Existe un desconocimiento general sobre el hecho de que vivimos en un periodo interglaciar, un transitorio tiempo cálido entre dos glaciaciones. La última glaciación, también llamada Edad de Hielo, duró unos treinta mil años, y se desarrolló entre los cuarenta mil y los diez mil años antes de nuestra era, finalizando por tanto hace unos 12.000 años, dando paso al Holoceno. En él han aparecido la agricultura, las primeras grandes civilizaciones y nuestra historia hasta el día de hoy, pero no existe la menor duda de que la dinámica del planeta continuará y se sucederán las edades de calor y de hielo. El Holoceno ha sido un período interglaciar y no hay ninguna razón para creer que represente el fin de los ciclos de glaciaciones.
El astrónomo Milankovitch se dio cuenta de que tanto el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol como el de rotación sobre su eje no son fijos, sino que están sujetos a variaciones seculares. Estos ciclos le sirvieron al astrónomo y matemático serbio para establecer unas curvas que reflejasen la variación del calor aportado por el Sol como causa de las glaciaciones. En las latitudes altas, el Sol incide más oblicuamente que en las latitudes bajas, por lo que la cantidad de calor aportada es menor en los polos que en el ecuador. La Tierra describe en el espacio una elipse donde el Sol ocupa uno de los focos. La variación de la excentricidad tiene una periodicidad de 100.000 años. La inclinación del eje de la Tierra es de 23º 27´, sin embargo, este valor oscila entre 21,6 º y 24,5º cada 40.000 años, lo que supone que las glaciaciones y los periodos interglaciares son cíclicos.
Las glaciaciones, o épocas de frío, se dan al producirse la conjunción de alta excentricidad, baja inclinación y una distancia grande entre la Tierra y el Sol. Mientras que las épocas interglaciares, o épocas de temperaturas templadas, se dan al unirse la baja excentricidad, gran inclinación y una menor distancia entre la Tierra y el Sol.
La Tierra se encamina de nuevo hacia un periodo glacial. Un estudio de la revista Nature Geoscience ha calculado que la próxima glaciación podría comenzar dentro de unos 1.500 años. Pasado ese tiempo, el planeta se sumiría en una nueva era de hielo, con una bajada drástica de temperaturas y el avance del hielo continental de los casquetes y de los glaciares, es decir, finalizaría el periodo interglaciar en el que nos encontramos.
Mientras las noticias sobre el calentamiento global y sus consecuencias son cada vez más frecuentes y alarmantes, resulta chocante mencionar la posibilidad de que nuestro planeta estaría a punto de entrar de nuevo en una Edad de Hielo de la que salimos hace 12.000 años El actual calentamiento global puede hacer que la Tierra se caliente más que en el anterior período interglacial Riss-Würm, que llegó al máximo hace aproximadamente 125.000 años con temperaturas más cálidas que en la actualidad. Según los climatólogos, no puede descartarse que el calentamiento global acabe desencadenando un repentino y catastrófico cambio climático en la Tierra. El calentamiento global puede poner al planeta al borde de una nueva era glacial, adelantándonos al teórico nuevo período de frío atroz. En el último periodo glacial la temperatura media global fue de unos 7,8 grados centígrados, unos 6 grados menos que la temperatura media global del siglo XX. Suponiendo que fuera similar al último periodo glacial, todo el norte de América y de Euroasia quedaría cubierto de hielo.
Desde hace unos 30.000 años, los pequeños grupos de homo sapiens que habían llegado a Europa milenios antes procedentes de África se estaban convirtiendo en la especie humana dominante ante la decadencia neandertal. Pero no tenían una vida fácil. El último máximo glacial, que comenzó hace unos 25.000 años y que mantuvo la mitad del planeta congelado durante más de 60 siglos, obligó a muchos de estos grupos a refugiarse en el sudoeste europeo, donde abundaban las cuevas naturales, encontrando en ellas calor y protección. La zona franco-cantábrica se convirtió en uno de los más importantes refugios durante la última gran glaciación. Para escapar del frío, un grupo numeroso de seres humanos se asentó en esa zona, permaneciendo varios milenios. La mayor parte de Europa se deshabitó y las zonas meridionales de las islas británicas y amplias zonas de la actual Francia se parecían a un desierto polar. Pero la glaciación llegaría a su fin y, a medida que retrocedió el hielo, Europa volvió a poblarse de nuevo con seres humanos. Un estudio en el que han participado científicos de varios países ha proporcionado nuevos datos sobre el proceso de repoblación de Europa al término de la glaciación. Sus descubrimientos se han publicado en la revista American Journal of Human Genetics. El fin del Último Máximo Glacial hizo posible que los humanos recolonizasen las zonas de Europa que habían quedado desiertas, en un proceso de expansión de la población humana.
La historia geológica de la Tierra indica que los períodos recientes entre edades glaciales han durado una media de alrededor de 11.000 años, y ya han pasado 12.000 años desde el último invierno multimilenial, según unos investigadores de la Universidad de Cambridge. No sabemos exactamente qué ocurrirá con el clima de la Tierra en las próximas décadas porque va a depender de que seamos capaces de reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Estamos inmersos en el calentamiento global, y este fenómeno puede alterar el ciclo de glaciaciones y periodos interglaciares.
En la última glaciación, el territorio cántabro-aquitano fue, durante miles de años, refugio de los habitantes de toda Europa Occidental, y allí el incremento de la densidad de población facilitó el desarrollo de la cultura magdaleniense. Y ahí está la clave del origen de los vascos. No es que se trate de afirmar que el euskera es la misma lengua que se hablaba hace más de 12.000 años en la época del magdaleniense, sino que muchos vocablos empleados por los magdalenienses de la región pirenaica se han conservado en la lengua vasca, sin discontinuidad, desde aquella época hasta nuestros días.
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