Entre los años 1937 y 1941, Pamplona tenía un frontón en el Ensanche: el Percain. El local dio pasó después al Cinema Alcázar hasta 1978, cuando cerró. Hoy vuelve a estar de actualidad.
Anuncio del frontón Percain en el programa de Sanfermines de 1939. D.N.
Entre 1937 y 1941 existió en Pamplona un frontón, para muchos desconocido, que con el nombre de Percain ofrecía al público partidos de pelota a mano y de paleta. El local pronto se transformó en sala de cine, el cinema Alcázar, cuya actividad como tal se prolongó hasta 1978.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, existían varios lugares en donde se practicaba el juego de pelota en Iruñea. Probablemente el local cerrado más antiguo para practicar dicho juego sea el Trinquete que se hallaba en la trasera del edificio de la Casa de Misericordia en el actual paseo de Sarasate, que se hizo construir en 1777. Unos años después se habilitó en una parte del patio del mismo edificio, el Juego Nuevo, este último frontón descubierto. Ambas canchas, que contaban con pequeños graderíos, se arrendaban a particulares o a entidades organizadoras de partidos con el fin de recaudar fondos para la propia institución benéfica. Este Juego Nuevo fue además protagonista del nacimiento e incipiente desarrollo de la modalidad de remonte, que llegó a ser muy notoria en la Navarra pelotazale. Muy cerca de allí, en el llamado Salón Viejo de la Taconera, se habilitó hacia 1867, un espacio para jugar a largo, el conocido como Juego de Pelota a Largo o Laxoa. La construcción de la pared del rebote fue muy controvertida por su cercanía con el cuartel de Caballería y las pegas que ponía para ello el Ramo de Guerra. Al final pudo construirse el rebote, aunque la cancha estuvo en uso muy pocos años, ya que la construcción del primer Ensanche en su manzana F, la formada entre las actuales calles Yanguas y Miranda, Estella, Alhóndiga y Sarasate, lo hizo desaparecer. Anteriormente ya se habían organizado algunas competiciones de largo en canchas improvisadas en la entonces plaza de la Constitución, hoy día Plaza del Castillo. También en la calle San Agustín, en el solar donde en 1909 se construyó el Euskal Jai, existía una pared preparada para jugar a blé, es decir juego contra frontis. Con la inauguración del Euskal Jai, la actividad del Juego Nuevo y su naciente modalidad de remonte se trasladaron al flamante nuevo frontón de San Agustín.
Ya entrado el siglo XX, aunque en Iruñea las modalidades de frontón largo y especialmente el remonte, eran las más afamadas, la modalidad de pelota a mano iba poco a poco tomando fuerza. En el propio Euskal Jai, aunque sus dimensiones no eran las más adecuadas, se programaban partidos a mano. También el frontón de la Mañueta, abierto en 1913, acogía partidos de mano, aunque su aforo para el público no era muy grande. También existían algunos frontones privados en fincas particulares, pero faltaba un frontón con amplitud de aforo suficiente para cubrir la necesidad de programaciones abiertas al gran púbico. Y para cubrir ese déficit se promovió el construir uno nuevo. Fueron sus promotores los acreditados industriales constructores, hermanos Del Guayo, Urbano y Apolinar, naturales de Valtierra, aunque afincados en Pamplona y muy aficionados a la pelota. El frontón iba a situarse en la parte trasera del edificio de la calle Estella número 7, con entrada principal por la plaza del Vinculo, entonces de la Argentina, y ocupando todo el ancho del espacio entre las calles Sancho el Mayor y Tudela. La cancha medía veintiocho metros de largo por doce de ancho, con el frontis en la calle Tudela y el rebote en Sancho el Mayor. Como decíamos se accedía al mismo por la plaza de la Argentina en un amplio vestíbulo en donde estaban las taquillas. En uno de sus lados se abrió un establecimiento hostelero, el bar Percain -años después bar Ginés-, al que se podía acceder desde el exterior o desde el propio vestíbulo. El frontón fue diseñado por el arquitecto José Alzugaray y construido por los propios promotores Construcciones del Guayo. Los trabajos de pintura corrieron a cargo de los hermanos Iribarren.
La entrada al cinema Alcázar, antes al frontón, en la plaza del Vínculo. Foto: J. Galle
Contaba con ochocientas localidades a lo largo de la cancha, algunas de ellas en un sobre piso, el llamado «gallinero». Desde el inicio ya se pensó en que su uso podía ser variable, utilizándose para otras actividades, principalmente para proyectar películas como así se hacía también en el frontón Euskal Jai de la calle San Agustín. Las lumbreras del techo podían cerrarse y conseguirse la oscuridad necesaria para la proyección cinematográfica. Es decir, aunque nació como frontón, como veremos, en pocos años se convirtió tan solo en Cinema. Pero contaba además con potentes focos de iluminación para los espectáculos vespertinos.
Cuentan que fue el popular Joaquín Ilundain Jokintxo, entonces concejal del Ayuntamiento, el que sugirió el nombre del frontón, Percain.
¿Quién era Percain?
Juan Martin Inda, Perkain, fue un afamado pelotari nacido en 1762 en la casa Perkainea del barrio de Zamude de Aldude, en la Baja Navarra. Como es y ha sido costumbre para muchos el nombre de la casa y su pertenencia es tan importante como el apellido y el pelotari utilizaba de esta forma el nombre de Perkain, con el que pasó a la historia. A finales del siglo XVIII la modalidad pelotazale de laxoa era la más corrientemente jugada en Euskal Herria y Perkain fue uno de sus más brillantes practicantes. Se trata de una variante local del longue paume, en la que un equipo de cuatro jugadores se enfrenta a sus rivales cara a cara, al modo del actual tenis, pero sin mediar entre ellos ninguna red. Los pelotaris utilizaban un guante o laxoa para lanzarse la pelota entre ellos.
Partido de Laxoa en el frontón Behar Zana de Doneztebe. J. Arraztoa
A lo largo del siglo XIX y XX la modalidad fue cayendo en desuso conforme fueron apareciendo las actualmente más habituales, la mano, el remonte, la pala o la cesta punta. Tan solo se ha conservado, casi de forma testimonial en Baztan y Malerreka en donde aún se juegan campeonatos. Perkain, durante la revolución francesa, ideológicamente contrario a la misma, buscó refugio y se exilió en la Alta Navarra, en concreto en Baztan. Algunos de sus legendarios partidos dieron lugar a leyendas, canciones, como Perkainen kantua, narrando su desafío con el labortano Azantza en Donapaleu o incluso la ópera Perkain le basque, que narra las vicisitudes del partido contra su gran rival Curutchet en Aldude. Este último se jugó estando Perkain ya exiliado y buscado por «contrarrevolucionario». Para poder acudir a la cita-desafío de Curutchet hubo de solicitar un salvoconducto en la muga que le fue concedido sin mayores problemas. Sin embargo, enteradas las autoridades de Bayona, mandaron un piquete de soldados a detenerle. A pesar de ello, arropado por más de seis mil personas pudo disputar el partido. Se dice que tras el último tanto lanzó un certero pelotazo contra el jefe del piquete que le esperaba, hiriéndolo de gravedad y con la ayuda del pueblo salió huyendo para volver a pasar la muga hasta Baztan. Muchos años después, el afamado y mítico pelotari bajonavarro sería el que dignificara al nuevo frontón pamplonés dándole su nombre, el frontón Perkain.
El primer partido, el 10 de octubre de 1937
El frontón Percain, (utilizo la grafía castellana pues realmente era como se le nominó oficialmente) fue bautizado y bendecido por el vicario de la Diócesis, Juan José Santander el sábado 9 de octubre de 1937 con asistencia de autoridades e invitados. Realmente el partido inaugural, de mano parejas, se disputó al día siguiente 10 de octubre a las tres y media de la tarde, entre los hermanos azkoitarras Mariano y Luciano Juaristi, Atano III y Atano II, respectivamente, y Chiquito de Iraeta y Chiquito de Mallabia. Fue el afamado Atano III quien efectuó el primer saque del nuevo frontón desde el cuadro tres, teniendo al resto a su rival Chiquito de Iraeta, al que ya años antes, en 1926, había vencido en el primer campeonato manomanista. Ganaron los Atano por 22 a 9. Así pues, el frontón además de denominarse con el nombre del mítico Perkain, iba a tener el honor de inaugurarse con el que llegaría a ser también mítico Atano III. Su primer intendente, encargado de la programación, fue el también pelotari Mugika.
A la derecha de la foto, la trasera del frontón Percain en la calle Sancho el Mayor. Foto: J. Galle, 1938
Las entradas en aquel tiempo, costaban 2,50 pesetas la cancha y una peseta la general o gallinero, bastante asequibles al gran público y las programaciones del frontón hicieron crecer en Iruñea la afición y práctica de las modalidades de mano y paleta, siendo como era entonces el remonte la especialidad estrella en sus programaciones del frontón largo Euskal Jai. Precisamente en los Sanfermines de 1938 se organizó un campeonato de aficionados de paleta, cuyos beneficios iban dirigidos a financiar las Cantinas y Colonias escolares. La final se disputó el 6 de agosto de 1938 entre Yaben y Gatell contra Erice y Etayo. Ganaron los primeros por 30 a 19. Ya entonces el periódico El Pensamiento Navarro proponía una novedosa forma de apuesta, como las quinielas futbolísticas, debiéndose acertar el vencedor de los partidos y el tanteo, para ganar el premio. En 1939 y 1940 empezaron a aparecer en los partidos algunos pelotaris navarros como los pamploneses hermanos Arbizu, Isidoro y David o el auritztarra Justo Dufur, que pronto alcanzarían el éxito como profesionales; los primeros fueron campeones del campeonato de mano parejas en 1949 y 1951.
A la derecha, con su txapela, Mariano Juaristi ‘Atano III’. A la izquierda, su hermano Luciano. Foto: I. Ojanguren
Veladas de boxeo
De cualquier forma, la actividad pelotística del Percain nunca fue muy continuada e intensa. Se daban festivales en determinadas festividades alternado siempre con otros espectáculos, incluyendo el cine. También se programaron algunas veladas de boxeo, como por ejemplo el 22 de diciembre de 1940 en cuya sesión el combate estelar lo ganó el campeón de peso mosca Lorente al aspirante Fernández a los puntos. Estas veladas eran bastante más caras para el aficionado que la pelota, costando cuatro pesetas la entrada más barata. En lo deportivo hay que añadir que el Bar Percain aledaño al frontón fue la primera sede de la Unión Ciclista Navarra por lo que, en su puerta, plaza de la Argentina, solían dar comienzo muchas pruebas ciclistas. Otro tipo de actividades, alejadas de lo deportivo, se celebraban también con cierta asiduidad, algún acto político, varias juras de bandera militares y en algún momento hubo de utilizarse como cuartel eventual de tropas incluso como centro de detención y encarcelamiento. Eran tiempos difíciles para la organización de espectáculos, las programaciones de pelota no eran muchas y, además, las suspensiones por imposibilidad o incomparecencia de pelotaris eran frecuentes. En los presanfermines de 1941 hubo un intento de reabrir y retomar la actividad pelotística en el frontón, que, por cierto, se le llamaba popularmente «la bombonera» pero finalmente no se pudo hacer. Así, el frontón, a pesar de sus pocos años de actividad hubo de cesar su actividad como tal.
Como había el antecedente de la proyección ocasional de películas en su pared izquierda, una empresa riojana, Ganuzas y Ascasibar que, a la sazón, contaba con el monopolio del cine en Logroño, adquirió el local con la intención de convertirlo en salón cinematógrafo. Se sabe que el nombre elegido fue por votación popular. Desconozco quienes, y cuantos, eran los citados a voto, pero es sabido que el nombre de Cinema Alcázar ganó con 447 votos, frente a los 115 de cine Sarasate y algunos pocos votos para otras denominaciones. Como tal, se inauguró el 17 de octubre de 1942 con la película de Henry Coster Princesita con la cantante y actriz Deanne Durbin, el ruiseñor de Hollywood, como protagonista. Así siguió como cine, ya en 1950 absorbido por la empresa pamplonesa SAIDE, hasta 1978 en que se cerró. El recuerdo que el autor de este texto tiene de las sesiones de cine, es la amplia presencia de soldados en las mismas, ya que la sala estaba muy cerca de los grandes cuarteles de la ciudad y el precio de las entradas asequible a las, casi siempre, precarias economías de los soldados. Por otra parte, la estructura propia del frontón con la pantalla de proyección en mitad de la pared izquierda hacía que las localidades laterales fueran realmente incómodas para una correcta visión de lo proyectado. Son mis recuerdos.
El Labrit, en 1952
Tras su cierre y reconversión en sala de cine, hubieron de pasar diez años hasta que Iruña contara con un nuevo frontón para las modalidades de corto, especialmente para la pelota a mano. En 1952 se inauguró el frontón Labrit, que en la actualidad acoge grandes partidos especialmente de pelota a mano. Del frontón Perkain heredó su popular nombre de bombonera y podría decirse que, en el momento, es referente en Euskal Herria por su, casi siempre, masiva asistencia de público y por su extraordinario ambiente pelotazale.
Y ya desaparecido el cinema Alcázar, su zona de vestíbulo acogió después algunos comercios, primero uno textil y en los últimos años una óptica. La inmobiliaria propietaria propuso en su momento la construcción de viviendas dentro del espacio del viejo frontón, iniciativa que fue desechada. Desconozco como se encuentra el local en la actualidad, pero presupongo que las paredes del frontón siguen en pie. El Ayuntamiento de Iruñea dentro de su estrategia Agenda Urbana Pamplona 2030, acordó presentar un proyecto de actuaciones incluidas bajo el nombre de Pamplona Capital Mundial de la Pelota, con el apoyo de las Federaciones de Pelota y el Gobierno de Navarra, a la convocatoria de ayudas del transfronterizo programa de la Unión Europea Interreg-Poctefa. A la espera de su resolución, no estaría de más que nuestro consistorio pensara en la recuperación del frontón Perkain, para albergar el proyectado Museo de la Pelota Vasca o quizás incluso para el juego, así como la reapertura del Euskal Jai Berri de Uharte. El grave desatino que supuso el cierre y la destrucción del Euskal Jai de la calle san Agustín, nunca podrá quedar subsanado, pero eso contribuiría de forma evidente para que Iruñea tuviera el deseado y sin duda merecido título de Capital Mundial de la Pelota Vasca.
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