Cuando la economía y la física se divorcian

El diseño cradle to cradle implica tener en cuenta múltiples ciclos de vida. Es un planteamiento ecológico inteligente que puede aplicarse a todos los sectores económicos. Es capaz de diseñar productos, procesos y hasta crear materiales para utilizarse como materias primas. Diseña edificios y modelos de urbanismo y transporte totalmente sostenibles. Se opone al modelo de desarrollo actual basado en el diseño cradle to grave que sólo contempla un ciclo de vida único en el que se utilizan materias primas para producir bienes que luego se pasan de moda, se estropean y se vuelven inútiles.

El producto final de este sistema lineal consiste en producir basura en gran medida tóxica e inservible. El diseño cradle to cradle considera que los sistemas humanos deben servir al ciclo de la naturaleza logrando que las basuras sean también alimento que aporta nutrientes y contribuye a sustentar la vida. Es un sistema en el que las basuras son también alimento y/o materia prima. Los materiales diseñados que no se conviertan en materia prima se comportan como nutrientes biológicos que proveen de alimento a la naturaleza.

Son inputs que se utilizan en sistemas industriales basados en la economía circular, contribuyendo a la creación de ciclos cerrados de producción, recuperación, reutilización y refabricación. El diseño de estos ciclos debe ser muy riguroso y seguir un protocolo establecido sobre bases científicas para seleccionar materiales no tóxicos, reutilizables y/o biodegradables.

Actualmente, los niveles de basuras y desperdicios que producimos son ya insostenibles. A todo ello contribuye el hecho de que el liberalismo especulativo y avaricioso que rige la economía actual esté provocando tensiones graves en nuestro entorno natural hasta el punto que se haya consumado el divorcio entre la dimensión física y la dimensión económica. Según las leyes físicas que rigen la naturaleza es imposible generar más residuos de los que puede tolerar la capacidad de asimilación de los ecosistemas, so pena de destrucción de los mismos. Pero eso no es todo. En los sistemas lineales como el nuestro tampoco podemos extraer de los sistemas naturales más recursos de los que puede aportarnos un rendimiento sostenible o renovable, pues de lo contrario acabaremos con dichos recursos.

En nuestra locura desarrollista, hemos creado un sistema que produce un volumen de desperdicios 4 ó 5 veces superior al de los bienes que fabricamos. En el caso del automóvil, los niveles de desperdicios que se producen por vehículo fabricado son impresionantes. Así, para fabricar un coche de unos 1.500 kg necesitamos consumir casi 25.000 kg de sustancias y materiales que luego no se incorporan al producto final.

Tenemos tanto despilfarro por ahorrar que a nada que hagamos los beneficios serán múltiples. Por eso, los países que aprovechen sus basuras al máximo serán los que mejor posicionados estarán para hacer frente al nuevo paradigma socioeconómico emergente. Todo depende de cómo hagamos las cosas desde el principio. Se trata de superar el modelo productivo imperante lineal o cradle to grave . Así sería cómo entenderíamos perfectamente que un desarrollo urbanístico que suponga incrementos de consumo de energías no renovables y de transporte por unidad de superficie no podrá ser nunca sostenible y lo rechazaremos. La economía del ladrillo y la excesiva preponderancia dada a las carreteras nos pasarán factura.