Breve manual de buenas prácticas del independentista

En todas las causas, por justas que sean, puede haber comportamientos inadecuados y actitudes excesivas que terminan generando lo contrario de lo que se proponen. En la causa de la independencia de Cataluña, también, aunque puedan ser de buena fe. Este breve manual de buenas prácticas tiene una sola ambición: ser una base de reflexión práctica para aquellos que trabajan para ensanchar la base social de el independentismo.

RECHACEMOS LAS DESCALIFICACIONES

Cada independentista tiene el derecho de tener una visión diferente del proceso hacia la independencia y de la naturaleza del nuevo Estado. Independentistas de toda la vida y convencidos desde hace poco han de convivir con el máximo de armonía, sin que los desacuerdos tácticos desvíen la atención de el objetivo común, que debe ser prioritario. Además, pronto aparecerán personas movidas únicamente por su interés personal. Esto es inevitable y no debe preocuparnos excesivamente: todas las causas ganadoras conocen este fenómeno. Lo importante es no perjudicar el proceso con descalificaciones entre unos y otros partidarios del sí. El día de la consulta o de las elecciones plebiscitarias, cada voto tendrá el mismo valor y es esencial que nadie, bajo ningún pretexto, se haya sentido ignorado por independentistas. Rechacemos las descalificaciones.

NO PROPAGUEMOS RUMORES NI FALSAS NOTICIAS

Cada vez más, las redes sociales y algunos medios de comunicación harán circular rumores, calumnias y falsas noticias destinadas a perjudicar el movimiento independentista. Las personalidades, las instituciones y las entidades más destacadas de este proceso serán -y ya son- las primeras víctimas de estas operaciones de intoxicación. Es muy aconsejable, pues, no creer a priori ninguna de estas pretendidas informaciones mientras no sean formalmente probadas. Y es aún más vital no hacerlas circular, para que no nos convirtamos en agentes de los adversarios de la independencia. No propaguemos rumores ni falsas noticias.

RECHACEMOS LOS INSULTOS

Herir a nuestro adversario con insultos no le debilita sino al contrario, le permite sacar fuerzas del resentimiento. Además, en una sociedad civilizada, el insulto y la agresión acaban revolviéndose contra sus autores. Por todo ello el independentismo debe rehuir estas actitudes. Que haya insultos o acusaciones indignas (como equiparar los independentistas con los nazis) por parte de ciertos unionistas, muestra su falta de argumentos y su bajo nivel intelectual y moral, pero no es en ningún caso un motivo para replicar de la misma manera. Rechacemos los insultos.

EVITEMOS LA TRAMPA DEL TRIUNFALISMO

Aunque todas las encuestas de opinión muestren que la independencia es la opción mayoritaria en Cataluña, no hay nada ganado. Sentir cómo tenemos esta victoria al alcance de la mano no nos debe hacer bajar la guardia y, sobre todo, no nos debe empujar a actitudes de menosprecio o de burla de los que no comparten este ideario. No debemos caer en la trampa de una supuesta da superioridad, intelectual o moral, del independentismo, superioridad que nos podría hacer detestables a los ojos de los indecisos. Además, hacer patente un triunfo antes de tiempo puede inducir en los unionistas un reflejo de orgullo que les dé más fuerzas. Finalmente, el triunfalismo puede debilitar y hacernos olvidar, aunque sea por un momento, que el trabajo aún no ha terminado. Evitemos la trampa del triunfalismo.

RESPETEMOS TODAS LAS DEMÁS LENGUAS

Si hoy, en Cataluña, se hablan diariamente unas doscientas cincuenta lenguas, significa que personas de todo el mundo deben sentirse identificadas con el proyecto de creación de un Estado catalán. Voten o no, estas personas están aquí y excluirlas sería debilitar gravemente el movimiento independentista. Entre las lenguas que hablan, además del catalán, la más utilizada es evidentemente el castellano. Bienvenidos sean los castellanohablantes que entienden que la Cataluña independiente será buena para ellos también, y celebremos que algunos lo expongan públicamente en castellano. Evidentemente, un Estado catalán tendrá la misión histórica de priorizar la consolidación del catalán en todo el país pero, ahora y siempre, todo el mundo ha de ser acogido en pie de igualdad, y cada lengua debe ser respetada. Respetemos todas las demás lenguas.

UTILICEMOS EL PODER DE LA SONRISA

Una causa gana partidarios también por la simpatía personal que generan quienes la defienden. En la calle, en el trabajo, en el mercado o en reuniones familiares, es importante tanto que el independentismo sea entendido como una causa justa y necesaria pero también pacífica, democrática, inclusiva y profundamente amable. Una sonrisa puede hacer tanto como muchos argumentos, unos ojos que brillan pueden convencer mejor que una serie de cifras. Emocionar, ilusionar y seducir también son tareas importantes, que no deben ser difíciles de cumplir por los que ya se sienten emocionados, ilusionados y seducidos por la idea de la libertad de Cataluña. Utilicemos el poder del sonrisa.

ESCUCHEMOS LOS ARGUMENTOS CONTRARIOS

¿Los unionistas no nos convencerán? Claro que no, pero hay que saber escucharles, por respeto democrático, y porque al verse escuchados se sentirán respetados y algunos tendrán más ganas de escucharnos. Y, aunque tampoco les convezamos, habremos ampliado la zona de contacto de nuestras ideas. Escuchemos los argumentos contrarios.

REPLIQUEMOS CON RESPETO Y DETERMINACIÓN

Aunque no hagamos cambiar de opinión a los unionistas convencidos, hay que replicarles siempre, y hacerlo con respeto y paciencia, pero también con determinación. Con el respeto y la paciencia desarmaremos la agresividad de algunos (o al menos la haremos bajar de tono) y con la determinación sin fallas mostraremos lo que es evidente: que el independentismo es, hoy, la opción más sólida de todas. Repliquemos con respeto y determinación.

CONVENZAMOS A LOS INDECISOS

Los estudios demuestran que una franja del electorado vota, al final, por la opción que piensa que va a ganar, simplemente para poder añadirse al campo vencedor. Y, más allá de esta franja, una gran cantidad de ciudadanos todavía tiene dudas. Son una población decisiva, porque las elecciones y los referendos se ganan a base de atraer a los más indecisos. Por eso hay que considerar como una prioridad, seducirlos y atraerlos. Lo tenemos que hacer respetando el hecho de que tienen el derecho absoluto de continuar siendo indecisos hasta el día del voto: esto significa que hasta el día de voto no debemos detenernos en el intento de convencerles. Convenzamos a los indecisos.

ATRAIGAMOS LA SIMPATÍA INTERNACIONAL

¿Cataluña es comparable a Escocia, o la Padania? Escocia atrae la simpatía internacional y hasta los adversarios de su independencia reconocen que se trata de una nación con derechos específicos. Esto gracias a la singularidad de su identidad pero también a su manera de presentarse al mundo, abierta y generosa. En cambio, la Padania sigue pareciendo un invento de laboratorio de unos regionalistas egoístas y xenófobos. Por eso es importante que Cataluña sea equiparada a Escocia y en eso todos podemos tener un papel. Al contrario de lo que se dice a menudo en España, los catalanes no somos ni avaros ni egoístas. Tenemos una cultura rica, una lengua y una historia que nos hace singulares, pero también tenemos una visión de un futuro común que nos hace originales y nos debe hacer atractivos. A los ojos del mundo, esta particularidad tiene mucho más valor que los expolios fiscales, por reales y cruentos que sean. Por eso nos debemos explicar mostrando lo mejor del país y de su proyecto. Atraigamos la simpatía internacional.

Una iniciativa de la Fábrica a partir de una idea de Joan-Lluís Lluís

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