Robert D. Kaplan: “Si cae Putin, Rusia se puede descomponer como la antigua Yugoslavia”

El escritor, politólogo y viajero estadounidense publica ‘Adriático’, donde trata de captar la esencia europea

De Rímini (Italia) a Corfú (Grecia), a través de los Balcanes, la antigua Yugoslavia, donde ya se adentró en Fantasmas balcánicos (1993), o Albania, Robert D. Kaplan (escritor, periodista, politólogo, viajero) cargó su maleta de libros entre el 2016 y el 2018. Salió a entender el todo europeo recorriendo una parte. La llama “el planeta en miniatura”. Así surgió Adriático (Un concierto de civilizaciones a finales de la Edad Moderna) que publica RBA en castellano.

-Dice que viaja para leer.

-Este es un libro que nadie escribe para lectores que ya no existen. Es generalista, no es globalista. Es un libro sobre historia, arte, poesía, geografía, autobiografía, bibliografía. Lo que lo une todo es un área geográfica, el mar Adriático. Y es perfecto porque ahí es donde el imperio otomano turco se encuentra con la Venecia católica.

-¿Ahí se destila Europa?

-El Adriático tiene las tres grandes religiones: el islam, la ortodoxa y el catolicismo. Todos los asuntos de Europa, como los refugiados, están en el Adriático.

-En sus observaciones constata que hay voces en Croacia que añoran Yugoslavia…

-Entre los intelectuales croatas tiene una connotación casi romántica. Ven la Yugoslavia de Tito como el mundo global cosmopolita, una federación en la que convivían diferentes nacionalidades. Es una manera de escapar de la política étnica.

-Esto le permite analizar la Unión Europea.

-Vivimos en una época en que constantemente se ataca a los imperios, pero hay que recordar que la mayor parte de la historia existe bajo un imperio u otro. La Unión Europea es una especie de imperio bueno y benévolo. Las decisiones se toman en Bruselas y afectan a Grecia, Bulgaria, España. Es muy imperial. La visión del libro es que Europa se tiene que expandir a los Balcanes occidentales. Es la forma de resolver las cuestiones étnicas nacionales.

-Pero los nacionalismos apelan fácilmente a las emociones.

-Si la Unión Europea no existiera, habría que inventarla, porque es la única manera de tener prosperidad económica y paz. Y tiene un mito fundacional, y es que Europa siempre se expande y las áreas cercanas se hacen más democráticas y eficientes. No hay reemplazo para la Unión Europea.

-Se produjo el Brexit.

-El Reino Unido es una nación isla, no está en el continente. No creo que se repita, porque la gente ha visto lo difícil que es. No veo a Francia o Italia dejando Europa. Al contrario, más países quieren sumarse.

-Dentro están Hungría o la Italia que evoca a Mussolini…

-Hay que marcar distinciones. El ala derecha de Italia no es fascista. Básicamente es un partido antiinmigración, que es un problema europeo. El miedo a los inmigrantes impulsa la política de derechas en Europa.

-Menciona que cada vez crece más la población de África.

-Estamos viendo la idea de que Europa se expanda hacia el este hacia Ucrania. Europa siempre ha cambiado en el mapa y Adriático afronta esa cuestión de que Europa no es estable en el mapa, pero en lugar de ir hacia el este, como este libro es sobre el Mediterráneo, señala que se ha de ir hacia el sur. Esto va sobre el hecho de que, al final del siglo XXI, habrá siete africanos por un europeo. Europa tendrá cada vez más africanos.

-Y de diferente religión.

-Los países europeos han estado definidos por nacionalidad y religión. Un significativo número de estos inmigrantes no serán católicos, ni hablarán el mismo idioma. Es una cuestión de cambiar todo el concepto de nacionalidades que existe, lo que nos conduce a una reconsideración del imperio.

-Este concepto le ha supuesto críticas previamente…

-Hemos pasado la edad de los imperios, y solo nos enfocamos en su maldad, pero habrá una reevaluación de las cosas buenas, y una es el cosmopolitismo, que no es nacional en términos de un lenguaje o una raza.

-Frente a este concepto global surge el populismo.

-El populismo es una reacción a la globalización, que rompe las fronteras y erosiona las historias nacionales. Pero la edad del populismo se superará porque la globalización es imparable. Solo hay que observar la manera cómo vivimos ahora.

-En su libro apunta el intento de China por establecer una nueva ruta de la seda y controlar el puerto de Trieste.

-China tiene una visión a largo plazo y ayudará a determinar la personalidad del Adriático. Parece que se está convirtiendo en un país más autoritario y agresivo, pero los chinos son también muy buenos en los negocios, no son como los rusos.

-Lo que lleva al conflicto bélico en Ucrania.

-No sé cómo terminará esta guerra, porque en definitiva es una guerra sobre políticas, y el gran asunto es si tendrá efecto en la política de Moscú. Rusia siempre ha sido más caótica que China y esta guerra podrá tener efecto en los Balcanes.

-¿Podría haber un cambio de régimen en Rusia?

-Lenin dejó una frase que dice que pueden pasar décadas y no suceder nada, y luego pueden pasar semanas y décadas, y suceden. Lo que nos traiga el invierno puede afectar a la historia de Europa y Rusia para los próximos veinte años.

-¿Cómo se ha llegado a esto?

-La retirada de Estados Unidos de Afganistán tiene un efecto irónico. Putin pensó que el presidente Biden era débil cuando esa retirada lo reforzó. Putin hizo una lectura equivocada. Si no se hubiera producido la retirada de Afganistán, Putin no habría invadido Ucrania.

-¿Y ahora qué?

-Quién sabe, Putin es shakespeariano. No es solo geopolítica. Shakespeare trata sobre la mente, Hamlet, sobre la personalidad, sobre la rabia que llevamos dentro, las cosas que nos torturan. ¿Puede utilizar armas nucleares? Es shakesperiano, solo un hombre decide y solo él sabe qué hay en su mente. Shakespeare habría escrito una gran obra sobre Putin.

-¿Armas nucleares?

-No lo espero. No veo cómo le beneficia en el campo de batalla. Espero que haga otras cosas, ataques no convencionales, a infraestructuras civiles.

-¿Podría caer Putin?

-Si cae, Rusia se podría desmembrar como la antigua Yugoslavia. Rusia no está bien institucionalizada como China. Si se pone enfermo Xi Jinping, mañana habrá un nuevo presidente, elegido metódicamente. En Rusia, no hay nada más allá de Putin. Si cayera, habría algo desordenado y sangriento.

LA VANGUARDIA