Contestando a la metamorfosis de la euskarafobia

 

Imagen de una señal vandalizada que tacha el termino en euskera de cementerio

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Los ataques de los euskarafobos han cambiado; o, si se prefiere, han sufrido una metamorfosis más. Pero en consecuencia, las respuestas que se den a esos ataques también deben evolucionar. Hoy y aquí los argumentos que ese utilizan en los debates a favor y en contra del euskara –en instituciones, medios de comunicación, juzgados, calle y donde quiera- no son los que se utilizaban antes; no solo en los pasados siglos, sino que tampoco en épocas más recientes.

En el debate sobre el euskara, que duró desde el siglo XVI hasta el primer tercio del siglo XX, los argumentos utilizados en favor y en contra del euskara hacían referencia a la propia esencia de la lengua; es decir, a ver si el euskara contaba con unas intrínsecas cualidades y una hipotética perfección o no. Hoy en día está bien estudiada aquella larga y dura época, por ejemplo en el libro denominado Apologistas y Detractores de la Lengua Vasca y otros, con expresa relación de sus numerosos protagonistas.

Los euskarafobos de aquella época tenían como objetivo el desprestigiar y menospreciar el euskara, para así forzar a las ciudadanas y ciudadanos, incluidos los propios vascoparlantes, a su abandono. Y al mismo tiempo, pretendían dar cobertura e impulsar las prohibiciones, persecuciones, opresiones y castigos. La argumentación utilizada para ello era que el euskara es una lengua defectuosa e imperfecta; o sea, que era la lengua de los retrógrados y que no estaba capacitada para la vida moderna; ni siquiera para ser escrita.

En el primer libro impreso en euskara –Primitiae linguae Vasconum, 1545, Beñat Etxepare- aparece ya la primera respuesta tan dolorosa como impactante. Desde entonces y durante cinco largos siglos se respondió a los ataques euskarofobos en ocasiones con prudencia y en otros caos con las exageraciones de la apología. Sin embargo, Adolfo Suarez en 1977 del pleno siglo XX seguía con la ridícula monserga de los detractores del euskara diciendo que la física cuántica no se puede explicar en euskara.

Se pueden catalogar como los últimos representantes más ilustres de los apologistas y euskarofobos a Sabino Arana y Miguel Unamuno; Arana, en el papel de apologista, decía que el euskara no necesitaba recibir préstamos lingüísticos de otras lenguas; y Unamuno, como euskarofobo sostenía que el euskara no era capaz de recibir léxicos ni expresiones de las lenguas modernas. La postura de Arana era retrógrada y falsa: Pero la actitud de Unamuno era aún mucho más retrógrada y acientífica. Afortunadamente el euskara ya tiene demostrado que, al igual que las demás lenguas modernas, tiene capacidad para desarrollar la ciencia, la cultura y la investigación moderna. El euskara no necesita apología, pero tampoco merece ataques.

A partir de mediados del siglo XX y, sobre todo, en la época de la reforma política, los euskarofobos se propusieron como objetivos políticos el impedir la unificación literaria del euskara, el reducir el acceso del euskara a todos los niveles de la enseñanza, y, especialmente, el degradar el nivel de la co-oficialidad del euskara. Por desgracia, cuando se negociaron el Estatuto Vasco y el Amejoramiento no se logró la equiparación de ambas lenguas. El castellano fue impuesto por encima del euskara; y ese hecho constituye una opresión injusta, por mucho que esté constitucionalizado, legalizado y sentenciado. También sería preciso hacer una autocrítica, pues las comunidades vascas no han sabido o no han sido capaces de defender la igualdad de ambas lenguas como principio antropológico y reivindicación democrática fundamental. Y ello, además del sabotaje traicionero contra el Parlamento Foral de Navarra, que había acordado como base la cooficialidad del euskara.

Eran tiempos en que en los mítines de UPN hacían intervenir a un personaje vascoparlante para que dijera lo siguiente: Si yo llevo a mi hijo al médico, ¿qué quiero, que le hable en euskara o que le cure? ¡Pues que le cure, claro! Argumentación célebre aquella en la que el pobre hijo se equiparaba a un animal ante el veterinario, sin darse cuenta de que despreciaban tratamientos como los de salud mental. ¿Cómo no va a ser necesario que la médica o médico pueda entenderse con el paciente? Pero el objetivo de la ridícula anécdota no era sino quitar o reducir el valor social, económico y cultural al euskara.

¿Actualmente en el siglo XXI, cuando se están dictando tantas sentencias, resoluciones y acuerdos políticos injustos y ofensivos, cuáles son los argumentos empleados, tanto a favor como en contra? No son los de antes. Los centralismos, como por ejemplo el sindicato UGT o los alcaldes de UPN y socialistas de Egües y Orcoyen, junto con las sentencias injustas de numerosos jueces, y/o las proclamas de abogados como Ignacio López Lara no utilizan los argumentos euskarafobos de antaño. Los euskarafobos actuales no dicen que el euskara es defectuoso, o que no tiene capacidad para la cultura y los conocimientos modernos o que no vale para la vida social y cultural. Ahora expresan justamente lo contrario. Los euskarofobos actuales mantienen que el euskara no debe ser obligación, mérito, ventaja o privilegio; es decir que el euskara no puede ser colocado al par que el castellano… proclaman que solamente tenemos la obligación de saber castellano, porque así lo establece la sacrosanta constitución. O sea, que los argumentos euskarofobos han sufrido una profunda metamorfosis.

También las reivindicaciones y estrategias del euskara deben ser modificadas profundamente. Quienes hemos conocido el cambio de cantar Aitorren hizkuntz zarra al argumentario de Krutwig Aresti, Txillardegi, etc. y quienes conocimos en la familia en la vecindad y en el pueblo a el sufrimiento de los monolingües vascos sabemos bien que lo que ha cambiado es la sociedad. Igual que en otras naciones con estado o sin estado de Europa, también en Euskal Herria la reivindicación debe referirse a la cooficialidad de las dos lenguas, por cuanto la igualdad de las personas no se dilucida solo en castellano.

Euskal Herria, incluida Navarra, constituye ya una sociedad bilingüe; y los vascos/vascas somos bilingües, tanto por saber dos lenguas o por tener el derecho y la posibilidad de conocerlas. Ha de tenerse en cuenta que los derechos lingüísticos, en tanto en cuanto afecta a la identidad personal son derechos humanos; y que además corresponden también a las personas que no conocen la lengua. Por ello las normas resoluciones y sentencias que no respetan la igualdad de las lenguas son injustas; y por supuesto antidemocráticas. En las sociedades y pueblos bilingües el único modelo democrático y justo es la igualdad de las lenguas.

Las instituciones del euskara –por ejemplo, la Real Academia de la Lengua Vasca- tienen que salir de su inercia en este tema ultra importante y hacer una feroz auto crítica. Pero tal vez corresponde a los partidos y movimientos políticos sociales y culturales el responder con nuevos argumentos a la metamorfosis de los euskarofobos; y el fundamento tendrá que ser que la verdadera cooficialidad consiste en la igualdad de las lenguas.

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