1- La intencionalidad del lenguaje
La actualidad del tema de las Bardenas, que afecta a todos los navarros, me ha movido a realizar un repaso histórico. La declaración del presidente de la Junta de Bardenas en TVN, en el sentido de que el “Parlamento ha decidido que los únicos que decidamos seamos nosotros”, me ha estimulado a exponer mi opinión sobre el Derecho Navarro, con mayúsculas.
La jurisdicción política quiebra cuando el voto del parlamento navarro no se aplica, el gobierno navarro elude la responsabilidad, y la Junta de Bardenas asume el papel “irrenunciable” de contratar con el Estado. El mismo Estado admite contratar con la entidad “disfrutante”, como única habilitada para negociar con Defensa (léase ministerio de guerra).
Es inconcebible que en pleno siglo XXI veintidós entes congozantes negocien con el ejército el término de Bardenas, Reserva Natural de la Biosfera, que afecta a toda la Comunidad Foral en su conjunto. La capacidad de nuestro gobierno (tras tres contratos y 57 años, y vamos para el cuarto), resulta de absoluta dejación de sus funciones. Se acepta la “expropiación” por el interés superior de “la defensa”, sin justificarlo.
Pertenecemos a una comunidad cuyos gobernantes hacen dejación de lo que pensamos. Se nos aplica la ley en contra de nuestra voluntad expresada. Es así como una ley del gobierno del Estado de hace 7 años aplicó al polígono de las Bardenas la calificación de “Interés para la Defensa Nacional”. Que ironía, una Reserva Natural de la biosfera declarada de necesidad para ¡¡Defensa y Nacional!!
Los gobernantes del Estado, que arman y mantienen un ejército ofensivo, cargan su costo sobre una disidencia coartada y oprimida. Argüir que los entrenamientos de aviones armados en las Bardenas tienen objetivos de “Defensa” es falsear la realidad, pues los aviadores entrenados se preparan para guerras de agresión, y por mucho que se use el eufemismo de ministra de defensa, dicho ministerio es de guerra. Con armas como las que usan sólo pueden parirse agresiones y muerte.
El gobierno español, el partido que lo sustenta, el Estado, con el mantenimiento del campo de entrenamiento de bombardeos en el polígono de las Bardenas de Navarra, facilitó su participación en los ataques aéreos a Serbia y demostró -siguiendo el lenguaje al uso de los políticos profesionales-, que no es ni ético, ni democrático, ni pacífico.
2 – El histórico saqueo del derecho de las Bardenas
Las Bardenas fueron posesión de provecho económico y social para Navarra. Los libros de cuentas de los siglos XIII y XIV aportan datos sobre recaudaciones por pastoreo de los valles montañeses, fabricación de carbón y saca venta de madera.
Desde que los reyes godos llegaron a la península ambicionaron dominar la tierra vasca y colonizarla. Primero fue por su salida al mar Cantábrico y luego el acrecentamiento del dominio por medio del expolio territorial.
Haciendo de la agresión armada su política, los descendientes de los visigodos ocuparon el ya mermado reino vascón en el siglo XVI, y consideraron a sus habitantes, haciendas y bienes, provechos y propiedad del rey. Las Bardenas representan un buen ejemplo del constante saqueo sufrido por toda Navarra y sus habitantes.
El expolio fue combatido por los naturales en la medida en que podían sortear la opresión del ocupante. La documentación muestra ampliamente los agravios del Estado imperial español. Desde los primeros años de la ocupación, las Cortes navarras lo denunciaron. Desde los primeros años, el alcaide de la fortaleza de Estella les quitaba a los pastores de Encía, Andía y Urbasa, las vellosas, el queso que producían y hasta los corderos que criaban.
En el año de 1565, el Patrimonial de la Corona vendía la hierba de las Bardenas, introducía en ellas ganado extranjero a su voluntad y prendía a los naturales que se atrevían a hacer fusta (material de madera) en dicha tierra.
En 1580 las Cortes vuelven a denunciar que el virrey negaba a los vecinos el derecho a gozar de las Bardenas, mientras empleados del Patrimonial de la Corona daban licencias a extranjeros para extraer y vender leña, carbón, pinos y pez. Otra queja del año 1583 revela que el robo seguía materializándose con licencias a extranjeros.
La “ley” de Cortes de 1642 volvió a denunciar los saqueos de materiales contra la voluntad de los navarros, y a exigir que no se cortaran ni vendieran árboles de las Bardenas, recordando las leyes de los años 1576, 1580 y 1604. El patrimonial se dedicaba a vender el arbolado por trozos de monte a aquellos aragoneses que mostraban interés en comprarlo.
El año 1662, el Patrimonial ya acotaba y amojonaba términos, y daba licencias de corta, tal como lo recogen las “leyes” de Cortes que lo denunciaban.
En 1688, las Cortes recompraron los montes, incluidas las Bardenas, mediante un donativo de su Vínculo, dando a la Corona 30.000 pesos para evitar una merced por la que el rey había otorgado los montes de Andía, Encía, y Urbasa a un particular. La ley especificó que la donación se hacía para que el monarca no hiciera merced, venta ni enajenación de los montes comunes que los navarros habían tenido y tenían derecho a gozar libremente con todos sus ganados.
Con la entrega de 34.000 ducados, la cédula Real admitió que el disfrute de los montes de Navarra por los navarros no sería variado, y se mantendría “a perpetuo, sin innovación ni alteración alguna, quedando la dicha posesión privativa a su favor, sin consideración de precaria, ni otra circunstancia por donde a tiempo ha de venir, se les pueda derogar, ni quitar aquella…”, ni otorgar a ningún otro.
No obstante, el aparato imperial de la monarquía volvió a quebrar sus propias leyes cuantas veces le vino en gana. Al asumir el Borbón Felipe V la corona, se firmó el 14 de abril de 1705 la reversión de su goce a perpetuidad para los navarros, con obligación de no expoliarlo, ni concederlo a terceros, ni exigir pagos ni rentas, y con otra nueva promesa de respetar su posesión. Para consolidar el respeto en este enésimo acuerdo, se pagaron 12.000 pesos más y se creó la comunidad de las Bardenas.
El año 1744, las Cortes navarras volvieron a reclamar el derecho de nuestro pueblo sobre los montes y tierras baldías. Los Tres Estados del Reyno de Navarra, congregados, reclamaron contra una Real Cedula de 11 de Noviembre del año de 1738, y a favor “de los que tienen gozo en las Bardenas, y Montes Reales … -que-… desde el año de 1688 quedaron inajenables por el Real Patrimonio, y asegurado el goze de dichos naturales, con obligación de conservarlos en la posesión inmemorial de él a perpetuo, quedando privativa a su favor, sin consideración de precaria, ni otra circunstancia, porque se les pudiese derogar; y por ello sirvió este Reyno con 34.000 ducados de plata á 20 de Abril del expresado año de 1688″.
Y se añadía que “no siendo practicable en este Reyno privar á sus naturales de libre goze de las tierras Baldías de los Montes, y Comunes Reales… -se pide que- no sean los tribunales castellanos sino navarros los que dictaminen… y siendo las causas de Hacienda, es el conocimiento en primera instancia, privativo del Tribunal de la Cámara de Comptos… -solicitaban al monarca-… sea servido dar por nula, y ninguna la enunciada Cedula, opuesta a nuestros Fueros, y Leyes -y- que se observen, y guarden según su ser, y tenor…”.
El Estado siguió prodigando sus intervenciones contra el derecho de los navarros en toda clase de leyes y aprovechamientos de montes. En un intento desesperado de mantener los derechos sobre la tierra, la llamada “Ley Paccionada” del 16 agosto de 1841, reflejó cuales eran las más acuciantes preocupaciones y problemas de la población.
Tres artículos de un total de 26 reflejaron la importancia del tema en la citada ley de 1841. Por el artículo 6º la Diputación asumió todas las competencias sobre los municipios. Por el 10º, Diputación asumió la administración de los propios, rentas, efectos vecinales, arbitrios y propiedades de los pueblos. Y por el 14º, quedó ajustado que “No se hará novedad alguna en el goce y disfrute de montes y pastos de Andía, Urbasa y Bardenas ni otros comunes, con arreglo a lo establecido en las Leyes de Navarra y privilegios de los pueblos”. ¿Nada sirve hoy, ante la amenaza de expropiación militar?
3- Situación actual
En la cesión de los montes del año 1982, la Diputación negó a los municipios la potestad de recuperar a su nombre, por pertenecer dicha competencia y posesión a la Diputación, lo que demuestra la aberración de la posición actual, de dejarlo en manos de la comunidad bardenera
Hace siete años los terrenos del polígono fueron declarados de Interés para la Defensa Nacional. Actualmente el presidente de la Junta de Bardenas, Gayarre, alude a la posibilidad de que se produzca la expropiación, en caso de que no se quiera arrendar sus términos a las intenciones del Ministerio de Defensa de renovar el contrato del polígono de tiro.
El gobierno de Navarra cede la responsabilidad en el tema a la Comunidad de las Bardenas, dando “la responsabilidad de negociar el acuerdo” a los congozantes en la negociación con el Estado para la utilización del polígono en entrenamientos militares de agresión, después del acuerdo adoptado en contra por el parlamento navarro.
Aún sin iniciar las conversaciones, la ministra de guerra ya ha declarado que el polígono es “imprescindible” para las Fuerzas Armadas, pues “todos los aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas, incluidos los que se despliegan en misiones internacionales de paz, entrenan en Bardenas” (¿Defensa, paz… de dónde?).
El gobierno de Navarra, pues, hace dejación de la competencia que le corresponde ejercer, en contra de lo deseado por los navarros. La amenaza latente de expropiación y el silencio del gobierno navarro no es justificable, y menos por quienes, irónicamente, asientan cargo, sueldo y butaca para defenderlos.
Hoy las Bardenas son campo de tiro y escuela para enseñar a matar de forma indiscriminada, y con la máxima ventaja. Y para su utilización, se corrompe con dinero.
CONCLUSIÓN
1 – El seguimiento de la historia como memoria nos cimenta la búsqueda del futuro, como fórmula para la recuperación del derecho exigible por la Navarra irredenta.
2 – La historia nos muestra que en el presente caso la actuación del gobierno navarro es idéntica al de los virreinatos y Consejos reales: prometer y no cumplir.
3 – La actuación casi unánime del parlamento español en el tema de las Bardenas revela que nuestros intereses no coinciden con los del Estado español. Nos queda la opción de redimir Navarra por medio de la libertad de decisión.
Si “Navarra será lo que quieran los navarros”, ¿a qué esperan los que se arrogan la potestad de decidir, para preguntar a todos los navarros su opinión sobre el tema?