Aquellos municipios forales

El 21 de julio de 1976 recibí el encargo de leer el Manifiesto de Ayuntamientos Vascos en el día del centenario de la Abolición de los Fueros. El lugar fue el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Bergara, en el que era alcalde. Y en aquel día en el exterior de la plaza y calles céntricas de Bergara se reunieron miles de personas, venidos de todos los lugares de Euskal Herria.

No era fácil en este día ejercer la representatividad del pueblo vasco para declarar su propia personalidad como pueblo y como nación. Pero 68 municipios, con sus respectivos representantes, sintieron el compromiso de reivindicar sus derechos históricos. Aquel día afirmamos la legitimidad de nuestros derechos forales durante siglos, arrebatados en contra de la voluntad mayoritaria del pueblo vasco.

En el Régimen Foral los municipios fueron los verdaderos representantes del pueblo, que gestionaban los asuntos públicos propios de la sociedad tradicional. Y las Juntas Generales, como órgano supremo en cada territorio vasco, estaba constituido por los representantes de las villas y pueblos para adoptar los acuerdos correspondientes.

Si el clamor de aquel día es ya un manifiesto histórico, por celebrarse con Franco recién fallecido y el franquismo viviente, el momento presente nos obliga a una llamada. Aquel no solo fue un día de recuerdo, sino un compromiso para la acción.

Seguimos en la lucha para defender que el pueblo vasco es una nación, y como tal debe ser considerado y respetado. Porque los pueblos tienen derecho a darse a sí mismos su propia organización dentro de la solidaridad internacional. La convivencia en Euskal Herria no será posible si no se admite que hay un problema político de fondo, que ha conllevado a una lucha frontal con mucho sufrimiento. Y ello exigirá el diálogo y respeto a la voluntad libremente expresada de la ciudadanía vasca, que es el derecho de autodeterminación.

Esta lucha deberá asentarse en los municipios, ya que ellos son el sustento de la autonomía y la democracia. Ellos son los más cercanos, en sus iniciativas y proyectos, a la ciudadanía, que es la base de una democracia. No obstante, seguimos viviendo el sometimiento de los gobiernos español y francés a los municipios vascos. Y esta situación con esos estados permanente e histórica, se agudiza hoy con las últimas decisiones e intenciones del Gobierno autonómico vasco.

En estos tiempos se están tomando decisiones que afectan gravemente a la autonomía de los municipios. Y son los partidos de gobierno (PNV y PSE), los que desde nuestro territorio invaden las competencias municipales. Una vez más, y desde dentro, los derechos forales municipales son conculcados y sometidos.

El actual poder autonómico intenta imponer por ley los denominados «proyectos de interés público superior», de manera unilateral y sin consultar a los municipios. Y lo peor es que muchos de los representantes de la mayoría de partidos políticos vascos hacen dejadez de sus competencias. Ya está aprobada la ley de Administración Ambiental, que va a incrementar los desastres medioambientales (TAV, incineradoras, fracking…). Será un complemento el anteproyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático. Y ambas podrán ser promovidas indistintamente por la iniciativa pública y/o privada. Seguirá la Ley de Ordenación del Territorio, que reducirá las importantes competencias municipales de Urbanismo.

En definitiva, se está rompiendo el equilibrio institucional reduciendo las competencias municipales. Y es el momento de reivindicar de nuevo los derechos forales de los municipios, no tanto como una historia del pasado, sino porque es una herencia soberana y democrática de la autonomía municipal.

Naiz