Las escuelas de Makirriain y la fundación Maestría

Corría el año 1796 cuando el presbítero Juan Manuel Espoz y Vergara creó la Fundación Maestría de Makirriain en Ezkabarte. Había nacido en la casa Iturrikoa de dicha localidad y, según cuenta el autor Leoncio Urabayen en su estudio etnográfico del valle de Ezkabarte publicado en 1923, poseía una buena fortuna amasada en su estancia en América. No dice si, como parece lo lógico, fue a su vuelta cuando estudió para sacerdote y se ordenó como tal. Su carrera eclesiástica fue in crescendo llegando con los años a alcanzar la canongía de la catedral de Cuenca. En su testamento dejó escrito que una parte de sus bienes, en concreto la cantidad de 150 ducados y 50 acciones del Banco Nacional de San Carlos se dedicaran a crear una escuela para niños y niñas en su localidad natal Makirriain y todo el dinero generado debía dedicarse al mantenimiento del edificio, pago a los maestros y material escolar. Siguiendo los deseos manifestados en su testamento, su apoderado en Navarra Miguel José Urroz, a la sazón párroco de Ororbia, hizo la escritura fundacional el 4 de octubre de 1796 en el notario Juan Francisco Iribarren. El testamento dice textualmente en uno de sus apartados: “Es mi voluntad fundar en el lugar de Maquirriain, escuelas de niños y niñas con la dotación de 100 ducados para la primera y 50 para la maestra de niñas, agregando a esa cantidad 50 acciones del banco nacional de San Carlos y con el sobrante dar premios a los alumnos sobresalientes o utilizarlos para los necesarios arreglos de la escuela y para otros destinos piadosos”. El patronazgo de la fundación debía estar formado por los párrocos de Eusa, Orrio/Zildotz y Makirriain, además de cuatro vecinos de esta última localidad y la escuela, acoger a niños y niñas de estas localidades citadas.

El edificio de las escuelas en la actualidad. Foto VME

Con la fundación ya formada y escriturada, tenemos pocas noticias sobre la fecha en que se llevó a cabo la puesta en funcionamiento de la escuela. En 1849 hay un registro de la Junta Provincial de Instrucción con una relación de fundaciones en la que está incluida esta de Makirriain que poseía, según dice, 50 vales del Banco de San Fernando. Tras algunas gestiones de la citada Junta Provincial en 1851 se convocó el concurso oposición para la provisión de plaza de maestro, asignándole una dotación de mil reales de vellón en metálico y setenta robos de trigo en especie. El patronato de la fundación reclamó contra el anuncio, solicitando su anulación y que continuase al frente de la escuela el nombrado por el patronato en 1845. Es pues este año de 1845 el primero del que se tiene noticia del funcionamiento de la escuela. La Junta Provincial decía que este nombramiento se había hecho sin intervención alguna de la autoridad superior y que no se hacía constar ni si el maestro tenía su correspondiente título ni se hacía constar la dotación que percibía. Este sería el inicio de los conflictos que el patronazgo de la fundación tendría con elementos de la administración superior y que iban a jalonar toda su historia hasta su desaparición ya en este siglo.

La reclamación del patronato fue desestimada y el maestro que obtuvo la plaza la ejerció desde 1851 hasta diciembre de 1883, los treinta y dos años con la misma dotación de mil reales y los setenta robos de trigo, que suponían unas 350 pesetas es decir un total de 600 pts. anuales. Además, se habían asignado 100 reales anuales para material escolar pero no queda claro si el Patronato cumplió con ese deber, pues al fallecimiento del maestro en 1883, su viuda reclamó esas cantidades aduciendo que el material escolar había ido a cargo del maestro en cuestión.

La escuela de niñas se puso en marcha un poco más tarde que la de niños, en concreto a finales de 1861, por iniciativa del patronato y más en concreto del párroco de Makirriain. La asignación para la maestra fue de 1.200 reales anuales, equivalentes a 600 pesetas. Como se ve entonces ya era manifiesta la brecha salarial de género. La maestra asignada ejerció su labor desde 1861 hasta 1884 en que falleció.

A la izda la casa de los maestros y a la derecha el atrio de la iglesia cuyo piso superior servía de aula hasta 1895. Foto VME

A partir de esa fecha la Junta Provincial de Instrucción, sospechando alguna actividad irregular del Patronato que había mantenido inamovibles los sueldos durante tantos años a pesar de que el accionado de la Maestría seguía generando beneficios, crea una Comisión de seguimiento. Esta comisión, en consenso con el patronato, decidió incrementar y fijar las dotaciones de los maestros en 1.500 pesetas anuales para el de niños y 1.125 para la maestra de las niñas. En aquellos años, 1890, el Patronato estaba formado por Valentín Erro, párroco interino de Makirriain, Melitón Galar también párroco interino de Eusa e Isidoro Leyún párroco de Orrio/Zildotz y por los vecinos de Makirriain, Agustín Esquiroz, José María Tihista, Bibiano Cía y José Ezcurra.

La Comisión continuó encontrando irregularidades en la gestión del patronato y finalmente la Junta Provincial de Beneficencia se hizo cargo del patronazgo en 1894, y no solo de la Maestría de Makirriain sino también de otras similares existentes en Navarra. Con algo de retraso sobre el hecho real, por orden del 23 de julio de 1895, el patronato quedaba suspendido, aduciendo injuria, desobediencia, abandono, falta de respeto y acatamiento a las órdenes emanadas por dicha superioridad. Además, los párrocos de Orrio/Zildotz, Isidoro Leyún, de Eusa, Melitón Galar y el titular de Makirriain, Antonio Irurita quedaban suspendidos del patronazgo. Habían de pasar casi quince años hasta que la Junta consiguió que uno de los párrocos devolviera 10.766 pesetas que confesó haber sustraído.

A pesar de las irregularidades de la gestión, las cuentas estaban saneadas y la Maestría contaba con dinero suficiente de las rentas que daban sus valores bancarios. Incluso antes de que la Junta de Beneficencia se hiciera cargo oficialmente del patronazgo, la comisión formada por la Junta Provincial de Instrucción decidió hacer un edificio nuevo para la escuela. Hasta entonces las clases se daban en un aula que quedaba encima del atrio de la iglesia parroquial de Makirriain a la que se accedía por una vivienda aledaña, propiedad de la Maestría y que servía de vivienda para los maestros. Desconozco si esta vivienda de los maestros fue de nueva construcción o existía antes de la creación de la Maestría y fue adquirida por la misma, pero en algunos documentos en que figuran las denominaciones de las casas hay una que se nombra como “casa Maestría”. En cualquier caso, tanto el aula como la vivienda resultaban insuficientes para las necesidades. El nuevo edificio a construir debía contar con la suficiente amplitud para poder acoger más alumnos, la totalidad de los de Eusa, Garrues, Makirriain, Orrio, Zildotz y Anotz, localidades que constituían los baserris. El valle de Ezkabarte se dividía en los “lañerris”,  localidades más cercanas al rio Ultzama y a la carretera de Francia, también más pobladas, Orikain, Azotz, Sorauren y Arre. El resto, las situadas en el interior del valle, apartadas en las laderas montañosas eran los “baserris”.

Se encargó el proyecto al arquitecto provincial Florencio Ansoleaga y con fecha 17 diciembre de 1892 se adjudicó la obra a Nicolás Colás Hernández y el nuevo edificio que iba a acoger a las escuelas se construyó a lo largo del año 1894. El Sr. Colás a su vez contrató las obras de explanación, cimentación, albañilería, pintura y blanqueo a Nicasio Perurena y Felipe Lorca.

Plano de la planta baja de las escuelas. Se corresponde a 1954 cuando se hizo la tasación del edificio pero no difiere del original

Se trataba de un edificio de 26 por 12 metros, de dos plantas de 304 metros cuadrados con tejado a dos aguas y entrada, orientada al sur, en su lado longitudinal. Construido con zócalo de piedra de sillería y en los alzados de mampostería con estucado de mortero en despiece imitación a piedra. La estructura de los pisos se hizo a base de solivería de madera, siendo los suelos de pino tea y roble. La estructura de la cubierta era también de madera con teja árabe de canal, roja. En el tejado posee una lumbrera, justo encima de la escalera interior para iluminar la misma. La altura hasta el alero es de 8,75 metros. Consta en su planta baja de un amplio vestíbulo central de 68 metros cuadrados y a cada lado un aula de 56,4 metros cuadrados cada una, una para los niños, la de la izquierda y otra para las niñas a la derecha.

Columnas de hierro fundido en la conocida fundición pamplonesa de Pinaquy. Foto VME

En la parte delantera, cada aula dispone de un amplio porche cubierto, sostenido por tres columnas de fundición, que se encargaron a los afamados fundidores Sucesores de Pinaquy. Los porches quedan abiertos a la fachada principal y sirven de espacio de recreo en los días lluviosos. En la parte posterior del edificio quedan dos patios ajardinados de 108 metros cada uno. Cada una de las dos aulas tiene acceso directo tanto al porche anterior como al patio posterior, que está separado por un medianil. Al fondo del vestíbulo una escalera nos lleva a la primera planta que está dedicada a dos viviendas, para el maestro de niños y la maestra de niñas con comedor, cocina, recocina, retrete y 3 habitaciones cada una. Entre ambas viviendas queda un amplio vestíbulo que más adelante se utilizaría como comedores y como punto de reunión y salón de actos. La obra costó un total de 30.528,60 pesetas. En la fachada principal, encima de la puerta, una piedra labrada rezaba: “El presbítero don Juan Manuel Espoz y Vergara fundó esta escuela en 1796 y construyó se el edificio en 1894”.

Terminado el edificio comenzaron las clases en el otoño de 1896. Desconozco el nombre del maestro de chicos, pero si se sabe que la maestra de niñas, nombrada por la Junta de Beneficencia fue, entonces, Dª Luisa Diaz Recarte natural de Villafranca de Navarra y que sacó la mejor puntuación de la oposición celebrada en Zaragoza.

Plano de la primera planta de viviendas para los maestros realizado para las reformas de 1911

En el año 1911 la Junta de Beneficencia, siempre a cargo del patronazgo de la Fundación, hizo una revisión de las cuentas de la entidad y viendo que las acciones seguían dando beneficios decidió invertir en algunas mejoras e inicialmente dedicó una parte de los beneficios al arreglo del edificio. Eran, por otra parte, tiempos difíciles para los habitantes de los “baserris” que mantenían a duras penas una economía de subsistencia y, casi con seguridad, padecían muchas privaciones. Con el ánimo de conseguir que todos los niños y niñas acudieran a la escuela que mejor que darles de comer a diario. Y así se hizo, organizando a cuenta de la economía del patronato, unas cantinas escolares. El gran impulsor de estas cantinas fue el maestro titular en el momento Fermín Barceló. Para ello se habilitó la zona central entre ambas aulas para servir la comida que dicen las crónicas que era excelente y abundante y que era inspeccionada por los párrocos, el presidente del concejo y los propios maestros. La cantina contaba con 35 plazas gratuitas para los más necesitados y el resto debían pagar dos pesetas mensuales por niño o niña. Con el establecimiento de la cantina escolar, se consiguió pasar de 40 niños/as asistentes a 85. Quedaba claro que algunos mandaban a sus pequeños a la escuela fundamentalmente a comer adecuadamente, lo que muchas veces no se podía hacer convenientemente en las casas.

Las cantinas se inauguraron el 14 de enero de 1912 con gran pompa y celebración. Un nutrido grupo de autoridades, incluyendo el Gobernador Civil y el alcalde de Pamplona, además de todos los miembros de la Junta de Beneficencia se trasladaron en coches hasta Orikain en donde les esperaban el, entonces, alcalde de Ezkabarte, Juan Sarasibar y el presidente del concejo de Makirriain, Eugenio Leceta. El recibimiento fue acompañado del disparo de un buen número de cohetes. Cuentan que la mañana estaba muy desapacible y con densa niebla y por el mal estado del camino las autoridades tuvieron que acercarse hasta Makirriain montados en caballos y mulas. A las doce en punto comenzó el acto inaugural con la intervención, ante los niños reunidos, del Gobernador Civil, D. Ricardo de la Rosa y del Fiscal provincial eclesiástico, D. José Climent que bendijo las instalaciones. Inmediatamente se les sirvió a los pequeños la primera comida consistente en un buen plato de garbanzos, de ración carne con arroz y pasteles de postre, para muchos un verdadero manjar que ni siquiera conocían. Tras la supuestamente exquisita comida de los niños, tocaba el turno a autoridades, párrocos y maestros que fueron obsequiados en el primer piso con un banquete servido por la muy reconocida fonda Maisonnave de la capital. El menú además de entremeses variados y la correspondiente sopa de cocido, incluía pollo asado, perdices a la española y angulas, menú como parece obvio algo “diferente” al de los niños. Tras el banquete se procedió a la fiesta del árbol en la cual los niños más aplicados procedieron a plantar en el patio trasero de la escuela varios arbolitos donados por los viveros de Diputación. Sobre las tres de la tarde las autoridades emprendieron el regreso a Pamplona. El cronista Arako hizo algunas loas al vocal de la Junta de Beneficencia responsable de las mejoras en la escuela de Makirriain D. Julio Pascual y recoge las buenas palabras de los vecinos dirigidas al maestro D. Fermín Barceló. No dice nada de la maestra de niñas. Así mismo recoge que la Junta iba a adquirir una pieza aledaña a la escuela para enseñar a los niños las formas de cultivo, abonado y recogida de las cosechas. El coste anual de la cantina escolar ascendía a 2.300 pesetas calculándose el de cada comensal en 5,50 pts. al mes.

En los años veinte comenzó a hacerse patente mediante varios escritos a la administración competente la solicitud de los vecinos de Makirriain de su derecho a constituirse, junto con los párrocos, en patronos de la fundación Maestría, recuperando sus derechos como así se hacía constar en los estatutos fundacionales. La Junta de Beneficencia en 1924 se defendía diciendo que desde que asumieron el patronazgo todo habían sido beneficios, arreglo de la escuela en 1911, creación de las Cantinas Escolares, traída de aguas al pueblo, arreglo de la iglesia parroquial etc. El arreglo de la iglesia costó tres mil pesetas y en cuanto a la traída de aguas de que tanto se jactaban, dicen que tan solo fue agua para la escuela y que se le negó al menos a alguna de las casas vecinales.

Junio de 1924. Niña realizando los exámenes en la escuela. Foto DN

Como todos los años en el mes de junio se celebraban los correspondientes exámenes a los alumnos y precisamente el 12 de junio 1924 fue invitado a los mismos un afamado periodista del Diario de Navarra que al día siguiente hizo una extensa crónica del acto celebrado en las escuelas que se consideraban como modélicas. : Asistieron al acto sumamente simpático y consolador por la admirable instrucción que dieron pruebas las niñas y niños, D. Luis Goñi Maestrescuela y Secretario de Cámara del Obispado, dos representantes de la Junta de Beneficencia y el Inspector Jefe de Primera Enseñanza D. Eladio García. Los maestros, a la sazón, eran Dª Irene Zubieta y D. Pascasio Labiano y los más de setenta niños y niñas dieron muestras de haber aprendido bien las lecciones y contestaron, pronta y correctamente, a las preguntas que se les hicieron sobre Doctrina Cristiana, Gramática, Aritmética, Geometría y demás asignaturas. Tras los exámenes se sirvió en las cantinas una comida extraordinaria y en la sobremesa se hizo el reparto de premios, que consistían en cortes de vestidos, devocionarios, rosarios, instrumentos de costura, y diversas medallas. Por su parte el consistorio del valle de Ezkabarte entregó premios de 5 pesetas a los niños que no tenían faltas de asistencia. Destacaban a los procedentes de la localidad de Anotz que tenían algo más de una hora de recorrido muchas veces en condiciones muy desfavorables, lluvia, nieve etc.

Pero las reivindicaciones de los vecinos de Makirriain para conseguir el patronazgo que consideraban de ellos, finalmente llegaron a efecto y en enero de 1929 una orden del Gobernador Civil dictaba el cese inmediato del desempeño del patronazgo de la obra pía de cultura denominada “Maestría de Makirriain” por la Junta Provincial de Beneficencia de Navarra. A partir de ese momento el patronazgo quedaba en manos de tres vecinos de Makirriain y de los párrocos de dicha localidad, de Eusa y de Orrio/Zildotz.  En octubre de 1935 al inicio del curso el presidente del patronato D. Teófilo Paulin anunciaba la presencia de 45 niños y 40 niñas, un total de 85, haciendo constar que la instrucción era totalmente gratuita.

Tras los duros años de la guerra la actividad se fue normalizando, pero, aunque desconozco exactamente la fecha, el patronazgo de la Maestría volvió a ser ejercido por la Junta de Beneficencia.

Con la creación de la red de Escuelas Nacionales a partir de 1951, aplicando la Ley de educación Primaria de 1946, las cosas cambiaron. Inicialmente la ley decía que la educación primaria debía ser impartida de los 6 a los 12 años y podía impartirse tanto en escuelas de nueva creación como en otras privadas, de la iglesia o en las de los patronatos. Por tanto, durante algunos años entre 1951 y 1964 la escuela de Makirriain fue utilizada como Escuela Nacional y su actividad pasó de depender de la fundación Maestría al propio ministerio de Educación. Según el criterio de la Junta de Beneficencia, la fundación ya no iba a necesitar sus bienes inmuebles y se planteó la venta de los mismos.

Como decíamos, en algunos documentos el edificio aledaño a la iglesia, figura como Casa Maestría, y por tanto perteneciente a la misma. Había servido durante buena parte del siglo XIX de alojamiento de los maestros antes de construirse las “nuevas” escuelas. En ella estaba alojado en régimen de alquiler el que desempeñaba el cargo de Peatón de Oricain y Anotz, Ramón Aldaz. Este consideraba, al contrario que el párroco Paulino San Martin, que la estancia que se encontraba encima del atrio y que había servido en tiempos de aula escolar, pertenecía a la casa y por tanto a la Maestría. Esa estancia tenía una puerta al edificio en cuestión que era por donde accedían los alumnos y aunque había otra puerta que daba al coro de la iglesia ésta estaba tapiada. El párroco y algunos vecinos aducían que el atrio y el sobre piso eran mucho más antiguos que la existencia de la Maestría y por tanto pertenecientes a la parroquia.  La estancia en cuestión no estaba escriturada en ningún título de propiedad y finalmente cuando se inició el trámite de enajenación y venta del inmueble propiedad de la Fundación se consideró que la citada estancia pertenecía a la parroquia. De hecho, el acceso a la vivienda se tapió permaneciendo abierto el que da al coro de la iglesia. El edificio fue tasado en febrero de 1951 por el constructor de Uharte Pamplona, Celestino Miral que consideró un valor de 6.248 pesetas. El 16 de octubre del mismo año, 1951 se realizó en Pamplona la subasta pública compareciendo un solo postor, Esteban Urrizola que se limitó a cubrir el precio de tasación establecido, por lo que se hizo con el inmueble por 6.500 pesetas. El patronato quedaba obligado a invertir el montante de la operación en adquirir títulos de Deuda Perpetua Interior a añadir a los que ya poseía.

En cuanto al propio edificio de las escuelas, en octubre de 1954 se procedió a la tasación del mismo por el arquitecto Luis Felipe Gaztelu. Entonces ya consta que las habitaciones de los maestros del piso de arriba ya no se utilizaban y de las dos aulas tan solo una de ellas. El deterioro del revoque de las paredes exteriores era evidente lo mismo que la carpintería de los vanos, especialmente del inutilizado primer piso. El valor de tasación fue de 145.000 pesetas. A su vez la Junta de Beneficencia hizo un exhaustivo informe de las cuentas de la Maestría cuyo capital inmueble ascendía a 113.400 pesetas y que ese último año había rentado 8.524 pesetas.  Publicado el edicto por el que se instaba a la venta del inmueble, no hubo alegaciones por parte del concejo de Makirriain.

Sin embargo, si hubo una instancia del Rvdo. Sr. Cura Párroco de la localidad, que asumía la presidencia de la junta del patronato y que proponía que, a partir de entonces las rentas se destinaran a los siguientes fines: 1) Tres mil pesetas anuales a perpetuidad para becas de estudios de sacerdocio en el Seminario Conciliar. 2) Mil pesetas de gratificación a la maestra titular y quinientas para materiales escolares. 3) Mil quinientas pesetas anuales para premios a los escolares y una excursión anual de recreo para los mismos. 4) Cantidad Arancel Diocesano para la celebración anual en sufragio del fundador. 5) Una cantidad “prudencial” al sr. maestro o maestra para clases nocturnas, de noviembre a febrero, a los jóvenes que ya hubieran pasado de la edad escolar. 6) Finalmente, “todos los ingresos restantes” destinarlos al mantenimiento de la parroquia, creación de una biblioteca parroquial y pensionar los Ejercicios Espirituales a celebrar para los exalumnos. Estudiadas las propuestas por la Junta de Beneficencia deciden no aceptar en el punto uno que las becas sean a perpetuidad y que sean dependientes de la renta que haya en cada momento. Tampoco aceptan, por imposibilidad legal, las gratificaciones a los maestros o el gasto en material escolar y finalmente aceptan el gasto para biblioteca, pero no su titularidad que no debe ser parroquial sino de la propia Maestría, quedando el párroco como mero encargado de su mantenimiento. El ministerio de Educación aprobó esta propuesta en orden de 31 de mayo de 1955, con las modificaciones que se han hecho notar, aduciendo que las propuestas de utilización de las rentas podían incluirse en el documento fundacional de la Maestría que acababa diciendo “y otros fines piadosos”. El señor Cura Párroco de Maquirriain quedaba autorizado para cumplir estos nuevos fines fundacionales.

La escalera interior original bien conservada en la actualidad. Foto VME

La propuesta de venta del inmueble estaba apoyada en el informe de la Junta de Beneficencia, que asumía el patronazgo, que insistía en la venta de una posesión poco beneficiosa para la Fundación, sin obtener ningún beneficio del mismo. Además, aducía la circunstancia de que el Concejo ocupaba el inmueble sin pagar renta, utilizándolo en alguna ocasión para” local de baile y taberna”. De esta forma el Ministerio de Educación autorizó, el 30 de enero de 1958, la venta de la escuela en pública subasta notarial con el precio de salida el valor de la tasación 145.000 pesetas.

Se señaló el día 15 de abril de 1958 para la celebración de la subasta, a la que finalmente no se presentó ningún licitador por lo que quedó desierta. La Junta Provincial de Beneficencia propuso entonces que, en lugar de hacer una nueva licitación, se debía fijar una renta anual en favor del Concejo de Makirriain por la utilización del inmueble como Escuela Nacional. La propuesta de renta era de 5.800 pesetas anuales, lo que venía ser el importe del interés generado por el capital en el que había sido tasado el edificio. Si embargo el ministerio consideró que era imposible atender esa demanda y decidió convocar una segunda subasta pública, rebajando el precio de licitación un 25% sobre el precio de tasación.

Pero esta segunda subasta iba a demorarse ya que, como ya se había señalado, el edificio de la escuela seguía funcionando como Escuela Nacional. Desde 1955 existía una Junta de Distrito Escolar en la que los vocales por Makirriain eran Manuel Villava de casa Etxeberrikoa, que además asumió la presidencia de esa junta y José Osacar. En diciembre de 1961 se hizo un repaso a los gastos habidos en los últimos cuatro años en la escuela que ascendían a 2935 pts. por arreglos en el propio edificio y a 3.700 pesetas, gasto que debía repartirse proporcionalmente según la cantidad de almas existentes en cada localidad cuyos niños acudían a la escuela. A saber: Aderitz 18 almas, Eusa 52, Garrues 18, Makirriain 71 y Orrio 53. Aderitz y en su nombre su alcalde Eulogio Munarriz, que no quería hacerse cargo de ese gasto, decidió darse de baja y renunciar a los derechos de enseñanza. En octubre de 1964, con el curso ya iniciado se trasladó a todos los alumnos a la escuela de concentración Lorenzo Goicoa situada en Villava inaugurada en 1960 y con ello acabó la actividad escolar en la escuela de Makirriain aún propiedad de la Maestría.

Una vez vacío se reactivó el procedimiento de venta del inmueble convocándose la segunda subasta pública para el 16 de mayo de 1967. La junta Provincial de Beneficencia seguía asumiendo el patronazgo de la Maestría y el precio mínimo de licitación se estableció en 80.000 pesetas, tan solo un 55 % del precio de tasación. El montante de lo subastado tenía 500 metros cuadrados edificados y un total de 1.260 sin edificar. Es de señalar, a partir de este último dato que, en los distintos planos de las escuelas, los dos patios de juego miden cada uno 108 metros cuadrados, entre ambos 216, con lo cual el terreno a subastar incluía un total de 1.044 metros distribuidos alrededor del propio edificio.

Casa Urdintxorena de Makirriain. Foto Urabayen

La subasta fue ganada por Ángel Larrayoz Latasa, oriundo del propio Makirriain en concreto de la casa Urdintxorena, por un montante de 135.000 pesetas que fueron ingresados en la cuenta de la Fundación junto con los gastos de la subasta. La escritura se formalizó el 26 de abril de 1968. A la entrega de llaves se recogió todo el mobiliario, mesas, sillas, cuadros y material escolar inventariado. El gobernador civil como presidente de la Junta de Beneficencia propuso donar todo el material al Auxilio Social, quedándose el reloj de pared para el despacho del secretario de la Junta. A partir de ese momento el nuevo propietario decidió la división del edificio en dos partes haciendo un tabique central para dedicarlo a viviendas. Desde entonces y hasta la actualidad las dos viviendas han tenido distintos propietarios, aunque en este momento solo está habitada una de ellas.

Sin embargo, la fundación seguía existiendo y sus valores bancarios seguían dando beneficios. Aplicando las modificaciones de los objetivos establecidos por decreto en 1955, es sabido que al menos dos personas, uno de Orrio y otro de Zildotz recibieron becas de la fundación para sus estudios en el seminario y que también se organizó alguna excursión para alumnos de la zona costeada por la Maestría. Durante los años finales del pasado siglo existió un continuo tira y afloja entre el párroco de Makirriain, que también lo era de Orrio y el Concejo de la localidad. El párroco, a veces con el apoyo de algunos vecinos, pretendía quedarse para la iglesia todos los bienes de la Maestría. Otros vecinos reclamaban la participación del pueblo en la toma de decisiones y en, al menos, una parte de los bienes, lo que parecía claramente establecido en los estatutos fundacionales.

En los años 80 del pasado siglo XX el Concejo de Makirriain solicitó del arzobispado, a través del párroco Paulino San Martin, la utilización del aula de encima del atrio para las reuniones del Concejo. La respuesta fue negativa siempre recelando de la posibilidad de otros usos o utilidades. Unos años después el Concejo, en su afán de recuperar el patronazgo de la Maestría, inició una reclamación legal que finalmente llegó a buen puerto re-constituyéndose el patronato por los tres párrocos y tres vecinos del pueblo. Para dar salida a una parte de los bienes de la fundación se decidió un reparto proporcional de los mismos. Como resultado del estricto estudio jurídico del testamento del fundador Juan Manuel Espoz, se consideró que dos tercios de los bienes correspondían al pueblo de Makirrian y el resto al Arzobispado. El pueblo utilizó este dinero para, junto con una subvención del gobierno de Navarra, construir la sociedad recreativa cultural, que además sería sede de las reuniones del Concejo y para otros gastos derivados del común de la localidad.

Vista aérea de Makirriain en 1982. La flecha roja señala la casa Maestría junto a la iglesia. la flecha blanca la ubicación de las Escuelas

El Arzobispado inmatriculó la iglesia parroquial en 2003 incluyendo el atrio y su piso superior que muchos años atrás había servido de aula de la Maestría y cuya titularidad no estaba definida en ningún documento conocido. Los años siguientes constituyeron un contencioso, un tira y afloja, entre el Arzobispado y el Concejo sobre la titularidad, los usos de la iglesia y especialmente sobre quien debía asumir su mantenimiento y el arreglo del atrio cuyo tejado se había hundido y amenazaba ruina. Incluso hubo un intento por parte del arzobispado de donación de la iglesia al pueblo, éste puso unas condiciones que el arzobispado no aceptó y finalmente la donación no llegó a efecto.

En 2018 el patronato decidió y procedió a la liquidación final de la Maestría, institución que tras más de dos siglos de existencia ya no tenía ningún sentido. El reparto de la cantidad final fue otra vez proporcional entre el pueblo de Makirriain y el Arzobispado, aunque a este se le exigió que con ese dinero debía arreglar el atrio que se estaba hundiendo, cosa que finalmente realizó, así como el retejado de la iglesia parroquial. Tanto la casa Maestría aledaña a la iglesia que había sido anteriormente vivienda de los maestros, como la propia escuela construida en 1894 siguen en la actualidad habilitados como viviendas, en titularidad de particulares.

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