico, industrial, técnico y científico, así como las realidades inmateriales, bienes integrantes de la cultura popular y tradicional, ritos, tradiciones civiles festivas religiosas y laborales, técnicas artesanales genuinas, o expresiones orales y peculiaridades lingüísticas manifestaciones significativas que configuran una idiosincrasia propia. Asimismo deben considerarse otras presencias de la cultura vasca situadas fuera de su territorio.
Convivir, compartir
La referencia más elemental de este propósito humanitario es quizá el movimiento europeo que en nuestro país está representado por la Plataforma “Ongi etorri errefuxiatuak” integrada por organizaciones y personas cuyo objetivo es sensibilizar a la sociedad sobre el drama de las personas refugiadas, asumir los grandes problemas de esta época histórica buscando más solidaridad e implicarse en compromisos personales y colectivos.
Sencillos actos públicos como Munduko Arrozak que en Bilbao, si se puede realizar este año seria el decimoséptimo, y que congregan a personas de unas 60 nacionalidades son celebraciones ecuménicas muy bien acogidas y que paulatinamente se han implantado en otras localidades, Gernika, Donostia, Baiona. Su objetivo es contribuir a la universalidad y la diversidad de nuestros barrios y pueblos y mostrar la riqueza que aporta la interrelación de diversas personas y culturas.
En esta voluntad de compartir el patrimonio de un pueblo y la máxima expresión de su identidad la lengua, es como debe ser, de acuerdo al lema de ICOMOS el principal objetivo de esta culturas compartidas. Hay testimonios ejemplares de integración, especialmente en los municipios más euskaldunes que nos han dado una lección a muchos, donde algunas criaturas incluso son registradas oficialmente atraídos por el Euskal izendegi, el nomenclátor onomástico vasco, sin perder sus raíces originales.
Pero también es preciso organizar inmersiones culturales, mediante conferencias, visitas y exposiciones sobre el patrimonio urbano inmueble, mueble y el intangible, explicando todos los hechos históricos que han conformado nuestras villas, pueblos y ciudades, las razones de la creación de un inmenso legado religioso, industrial, ser un pueblo de navegantes, la riqueza geológica de una variada naturaleza que proporcionaron desde materias para la construcción y con sus cultivos la producción agrícola y ganadera de alta calidad, o poseer un repertorio musical extraordinario. Propósitos divulgativos que algunos hemos intentado pero sin ayuda para resultados positivos.
Personas con las que convivimos en entornos comunes que sean algo más que lugares de residencia, convertirlos en ámbitos de querencia compartida, y facilitar una afección por museos, teatros, conciertos, exposiciones estimulando o bonificando una mayor accesibilidad. En definitiva que sean copartícipes de esta riqueza común que es el patrimonio cultural para la humanidad en general.
Pero la urgente disposición que debe adoptarse por instancias oficiales es acabar inmediatamente con la reiterada y habitual agresiva xenofobia de los cuerpos policiales municipales y nacionales, Ertzaintza.