Tras la llegada del ejército del duque de Alba a Pamplona, perseguido de cerca por las columnas del delfín de Francia y del propio rey de Navarra, comenzaron enseguida los preparativos españoles para el asedio al que iban a ser sometidos. El duque no se fiaba de la lealtad de los pamploneses, y estaba convencido de que, caso de que saliese de la ciudad a combatir a los franconavarros, aquellos aprovecharían la ocasión para alzarse a favor de su rey. Por eso decidió que era mejor mantener al ejército dentro de las murallas. Además, ordenó desterrar de Pamplona a los más decididos líderes legitimistas. Según cuenta el cronista Correa, doscientos pamploneses “que sintieron ser aficionados al rey don Juan”, fueron echados de la ciudad, con la obligación, bajo pena de muerte, de acudir a Logroño a someterse al mismísimo Fernando el Falsario. Sus casas, además, fueron confiscadas y empleadas para acuartelar a la tropa. En la lista de los expulsados figuraban regidores (concejales) como Espinal, Gúrpide, Beramendi, Arteta y Eraso, altos funcionarios y juristas como Martínez de Lesaca o Jaso, comerciantes, simples artesanos y hasta clérigos. Según el propio cronista, los pamploneses marcharon “con asaz pasión en se ver desterrar de su nación”, razón por la que la mayoría de ellos, en vez de marchar a Logroño, prefirieron unirse a la columna de Juan III de Albret, arriesgándose a una muerte segura caso de caer en manos españolas. Por si fuera poco, el duque ordenó construir un cadalso de ejecuciones, para evitar tentaciones de rebeldía dentro de la ciudad. Según el Padre Moret, historiador navarro del siglo XVII, los pamploneses “eran vigilados con tanto rigor que no se les permitía hablar a unos con otros…”.
Asentado el cerco franconavarro sobre Pamplona, el día 4 de noviembre de 1512, hoy hace exactamente 500 años, se produjo la primera escaramuza de importancia entre sitiadores y asediados, cuando a una partida de hostigadores, que salieron inesperadamente de la ciudad enviados por el duque de Alba, se enfrentó el mismísimo rey Juan III de Albret y los caballeros de su guardia. Aquella noche se reunió el consejo de guerra, con el propio rey Juan de Albret y el general francés La Palice a la cabeza, y los capitanes navarros presentes manifestaron su deseo de realizar el asalto a las murallas de Pamplona cuanto antes. El ataque se decidió para el día siguiente, 5 de noviembre de 1512…
http://www.noticiasdenavarra.com/2012/11/04/ocio-y-cultura/asedio-a-pamplona-y-primeras-escaramuzas