LLUÍS LLACH EN EL “TERCER ACTO” DE SU VIDA, DEJA LAS COSAS BANALES Y SE DEDICA A LO ESENCIAL
-¿Cómo está Lluís Llach, cómo se encuentra, cómo se siente? ¿Estás bien?
-Sí. Setenta y seis años comienzan a ser años y físicamente me canso mucho más que antes y me cuesta mucho más recuperarme. Pero cuando hago el trabajo, lo puedo hacer bien todavía…, ¡y esto me gusta mucho! Cuando me piden ir a predicar a un pueblo, disfruto mucho de esas dos horas, esté como esté al día siguiente por la mañana. En cuanto a mi vida, he fracasado en lo más importante, que era pasar desapercibido. Junts pel Sí me desató por completo y, después, como ha venido una situación política tan especial, no me he apartado, y en eso estoy, estirando la pata activamente.
-La ciudadanía te lo agradece…
-Algunos lo quieren hacer entender como un fracaso, al igual que algunos nos quieren hacer entender que el proceso ha terminado, y el proceso no ha terminado. Estamos en medio, continuamos, y ya está. Yo me siento muy cómodo con este trabajo y con todo lo que pueda ayudar a este trabajo.
-Dices que “estiras la pata activamente” y que “Ahora mi oficio es morir bien”. En el Sant Jordi te vimos y oímos vivo como nunca, como cuando levantas la voz y humillas a los poderosos. ¿No vives mucho para estar muriendo?
-[Se ríe] No, es que morir bien es eso, dedicarte a las cosas esenciales, ir dejando las banales. Durante toda la vida acostumbramos a llenar nuestro entorno de banalidades. Enfrentarse a la muerte y al decaimiento es importante. Me concentro en aquellas cosas que de verdad me interesan, y son muy pocas: la convivencia con mis amigos, escribir libros porque me apasiona, y tratar de servir de algo en el contexto político en el que vivimos. Esto me gusta mucho hacerlo y me motiva. Lo adorno con cositas que me hacen ilusión, como el trabajo en Senegal con la fundación, que me justifica a mí mismo. Supongo que por los remordimientos de pequeñoburgués que no te han dejado. Diríamos que vivo mi muerte muy bien, y que nadie se lo tome como una tristeza. Lo digo desde la satisfacción personal que siempre pensé que me prepararía para ello, y me he preparado, y dejé de cantar también por eso. Para poder vivir este tercer acto de mi vida.
-¡Y que dure muchos años, el tercer acto!
-Que dure muchos años y lo mejor posible.
-En 1974, Puig Antich. En 1992 limpian la Cataluña olímpica de independentistas. En 2019 condenan a prisión al gobierno. En 2024 persiguen, por terrorismo y alta traición, al president Puigdemont. ¿Tiene freno el españolismo?
-Sí, sí… pero sólo se le puede detener si lo hacemos muy bien. Uno de los grandes problemas es que después de cuarenta años de pseudodemocracia no valoramos bien cómo estaba el españolismo, cómo estaba su temperatura democrática o fascista. Uno de los aprendizajes es que tenemos un mapa de carreteras muy preciso de cómo es el Estado español… y sabemos que el PSOE es el poli bueno y que el PP es el poli malo, y que la estructura del Estado tiene una podredumbre fundamentada en siglos pasados. El problema del Estado español no viene de ahora, sino que es estructural, y los intentos de democratizar el país y adaptarlo del franquismo a la democracia ahora ya sabemos que han sido un fracaso, y ese aprendizaje me parece muy importante. El Estado español es como es y nos lo demuestra cada día. Duro y cruel. Ves exiliados, ves cantantes encarcelados… Tengo amigos franceses y, esto les escandaliza mucho más que el exilio, que los juicios… ¿Un cantante en prisión por el hecho de cantar? ¡Pues sí! No es un problema puntual, es histórico. Somos un problema para España, y quieren resolverlo con sumisión y colonialismo, y eso, en un Estado supuestamente democrático, no funciona, y debes dar un golpe de estado jurídico que es donde estamos ahora. No necesitaron los militares, lo hicieron los jueces.
-Te hemos visto en la política institucional, como diputado de Junts pel Sí, en el Sant Jordi por Debat Constituent, ahora aparcado; con el president Puigdemont en el Consejo por la República, del que has salido, y ahora nos apareces contra la lista cívica de la ANC. ¿Cuesta mucho a un espíritu crítico y libre cómo encontrar el encaje incluso entre los suyos?
-(Se ríe) No estoy contra los míos. Soy crítico conmigo mismo y con la gente que me rodea por coherencia. Es con la gente con la que tengo mayor confianza con la que soy más crítico. La gente de Vox, intentaré impedir que puedan actuar, pero criticarlos ya no. A la gente que tengo confianza, a la izquierda y al independentismo, si veo que las cosas no van bien, ejerzo la crítica que seguramente tiene más trascendencia de la que debería tener, porque soy un altavoz que la gente conoce. Lo hago a veces con miedo porque sé que no estoy preparado para muchas cosas, pero no quiero dejar de opinar sobre lo que ocurre… Trato de entender algunas cosas y ponerme a su servicio. Por ejemplo, primera norma: o estamos todos o no lo lograremos. Todos los independentistas debemos ir juntos. Por tanto, a pesar de las críticas, después hago todo el trabajo que puedo para que vayamos juntos. Respecto a la cuestión social: si la izquierda no hace de izquierda, provoca que aparezca la extrema derecha. Si la gente que está con dificultades económicas y marginación encuentra una izquierda que en vez de hacer de izquierda, gestiona los intereses de la derecha como está haciendo el PSOE… ¿qué hace la gente? ¡Las candidaturas parafascistas que están saliendo es el fracaso de la izquierda! Señores, ¡se lo deben pensar! ¡Las cosas deben debatirse e ir a fondo y saber por qué no tenemos medios! Mi impresión es que los partidos se han convertido en empresas de colocación, y es espantoso.
-Hablemos de los partidos. Te escuché decir que la CUP debe resolver la dicotomía entre hacer revolución o hacer Estado. ¿Todavía está aquí o ha empeorado?
-La situación de los partidos independentistas es profundamente lamentable. La CUP se lo repiensa y repiensa, y parece que sobre todo la parte nororiental que aquí conocemos muy bien saben que no se puede luchar por cuestiones sociales sin arreglar las cuestiones nacionales, pero yo encuentro que esto todavía no queda claro en la praxis partidista de la CUP, y que siempre intentan arreglar situaciones que con una situación autonómica no pueden arreglarse. Marcar paquete socializando desde la impotencia de la gestión… termina en la frustración. Y, por tanto, yo –que no soy nadie–, a Dani y a la gente de por aquí, que son los que conozco, y quiero y aprecio mucho el trabajo que hacen, les diría: “Niños, es que si no os redefinís como una verdadera herramienta independentista, y que cuando tengamos independencia, lo que queréis hacer ahora y no podéis, lo haréis de verdad… no lo lograréis.”
-De ERC decías que iba marcha atrás. ¿Todavía sigue?
-Yo creo que sí. En un Estado como el español, que conocemos cómo funciona, que cuando te tiene apretado aún te pisa más, la única rentabilidad es confrontar y buscar contradicciones. El president Junqueras (ERC es una herramienta tan compacta y de tanta colocación, que responsabilizo a quien domina la colocación), sea por el indulto o sea porque se lo cree, ejerce un poder que lleva al desastre estratégico del partido. Esto se ve electoralmente. Toda su actuación no hace más que favorecer al señor Illa. Y dices, “chicos pero ¿a dónde va todo esto?”. Yo estuve en Junts pel Sí por ERC. A mí me vinieron a buscar Oriol Junqueras y Marta Rovira. Tras el juicio encuentro la marcha atrás institucional, que se haya aceptado el 155 con tanta obediencia, que se hable de mesas de diálogo cuando se sabe que no van a ninguna parte… Y cuando se dice públicamente que no se pide nada a cambio, dices “Escuchen, ustedes como estrategas son un desastre, y confío en que lo arreglen”.
-De Junts, decías que debe decidir si es partido de centroderecha o movimiento de liberación nacional…
-Claro, claro… Me parece muy importante. Y por eso digo siempre que no los voto, porque como centroderecha nunca los he votado. Y ya está. Lo que ocurre es que, como independentista, encuentro absolutamente necesario para hacer nuestro camino hacia la liberación nacional de que haya un centroderecha, o un centroindependentista, profundamente independentista. El problema de Junts es que es muy difícil crear un movimiento con la mentalidad con la que el interior de Junts funciona. Por tanto, como yo lo veo tan difícil, digo: “Escuchad, niños, sed centroderecha y ya está, no pasa nada. Sean independentistas y de centroderecha, y muchos catalanes les estaremos siempre agradecidos”. En estos momentos Junts se sostiene porque en Bélgica saben que, si no, tendrán problemas grandes. “Señores, ya son mayores de edad… ¿No ven cómo está el país? ¿Quieren ser ustedes opciones de centroderecha de gobierno? Se deben arreglar”-
-Priorizar la batalla por la hegemonía dentro del independentismo no es sólo cuestión del Oriolismo.
-¡Claro que no! Las culpas están repartidas entre todos. Ha habido mucho tacticismo por la hegemonía en todo lo que nos ha ido ocurriendo. Cada partido defiende sus espacios y, en el Parlament, lo que ves es que se hacen unas burbujas especiales, muy difíciles de romper. Y en estas burbujas la visión de estado es dificilísima porque las ambiciones de cada partido (y, en cada burbuja de partido, las ambiciones personales) crean unas perversiones que al final difuminan los objetivos de estado o de país. Además, tenemos una ley electoral terriblemente clientelista. Y esta ley electoral ha convertido a los partidos en empresas de concreción política y, por tanto, la relación diputado-representante no existe. ¿Quién me representa a mí aquí? ¡Pues no lo sé! No tengo ni idea. Esto es una de las grandes carencias. Si con este sistema electoral llegamos a una república catalana, volverá a ocurrir lo mismo; volveremos a realizar partidos pervertidos.
-El presidente Torra, y aquí en pleno se le abalanzaron, que decía Flotats, encontraba que uno de los males también era la propia Generalitat.
-Sí, porque la Generalitat tiene una estructura autonómica. O sea, pese a los intentos honestos de convertir la Generalitat en una especie de Estado paralelo, no se ha logrado. Y no sólo no se ha logrado, sino que lo poco que nos habíamos acercado, con el 155 queda borrado del mapa.
-En el supuesto de que una lista cívica ganara las elecciones autonómicas, ¿la ANC perdería?
-Yo considero hoy que la ANC es seguramente, a lo largo de la política institucional, la herramienta de confrontación más importante que tenemos, a pesar del desastre interno que sufre y que no viene de estos últimos dos años, que es una bajada que comienza antes. Partiendo de que la ANC es la herramienta más importante que tenemos para la confrontación, la maniobra de la lista cívica me parece un inmenso error. Con todos los respetos que me merecen Dolors Feliu y la gente que le acompaña, que seguramente lo hacen porque creen en ello, a mí me parece un error, y así lo digo. Lo explico porque si la ANC no tiene un gran resultado, no sólo es un fracaso de la lista cívica, es un fracaso suyo en una situación delicada de la ANC. No nos engañemos. Todos lo sabemos. Todos los que tenemos contactos con la ANC y la queremos sabemos cómo está. Por tanto, si el resultado es pobre, fatal. Si el resultado es importante, que no sé qué quiere decir, ostras, tenemos una ANC que es una herramienta que debe aunar los esfuerzos independentistas de todos nosotros, incluso de aquellos partidos con los que su lista electoral ha competido, y esto no. Esto es la negación de la herramienta fundacional. Y como yo tengo la esperanza de que si manejamos bien las herramientas, podemos salir adelante y volver a hacerlo, no quiero asumir este riesgo.
-¿Veremos a Lluís Llach en el secretariado de la Asamblea?
-Tengo ganas de ir, de participar. Que no quiere decir más que eso, presentarme, para que la gente que pueda hacerme caso a mi, entienda que cuando no estás de acuerdo, lo que no hay que hacer es marcharse, que es lo que ha hecho mucha gente de la ANC, debe entrar y luchar para que sea como tú piensas que debe ser. Como yo pienso que esto no funciona demasiado, es casi seguro que sí, que tomaré la decisión de estirar la pata más rápido, porque seguro que la estiraremos más rápido, pero presentarme, sí, empiezo a sopesarlo muy en serio, y no para ir contra nadie, sino para intentar que la ANC sea la herramienta que yo pienso que debe ser, sin más pretensión.
-¿Volver a hacer crecer la movilización en intensidad y en imaginación?
-Indispensable, pero no sólo debe hacerse crecer la movilización, se le deben dar nuevas herramientas. Los valores del año 17 ya no sirven, debemos encontrar un nuevo lenguaje, nuevos valores, etc. Cómo es que no estuvieron en Barcelona con los payeses haciendo, yo qué sé, ayudándoles a… bocadillos, ayudas, a lo que sea, soporte personal, compañía, conversaciones, música… ¿Cómo es? Yo creo que debe renovarse, debe encontrar un nuevo lenguaje y debe estar por la confrontación, pero con trabajos en los que la gente se sienta útil. Éste es mi parecer, y cuando me presente al secretariado nacional, pues yo propondré esto.
-¿Qué les diría a quienes ridiculizan la revolución de las sonrisas calificándola de lirismo?
-A ver, aquí hay dos o tres cosas que debemos saber. Primero, cuando se confrontaron al Estado, no sabían cómo reaccionaría el Estado. Y unos, yo mismo, y me acuso mucho porque yo viví 28 años bajo el franquismo y por tanto lo conocía bastante bien, pero pensaba que la práctica democrática habría limado las aristas del Estado español. No. Y por tanto, es verdad que el aprendizaje de la violencia del Estado significa que debemos aplicar actos de desobediencia mucho más preparados y fuertes que los de los años 15 y 17. Ahora, yo hago una declaración solemne, que además la dije ayer en un acto sobre Puig Antich: “Si mi país, Cataluña, debe actuar como hoy actúa el sionismo, no los judíos, el sionismo en el gobierno actual de Israel, para defender teóricamente su existencia con el fascismo y la crueldad que hace, yo renuncio a ello. Absolutamente. Prefiero no tener país. Me avergonzaría que un país como el mío, que desde hace 400 años ha sido perseguido en todos los aspectos, crueles, culturales, económicos, etc., que para nuestra precisión, por nuestra existencia o pervivencia como país, hiciéramos los mismos disparates fascistas, o parafascistas, o racistas, o etnocidas que nos han hecho. Y por tanto, atención, porque sí quizá íbamos con el lirio. Pero debemos cambiar el lirio por algo que no sean las herramientas del fascismo, ni de ese nacionalismo excluyente, que ha llevado a ser gentuza. La lucha por la libertad y por la pervivencia de nuestra colectividad nacional debe provocar siempre la satisfacción y no la amargura. ¿Me explico? Cuando cantaba, decía siempre que un militante frustrado es un militante triste. Cabreado y frustrado, es la primera victoria del sistema. Lo peor que podemos hacerle al sistema es, desde la convicción personal, estallar de energía y de proyección y de fuerza. Y por lo tanto, yo estoy por la sonrisa, por la firmeza, por besar a quien haga falta, y si hay que dar alguna bofetada, también.
-Hay gente que sólo quiere o puede salir una vez al año como un acto lúdico. ¿Te parece bien?
-¡La Virgen!
-Porque aquí parece que llegó un momento que decías, claro, venimos aquí y sólo venimos para la foto, ¿no? ¿Pero qué significa que sólo venimos para la foto? ¿Es importante venir para la foto un año tras otro?
-¡Importantísimo! A mí desde joven me dieron unas cuantas lecciones y lo entendí así. Quizás no lo sé practicar porque es difícil, pero debemos entender que cada uno lucha por la independencia desde su rol y desde sus posibilidades. A mí me gusta, me hace sonreír, y no con el lirio, sino con la socarronería ampurdanesa más cortante, cuando me dicen “no, es que sólo hay abuelas”. ¡Ah! Pues escucha, déjame decirte que un proceso pseudorevolucionario (porque éste no deja de ser pseudorevolucionario) en el que las abuelas se ponen delante… Busca en el mundo ejemplares de este género donde la generación más inactiva se pone por delante, porque esto significa que detrás vendrán todos los demás. Pero, o sea, hacer a ganchillo una bandera es la manera tal vez de una abuela de sentirse integrada en un movimiento, mientras el otro está, yo qué sé, llevando un tractor o el otro haciendo no sé qué con un contenedor, por así decirlo. Escucha, cada uno debe hacer su función en esta lucha por la independencia y, por tanto, nada de complejos de ningún tipo, ¿no? Cada uno su papel. Y las instituciones deberían jugar las suyas, que para eso las criticamos; la ANC debe jugar la suya, Òmnium debe jugar la suya, los CDR deben jugar la suya, etc. Y la gente, cada uno…
-Tu idea de presentarte al secretariado de la ANC es para hacerla ir hacia aquí…
-Mi voluntad es movilizar y sacudir la ANC, pero con la ayuda de la gente que piense esto. Y si en el secretariado me encuentro con otra gente que piensa así, pues intentar reestructurar, renovar, redinamizar.
-Para hacer la tortilla deben romperse los huevos y batirlos, ¡eh! La pregunta sería, ¿puede haber independencia sin ruptura ni mojarse?
-Será difícil, pero yo creo que no tenemos más remedio que intentarlo. Yo me popongo la cuestión al revés. Si no intentamos la independencia, incluso con ruptura, ¿qué hacemos? O sea, ¿nos declaramos oficialmente colonia asumida del Estado español? ¿Nos quedamos en casa? Mira, te diré una cosa, llevo cinco años así, y no he conocido a nadie, pero nadie quiere decir nadie, que me haya dicho que ha dejado de ser independentista. Me dicen estoy cabreado, estoy desmovilizado, estoy decepcionado. Todos los adjetivos, eh. Pero nadie me ha dicho que ya no es independentista. Debo decirte también otra cosa, y esto es un sentimiento interior. Yo creo que se ha terminado el reflujo. O sea, en el 17 y 19 la ola paró; a mí, como siempre he navegado, me gusta esa imagen, se paró, pero no limpió lo que debía limpiar. Y después viene el reflujo. Y han pasado, yo creo, años de reflujo. Yo creo que este año ha terminado. El 23 ha terminado el reflujo, y el 24 empezamos la vuelta hacia adelante. Estoy convencido de esto. Y me parece, aunque también lo sabe otra gente, y que también lo saben en Bélgica, y que también lo sabe gente incluso contraria, ¿no? Y el Estado también creo que lo sabe un poco.
-¿Tengo que ver una cierta coordinación entre lo que decía el otro día el presidente Puigdemont en el cambio del Consejo de la República, y esa idea tuya de ser activo en la Asamblea, a partir del secretariado?
-Si realmente coinciden, sí, pero si no coinciden, la Asamblea debe realizar su trabajo. O sea…
-No, no… Quería decir si existe una cierta táctica. Yo me voy del Consejo de la República, ya te quedas tú, y vamos a ver si tenemos dos herramientas válidas en vez de una, y a ver si desde el Consejo haces lo que tienes que hacer, porque también se ha criticado mucho lo que se ha hecho.
-No, escucha, no es cuestión reflexionada, sino que es una cuestión práctica. Yo me voy del Consejo porque no me siento muy cómodo. Lo digo primero al president, porque es mi obligación, y después a Toni Comín. Y me lo aceptan con cierta comprensión, y miro el panorama y veo que de las herramientas que tenemos, donde yo puedo ser más útil como persona independiente y que no estoy escrito en ningún partido…
-Porque en este morir bien no entra el quedarse quieto…
-No. Mientras estemos bajo el 155, no. Si estamos bajo la autonomía porque la mayoría de ese país vota autonomismo… de acuerdo. Si hago un referéndum y digo, no, no queremos ser independientes, yo iré haciendo mis cancioncillas, pero lo aceptaré. Ahora, lo que no puedo aceptar es el estado actual, cuyo estatuto no hemos votado y con un 155 que ha destrozado nuestras instituciones y con el representante de nuestras instituciones en el extranjero. Por favor. De ninguna forma. Nunca lo aceptaré, o sea que Marchena…
-Si el día 16 en Taradell ganan los partidarios de la lista cívica, ¿irás igualmente al secretariado?
-Sí, porque yo creo que la ANC en los meses que vengan, lo primero que debería hacerse es liberar esta lista cívica de la influencia de la ANC y desliberar la ANC de los actos de esa lista.
-Por lo que has dicho, ya ves una cuarta lista…
-Es que es muy grande. No estoy en contra de la cuarta lista. Escucha, fantástico. Ahora no me comprometas la herramienta más importante del país con una lista cívica que no sabe si será o no un fracaso y que, incluso, si triunfa, te liga. Te atará con tu trabajo de herramienta porque la gente te verá como una opción adversaria, por ejemplo. Los partidos políticos todos, para empezar. Y los demás ya te verán cómo alguien interesado en una parte de un sentimiento independentista. Por tanto, yo, si la lista cívica va adelante, lo primero que intentaría desde la Asamblea es liberar a la Asamblea de esta responsabilidad.
-El proceso electoral de la ANC es lo que es, y vas como a Lluís. Supongamos que el secretariado te pide que seas presidente.
-Sí, escúchame, a ver, a mí me gustaría ayudar a dinamizar la Asamblea desde el lugar en el que pueda hacerlo. Yo no sé, si me vería con corazón para presidirla, porque tengo 76 años, y sé el inmenso sacrificio que es. También debo decir que no sé si es bueno que la ANC sea presidencialista. Esto es otra cosa. Cuando sea del secretariado nacional, si es que la gente se aviene a ponerme allí, decidiré qué hago, pero es evidente que tal y como hoy funciona la presidencia, yo no soy la persona ideal. Ahora, si existe una posibilidad de presidente o chica de limpiar las escaleras, sí.
-¿Lo que a veces has dicho hacer de reina madre?
-Y estar ahí. Estar ahí… Toda la gente que dice, no, yo estaba… y normalmente son los buenos, porque son la gente crítica. Yo les digo siempre, “Pero entra”. Y una de las cosas que debemos hacer es decirles “Eh, chavales, entrad”. Ahora, para poder hacer esto, y lo digo muy sinceramente, es necesario renovar el lenguaje, los valores, los objetivos y ponerlos al día. El 11 de Septiembre es importante, pero después tienes que encontrar maneras… Debemos construir la complicidad entre la Asamblea y las estructuras nacionales que tenemos, que las tenemos. Tenemos una estructura médica nacional y nacionalista. Debemos encontrar maneras… Los payeses, estructura nacional, la educación… No puede que la Asamblea no se comprometa, ¿no? Para todo esto debemos encontrar los recursos, los modos… Yo lo de la lista cívica sólo lo habría podido aceptar si era el último acto de la Asamblea. Si la Asamblea se disuelve y dice “Nosotros hacemos un partido independentista, etc., y, como herramienta nos ponemos detrás (y esto es mayoritario en los que queden, en los militantes que se queden de la Asamblea”. Ahora, el ‘al día siguiente ustedes se disuelven, pero si ustedes siguen como herramienta más importante del independentismo, no me hagan esto, porque desvirtúan su calidad como herramienta.
-Acabamos. ¿El caso Koldo liquida “el efecto Illa”?
-En ese momento Illa es el socialista más protegido del Estado. Porque así como se han cargado a Ábalos y no era muy importante, y quizá les convenía porque vete a saber qué hay debajo, Illa para ellos es una esperanza fundamental. Por tanto, debemos intentar que salga todo lo que debe salir de Illa sabiendo que el Estado lo protegerá a matar. Porque si se desmonta a Illa, se desmonta su operación Cataluña. Con cloacas incluidas, ¿eh? Porque estos son los policías buenos, ¿eh? Recuerda a Illa diciendo que él habría aplicado el 155 antes de la cuenta. Ahora, existe una responsabilidad con todo esto. Y es Esquerra Republicana otra vez y su gran estratega. El presidente Oriol Junqueras de Esquerra. Esto depende también de Esquerra Republicana. Si no lo esconde, si no le facilita como ha hecho hasta ahora, que una persona mediocre como él acabe siendo la primera opción de muchos catalanes. A base de la rendición de principios y de acción y mal gobierno. Porque aquí entra todo, ¿eh? Hemos visto cosas de gobierno espantosas, ¿eh? Y ahora no es necesario hacer sangre. Pero cuidado, porque uno de los refugios de Illa es ERC. Y de momento parece que tiene mucho interés en salvar a Illa.
EL PUNT-AVUI
6 marzo 2024