En la sociedad civil están surgiendo iniciativas que cubren actividades que pueden ser fundamentales
Hace 13 años, por estas fechas, con el añorado Miquel Strubell y Enric Ainsa, comíamos juntos en el Via Fora, en Gràcia, con el objetivo de impulsar un movimiento popular, amplio, transversal, que hiciera posible la independencia de Cataluña. Empezamos formando un primer grupo integrado por buena parte de los independentistas históricos del país, al que después se irían añadiendo muchas de las personas que habían sido los líderes del movimiento de las consultas populares (desde Arenys de Munt – 13/09/2009 hasta Barcelona – 20/04/2011). El 30 de abril de 2011, celebrábamos la Primera Conferencia Nacional por el Estado Propio, en el Palacio de Congresos de Montjuïc, con la aprobación de una hoja de ruta de país y la elección de un secretariado provisional que tenía un único objetivo: la constitución de la ANC, la herramienta que hacía falta para llevar a cabo esa hoja de ruta.
La primera etapa del proceso (2009-2017) estuvo marcada por el empuje y protagonismo de la sociedad civil, encabezada por la ANC y acompañada, casi siempre, por Òmnium. Los partidos y sus disputas estériles por la hegemonía resultaron, a menudo, el freno de un movimiento que había cogido por sorpresa las estructuras de poder del Estado. En cambio, las instituciones catalanas –ayuntamientos y Generalitat– asumieron el papel histórico que les correspondía. Alcaldes y alcaldesas y, sobre todo, los dos presidentes de la Generalitat y la presidenta del Parlament, supieron escuchar el clamor popular y, cuando fue necesario, tensaron las estructuras de los propios partidos para hacer posible la convocatoria del 9-N, la ley del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica, el 6 y 7 de septiembre de 2017, y el referéndum del 1-O. Un poco a trancas y barrancas y con tres años de retraso, las tres patas del movimiento –sociedad civil, partidos e instituciones– habían hecho posible lo previsto en la hoja de ruta aprobada en la Primera Conferencia Nacional por el Estado Propio: hacer un referendo y ganarlo. El escenario ha cambiado bastante desde ese 27-O en el que se produjo, en el Parlament de Cataluña, la proclamación oficial de la República catalana. Ahora, como ocurría hace 13 años, el país parece en estado de ebullición. El protagonismo parece volver a pasar de la política oficial a la sociedad civil. Algunos de los actores de la primera etapa –las instituciones autonómicas– quizás ya no pueden hacer más trabajo que el que dejaron hecho en 2017 u otros –los partidos políticos– deben hacer otros muy necesarios para culminar el proceso con éxito, pero qué pueden hacer desde la legalidad vigente y, por tanto, sin poner en demasiado riesgo ni su subsistencia política ni económica.
En la nueva etapa que acabamos de empezar, los actores sobre los que debe recaer la responsabilidad de crear las condiciones para hacer posible la instauración de la República catalana proclamada ese 27-O han cambiado. A la sociedad civil, que debe ser de nuevo el motor de todo ello, se le debe añadir el Consejo de la República, que debe completar tanto su estructuración como, sobre todo, la definición de los roles que puede y debe asumir sin entrar en competencia con otros actores, y, por último, los partidos políticos, en el doble papel de gestionar las administraciones municipales y autonómicas y de debilitar el régimen del 78 desde sus propias instituciones políticas.
El papel de los ayuntamientos catalanes, en cambio, puede quedar limitado al apoyo –logístico y político– a las entidades de sus municipios que trabajen por el proceso y el papel de la Generalitat debe limitarse a convocar las elecciones autonómicas cuando se den las condiciones necesarias para convertirlas en plebiscitarias y a realizar el traspaso de poderes al president de la República, tras la victoria independentista, por mayoría de escaños y votos, en estas elecciones.
En la sociedad civil están surgiendo diversas iniciativas que cubren actividades que pueden ser fundamentales cuando se produzca el nuevo embate con el Estado español u otras que intentan dibujar el camino a seguir. Òmnium habla de empezar un nuevo ciclo y la ANC ha puesto en marcha una conferencia a partir de dos hilos conductores: “Independencia o elecciones” y “lista cívica” para concurrir a las elecciones que reclama como alternativa para hacer efectiva la proclamación de independencia de aquel 27-O de 2017. Por el mero hecho de ser iniciativas que dibujan nuevos horizontes desde la sociedad civil, deben ser consideradas muy positivas, pero deben ir acompañadas de otras iniciativas que activen los otros actores y, sobre todo, que se complementen unas con otras. Se hace imprescindible y urgente que todos los actores de esta segunda etapa del proceso de independencia encuentren la fórmula para definir sobre qué bases y en torno a qué proyectos se puede construir la unidad estratégica de la que tanto se habla, y desde hace tanto tiempo, pero que parece que no se construye porque todo el mundo quiere ser protagonista, los partidos por la vía de conseguir una hegemonía que los resultados electorales se empeñan en dibujar como imposible a corto o medio plazo, y las dos principales entidades por la vía de discursos y propuestas casi antagónicos, compartiendo el escenario el 11-S y el 1-O y poco más.
En este escenario consideramos imprescindible volver a definir un marco de trabajo y entendimiento como lo fue la 1ª Conferencia Nacional por el Estado Propio, por eso formamos parte del grupo impulsor de la 2ª Conferencia (www.mxi.cat), que ya ha sido convocada de la misma forma que la anterior. Puede participar todo el mundo, con su voz y voto, en condiciones de igualdad. Cada persona se representa a sí misma y todos los votos tienen igual valor. Quizás sólo así podremos salir de la situación de bloqueo en la que nos encontramos instalados desde hace demasiado tiempo. Quizás sólo así seamos capaces de sacudir las estructuras de partidos y entidades que no parecen escucharse y que se mantienen instalados en sus zonas de confort, sólo hablando por los suyos y escuchando sus ánimos y halagos.
Toca remover el escenario y que todo se tambalee hasta encontrar un nuevo encaje que nos permita volver a avanzar, cada uno haciendo su trabajo y todos los trabajos siguiendo un plan conjunto, una nueva hoja de ruta de país verdaderamente asumida por todos.
* MIEMBROS FUNDADORES DE LA ANC
https://mxi.cat/manifest/manifest.php
EL PUNT-AVUI