Alguien dirá que a nosotros no debería importarnos nada que España no tenga patriotas, pero yo creo que sí que nos importa. Que nos importa, al menos, en la medida en que para recuperar la democracia debemos derrotar al Estado español y entendiendo que, para conseguirlo, es muy importante saber sus debilidades. Y ésta, la ausencia de patriotismo, es una de las mayores debilidades de todas las que tiene.
Y supongo que alguien se sorprenderá preguntando cómo es posible que yo diga que España no tiene patriotas si cada día sube más el nacionalismo español y la exhibición de banderitas y eslóganes es más desacomplejada. Pero yo no hablo de estos. Sino de quienes, pudiendo evitar una situación muy difícil en su nación, hacen pasar los intereses parciales por delante de los colectivos. Me habrán oído demasiadas veces, creo, criticar a nuestros políticos por razones parecidas, de modo que esta vez toca resaltar los errores del otro, aunque sea para celebrar hasta qué punto nos pueden llegar a ayudar.
Las elecciones de Castilla y León han abierto un nuevo debate en España, mucho más importante de lo que parece. Hasta ahora Vox había declinado participar en gobiernos autonómicos, aunque es evidente que en Madrid, Andalucía y Murcia sus votos forman parte del bloque que estabiliza sendos ejecutivos. Pero ahora la decisión de la extrema derecha de exigir de estar sacude el tablero. Y el PP tendrá que decidir si quiere gobernar, por vez primera, en coalición con la extrema derecha. Pero también, alerta, el PSOE tendrá que decidir si quiere dejar que gobierne la extrema derecha o si hará algo por impedirlo.
Ya hemos explicado en muchas ocasiones que en la mayor parte de Europa los pactos con la extrema derecha son impensables y los partidos “constitucionalistas” hacen lo imposible para evitar la normalización del fascismo. Recuerden, por ejemplo, que el presidente de Turingia, Thomas Kemmerich, tuvo que dimitir y convocar elecciones al día siguiente de haber sido elegido porque los liberales aceptaron los votos de la extrema derecha, sólo los votos, y toda la clase política alemana, empezando por Angela Merkel, se le echó encima indignada. Y los lectores de VilaWeb que tengan derecho de voto a la presidencia de la República Francesa seguro que recuerdan cuando tuvieron que votar –con una pinza en la nariz– a Chirac en 2002 o a Macron en 2017 para impedir que el presidente fuera uno de los dos Le Pen y cómo lo hicieron, disciplinadamente, pensando que en ello había un interés superior.
En Castilla y León, visto en esta perspectiva, la solución sería simplisima. La mayoría absoluta es de 41 procuradoras: el PP tiene 31 y el PSOE 28. De modo que entre ambos hacen de sobra la cifra necesaria. Lo más normal sería, pues, también para la estabilidad de España a largo plazo, un pacto entre ambos como fuera –y que podría ser simple, pues sólo con que el PSOE se abstuviera en la investidura debería bastar.
Sin embargo, vistas las declaraciones de ayer de unos y otros, es bastante claro que esto no ocurrirá. El PSOE, en este pacto, ve un gran negocio, porque cree que asustará a su electorado y eso le favorecerá a las siguientes elecciones, por lo que hará pasar su interés de partido frente al interés de país. Y el PP no quiere un pacto como éste porque su objetivo es echar completamente al PSOE de la Moncloa, no compartirla con él, y no quiere precedente alguno en esta línea. Por tanto, también hace pasar su interés de partido frente al interés de país.
Las razones de todo son profundas. Especialmente en el caso del PP, que al fin y al cabo, como continuador acreditado del franquismo, vive todavía en esa conciencia oscura que le hace pensar que ellos ganaron la guerra y los otros son unos extraños, los derrotados, que no tienen el derecho de dirigir en ningún caso los asuntos de la nación. En el caso del PSOE la cosa es más difícil de entender, pero seguramente también tiene que ver con ese sentido patrimonial de la política que parece que se engancha por completo si eres español.
Unos por otros, en cualquier caso, harán grave el problema y ellos solitos ya pondrán a España en una situación muy difícil a corto plazo. Miren: suerte tenemos, tú…
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