Esta mañana me he despertado de repente, por completo, tras el periodo de duermevela que acontece tras el abandono del sueño, con la entrevista a Josu Erkoreka en Noticias de Gipuzkoa (*). La entrevista no tiene desperdicio, pero en el peor sentido de este concepto. La última pregunta y la consiguiente respuesta dan pena:
¿Qué se siente cuando la CAV ha hecho los deberes económicos durante años, tiene el menor nivel de endeudamiento del Estado español y casi la cuarta parte que la CC.AA. más endeudada, la valenciana, controlada por el PP, y ahora tiene que apretarse el cinturón como todas?
Se siente un inmensa frustración. Cuando se ha compartido espacio con otros que no hacen los deberes como se debe, son negligentes y nos arrastran a situaciones, como la actual, a las que, por nuestra gestión, no estábamos abocados, el resultado es muy frustrante.
En primer lugar, el emplazamiento que hace la pregunta ya está obligando a un marco fuera del cual parece que no existe vida posible, es decir el marco del territorio del actual Estado español y su régimen político y administrativo. En segundo, la respuesta, que no sólo acepta el marco con todas sus consecuencias, sino que plantea varias cuestiones que afectan gravemente al futuro de nuestro país.
Una: “cuando se ha compartido espacios con otros…”. Compartir es algo que supone la voluntad de hacerlo. ¿Qué hemos compartido con España que sea voluntario? Lo único que conocemos son conquistas, ocupaciones y dominio, y eso no es “compartir”, es soportar, o mejor, sufrir.
Dos: “…con otros que no hacen los deberes como se debe…”. Cuando se hacen “los deberes” es porque alguien los ha ha impuesto. Antes de aceptar una imposición hay que negociar y para ello se debe tener poder suficiente y analizar conjuntamente los deberes que hay que hacer. En este caso, Erkoreka nos vuelve a convertir en elementos pasivos, sin ninguna capacidad de iniciativa, al albur de lo que decida quien gobierna el Estado español.
Tres: “…nos arrastran a situaciones… a las que, por nuestra gestión, no estábamos abocados…”. Nos arrastran porque lo permitimos. Y si no estábamos abocados, es porque tenemos capacidad suficiente para hacer las cosas de otro modo. Cuando las hacemos, según Erkoreka, aunque sea por gestión (delegada, según la actual organización autonómica del Estado español) somos capaces de realizar un buen trabajo y, de hecho, lo hacemos en circunstancias completamente adversas.
Y cuatro, el resultado, según plantea Erkoreka, es frustrante. Erkoreka adopta una postura en la que la dignidad y la autoestima desaparecen y únicamente se manifiesta la sumisión y aceptación de la subordinación.
Pienso que la consecuencia lógica, en una situación adulta, de madurez, sería la de plantear claramente la necesidad de emancipación, la independencia como única solución digna. El logro de un Estado propio en Europa, y en el mundo, abandonando de una vez por todas el lastre que supone España para nuestra sociedad.