Entrevista al respetado profesor de Princeton sobre el momento político actual
Carles Boix i Serra (Barcelona, 1962) es profesor de ciencias políticas en la Universidad de Princeton. Fue miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional, que durante los momentos culminantes del proceso debía aconsejar técnicamente al govern de la Generalitat para convertir Cataluña en un Estado independiente. Hombre muy formado, profesor de las élites estadounidenses (algunos de sus alumnos acaban trabajando en la Casa Blanca) y respetado en Estados Unidos, mira con lucidez la política de Cataluña, que visita a menudo. En esta entrevista al profesor Boix, ahora en Estados Unidos, nos responde por escrito cómo ve él el momento político actual.
— Por primera vez en décadas, los partidos independentistas han perdido la mayoría absoluta. ¿Es uncambio de tendencia? ¿O es un paréntesis?
— Imposible predecir el futuro. Pero si consideramos el cambio poblacional en marcha, puede que haya un cambio de tendencia.
— El bloque del 155, mayoría absoluta en elecciones catalanas. ¿Por qué ha ocurrido?
— Es posible que haya habido abstención diferencial en contra de los partidos soberanistas. Todos tienen un problema de credibilidad. Por lo que ocurrió en el año 17. Y también porque su maximalismo verbal ha tenido poca traducción real: el malestar político, lingüístico y económico es considerable. Por su parte, Illa ha construido una coalición que mantiene sus votantes tradicionales, recupera a ex-Ciudadanos y recoge a gente de orden. Los dos primeros votan por razones identitarias. Para muchos, esa identidad es primaria y emocional. Para otros, es una identidad muy basada en información: por ejemplo, justifican las carencias infraestructurales como un problema creado en Cataluña y no pueden imaginar un mejor futuro. Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la construcción de discurso.
— Siempre ha dicho que todo empezó a ir mal en 2018, cuando se renunció a investir a Puigdemont. ¿Puede describir el ciclo 2018-2024? ¿Se acabó el ciclo?
– El ciclo 2018-24 ha sido de represión e inestabilidad. Por el momento, continuará la inestabilidad. (La represión soterrada o abierta, también, porque es constitutiva de la relación con España.) Si el PSC logra algún éxito (¿una gestión racional de Cercanías?) ampliará la base. También le ampliará si refuerza su red clientelar con la expansión urbanística y la explotación intensa de suelo. Este sería el modelo valenciano del PP pero realizado por los capitanes socialistas catalanes. Recordemos que el maragallismo que equilibraba a estos sectores ya no existe –al menos dentro del partido.
— ¿A quién cree que le toca ser presidente?
— En el parlament existen dos dimensiones ideológicas, la nacional y la derecha-izquierda económico-social. El PSC controla al parlamentario decisivo (o mediano) en ambas dimensiones. Y, por tanto, está bien situado para obtener que Illa sea president. Tanto el tripartito de izquierdas como el combinado anticatalanista es posible y, por tanto, puede haber una subasta a la baja por parte de cada bloque. Personalmente, no descarto la estrategia collbonista en absoluto.
— ¿Puigdemont puede contar con la ayuda de Pedro Sánchez para hacer cambiar a Illa de opinión?
— La dependencia de Sánchez respecto a Junts no me parece ningún obstáculo para un Illa president. De hecho, con la ley de amnistía todavía en marcha (y sin ningún otro éxito en el bolsillo: mira el catalán en la UE o el estado de Cercanías), creo que la dependencia es de Junts respecto a Sánchez. A menos que Junts quiera forzar elecciones por todas partes, pero el coste (no amnistía) es muy grande. Sin embargo, el PSC no podrá gobernar muy establemente. Además, su posición es más precaria electoralmente de lo que parece. Los tres últimos diputados han ido al PSC con restos muy marginales.
— ¿Cómo ve a Illa?
– Si me pregunta más allá de la estrategia de partidos y por el país en general, te diré que el resultado es malo. Illa encabeza una coalición de sectores económicos de baja productividad (hoteleros, constructores, restauradores, baristas, camareros, etc.) que no tienen ningún interés en imaginar un país mejor. Son votantes cortoplacistas, agarrados a su casa y a ir tirando, y que no entienden que, al final del camino, todo el mundo estará peor. La idea de este govern es generar trabajos de pocos vuelos, con una masa con salarios bajos y un pequeño estrato arriba recibiendo todos los beneficios de esta forma de vivir. La apelación de Illa a no permitir que los turistas vayan en patinete es clarísima. Esta “política” económica viene, además, reforzada por un perfil poblacional muy envejecido. Si no eres productivo, necesitas más gente para pagar las pensiones.
– El president Aragonés ha dimitido. ¿Cómo lo valora?
— Responsabilizarse de los fracasos es bueno. El gesto le honra. Ojalá otros muchos lo hubieran hecho en los años 17, 18 y ahora mismo.
— ¿Qué debería hacer ERC ahora?
— Imagino que Esquerra está partida. Seguramente Junqueras quiere que se hagan elecciones para tratar de removilizar su base. (Personalmente, no creo que lo consiguiera.) La mayoría de los “federalistas” prefieren hacer una suerte de govern de coalición con el PSC para frenar al combinado anticatalanista. Ahora bien, esto quizá les desangrará aún más.
– Puigdemont intenta ser presidente. ¿Lo ve bien?
— El sistema electoral es proporcional y el PSC no es el ganador absoluto y, por tanto, no parece absurdo intentarlo. Sin la ayuda de Madrid, sin embargo, es imposible. Sánchez tiene muchos barones en contra y no puede alienar a su base catalana, que además venderá como la promesa de una nueva victoria en España. El PSOE quiere reconstituir la coalición andaluza-catalana de Felipe González como sea.
— ¿Qué debería hacer Junts ahora?
— Las reglas para elegir president del parlament son algo distintas a las de president de la Generalitat y Junts y Esquerra tienen opciones para elegir a un soberanista. Esto crearía un cierto balance entre “poderes”. De hecho, Esquerra y PSC también podrían votar a un president del parlament de ERC y así repartirse la cara simbólica del “poder” (sí Cataluña tuviera algún poder).
— Aliança Catalana (AC) ha entrado. ¿Cómo la defina?
— AC pertenece al género de los partidos antiglobalización que han emergido en Europa y Norteamérica en las últimas décadas. Evidentemente, con un talante propio del país, por su insistencia en la independencia. Hay dos tipos de populismos (de derechas) ahora mismo. El populismo que insiste en principios tradicionales, muy esencialistas, si se quiere: la derecha polaca y húngara, quizá la italiana, y clarísimamente Vox. Y el populismo que defiende Europa como un bastión liberal contra la amenaza de los fundamentalismos: el populismo neerlandés. Parece que AC bascula más hacia la variante neerlandesa que hacia la húngara. Pero puedo equivocarme, porque no sigo AC muy de cerca.
– ‘Alhora’ no ha entrado. ¿Por qué no ha entrado?
— ‘Alhora’, quizá ofrecía el programa político más interesante de todas las candidaturas. Ha puesto sobre la mesa de forma explícita el tipo de modelo económico de baja productividad que atenaza a Cataluña. Ha puesto sobre la mesa la desigualdad y falta de libertad que sufre el país en materia lingüística. Y todo lo ha hecho sin renunciar a una Cataluña abierta. También es de agradecer que haya puesto sobre la mesa la necesidad de cambio generacional y de élites. El problema de Alhora es que competía por los espacios electorales independentistas de Junts y Esquerra y lo ha hecho desde el supuesto de que los líderes de estos partidos no son creíbles. Sin embargo, los votantes no les han creído y han preferido dar una oportunidad más a quien les parece que puede herir más a Madrid. La ley electoral ha ayudado a ello: el voto útil ha funcionado.
— ¿Qué debe hacer ‘Alhora’?
— No sé qué deben hacer. Hacer todas estas cosas implica un coste inmenso. Personal. Y social: nuestro país castiga mucho a los alternativos. En cualquier caso, espero que, incluso si lo dejan estar, sus ideas fructifiquen.