EEUU retirará este mes 90.000 soldados de Irak, el principio del fin de una invasión militar y colonial que ha costado cientos de miles de millones de dólares y decenas de miles de muertos -organizaciones de derechos humanos sitúan la cifra de víctimas en 600.000, la mayoría civiles inocentes-. Por supuesto, se intenta ocultar que la guerra injusta e inmoral que pusieron en marcha Bush, Aznar y Blair por fanatismo religioso e intereses económicos se acerca a una salida apresurada a partir de la realidad de que no hay victoria posible. El presente de Irak muestra el desastre originado en la mentira, la manipulación y el egoísmo de aquellos personajes. Tras siete años de guerra y ocupación, otros 12 de feroz bloqueo internacional que se cebó en los ciudadanos antes que en el régimen asesino de Sadam y otra guerra en 1991, Irak ha retrocedido a una sociedad donde los derechos humanos y civiles y las libertades están sometidos a las necesidades de un Estado impuesto, a la lógica colonial y las prioridades económicas de los ocupantes y a la negra arbitrariedad del terrorismo. La escritora Nadje Sadig -autora de Mujeres iraquíes- lo resumía en DIARIO DE NOTICIAS: “La situación de Irak ha empeorado tras la guerra y las mujeres están incluso más oprimidas que bajo el dictador”. EEUU abandona Irak y deja atrás desolación, pobreza, inestabilidad política e institucional, división religiosa y territorial, matanzas de civiles, torturas, explotación y robo de recursos naturales y un escenario abierto hacia la guerra civil. Quizá el tiempo logre pasar factura penal a los responsables políticos de este crimen contra la Humanidad.
AZKEN BERRIAK
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