Si bien es cierto que las baterías que se puedan repostar rápidamente podrían darles un mayor rango de autonomía a los coches eléctricos, todavía queda mucho para lograrlo pues las pruebas realizadas indican que la vida de una batería se resiente mucho con las recargas rápidas. Sin embargo, hay entusiastas que apuesta por ello aunque, hoy po hoy, la única solución viable y competitiva es la que propone Better Place con las estaciones de intercambio de baterías y la carga semirrápida.
La noticia proviene del periódico ‘The economist’. Se afirma que los prototipos de los nuevos vehículos eléctricos que pronto saldrán a la venta prometerán mucho. Se verán limpios, silenciosos y ofrecerán un rendimiento ‘nippy’. Sin embargo, dada la tecnología actual, incluso con los avances en los sistemas energéticos y la mejora de las baterías de ión litio, el rango de autonomía de un coche eléctrico que tiene con una sola carga seguirá siendo bastante limitado —unos 150 kms— y, además, la recarga de la batería podrá seguir durando horas —entre 4 y 8 horas.
Todo podrá ser siendo así a menos se invente un batería que soporte un carga rápida sin deteriorarse. Y eso es, precisamente, lo que un equipo de ingenieros alemanes piensa ahora que se han dado cuenta de que han perdido demasiado tiempo ignorando al coche eléctrico. Para ellos, podría ser posible crear una batería de coche eléctrico que se recargara en cuestión de minutos, de manera similar a como reposta un coche con gasolina.
La tecnología que Jens Noack y sus colegas del Instituto Fraunhofer de Tecnología Química de Pfinztal están experimentando para lograrlo se llama batería de flujo. Todo el trabajo de las baterías consiste en la conversión de la energía eléctrica en energía química durante la carga para luego reconvertir la energía química almacenada de nuevo en electricidad, al tiempo que la batería se va descargando.
Las baterías tradicionales almacenan la energía química en dos electrodos sólidos. Por el contrario, las baterías de flujo almacenan la energía química en el electrolito líquido en el que están inmersos los electrodos. El electrolito, que es almacenado en un tanque externo, se bombea a través de las células de la batería para convertir la energía química en electricidad. Cuando el electrolito ha sido descargado puede ser bombeado de nuevo cuando a la batería se le aplica una corriente para recargarla.
Sin embargo, existe otra manera de recargar una batería de flujo. El electrolito se bombea fuera y se reemplaza por otro que ha sido recargado en otros lugares. En un coche, este proceso podría realizarse en un garaje en no mucho más tiempo del que se necesita para llenar el depósito de un coche convencional con gasolina.