No sé si conocisteis a Carl Sagan, fue un astrónomo, astrofísico, cosmólogo, astrobiólogo. Tuvo un programa de divulgación científica en los ochenta que se llamaba Cosmos que nos abrió una ventana al universo. Fue, también, el diseñador de la placa que se instaló en las sondas espaciales Pioneer 10 y 11 en su viaje de exploración hacia Saturno y Júpiter. La placa estaba pensada para explicar a una posible civilización extraterrestre nuestro origen y nuestra capacidad tecnológica. Además de otras representaciones, en la placa estaban grabados los cuerpos desnudos, inspirados en los dibujos de Leonardo, de un hombre y una mujer. El hombre tenía la mano derecha levantada a modo de saludo demostrando que no portaba armas y que estaba en paz. Era como un mensaje dentro de una botella vagando por el espacio.
Lo que, seguramente, sí conocéis son las manos rupestres, repartidas por todos los continentes, que dejaron nuestros antepasados en las cavernas, otros mensajes de hace 50.000 años. Tanto el pueblo romano como muchos otros pueblos posteriores empleaban la mano como signo de bienvenida o salutación. Alguien, hace 2.000 años, una persona de aquí al lado, colocó una mano en su puerta saludando. Nos daba la bienvenida a su hogar. Hemos llamado y nos ha abierto.
Saludos Irulegui, bienhallada. La mano de Irulegi, elegida como uno de los diez hallazgos arqueológicos referentes a nivel mundial.
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