En la actualidad Lantarón es un municipio alavés, perteneciente a la Cuadrilla de Añana, situado en la orilla izquierda del Ebro. Se creó en 1978, por la fusión de los municipios de Bergüenda y Salcedo. Tomó su nombre del de un antiguo condado altomedieval. Forman el municipio de Lantarón doce concejos, con una población total de 877 vecinos, siendo los más poblados los de Puentelarrá, Fontecha, Salcedo, Comunión y Zubillaga. Este último es el concejo más joven de Álava, surgido como barrio de Comunión en 1948, para alojar a los trabajadores de la empresa General Química y a sus familias. En 1989 fue reconocido como concejo. Tiene dos núcleos, el más pequeño corresponde a Sobrón, donde se encuentran los despoblados de Lantarón y Quijera.
El despoblado de Lantarón aparece ya documentado en el año 813. El Cartulario de San Millán nos dice que “en 852 encontramos fortificado el castro de Lantarón, cuya guarnición protegía la tierra cristiana siguiendo el Ebro”. En efecto, su situación es estratégica, en un alto sobre el Ebro, controlando el desfiladero de Sobrón. Tras el Laudo Arbitral de Londres de 1177 y el subsiguiente pacto sellado por Sancho VI de Navarra y Alfonso VIII de Castilla en 1179, estos territorios quedaron en poder de Castilla, quien ya antes los había ocupado, pues en 1176 Lantarón aparece citado como uno de los pueblos a los que el rey castellano daba permiso para poblar la serna, porción de tierra dedicada al cultivo de cereales, que el monasterio de San Millán tenía en Puñorrostro, término situado en Valdegoña, entre Barrio y Villanañe. En 1290 el rey de Castilla Sancho IV donó Lantarón a la villa de Salinas de Añana. Sabemos que en el año 1800 ya estaba despoblado.
El mortuorio de Lantarón se situa en la vertiente sur de la sierra de Arzena, a la orilla del río Ebro. El castillo, de acuerdo con Iñaki Sagredo, podría haber estado en la Peña del Mazo, en la sierra de Arzena, donde hay una cueva en la que se han encontrado restos altomedievales. Sin embargo en las cercanías existen el topónimo Peña Castillo, por lo que su localización es problemática. En todo caso, la ubicación del poblado de Lantarón es segura, ya que aún se conserva la antigua parroquia como ermita de San Martín de Lantarón. Se trata de un templo románico con ábside semicircular, construido en la segunda mitad del siglo XII.
Aguas abajo se encuentra la villa de Larrate, donde se construyó un puente, que ya se menciona en documento fechado en 1050, en el que el rey García Sánchez III hace donación al monasterio de San Millán de la “casa del ponte” y la villa de Larrate, llamada luego Puentelarrate y Puentelarrá.
Etimológicamente Lantarón es un antropónimo derivado de un nombre personal, Laterius o Laterus, declinado en genitivo Lateroni. Se trataría de una villa vascorromana a orillas del Ebro, propiedad de un tal Laterus, luego aldea llamada Lanteroni y Lanterone, en documento de 913, aunque los naturales del país le llamarían Lantarón, como aparece ya a partir de 1176.
Tenemos noticias del condado de Lantarón en la segunda mitad del siglo IX. Nació como cabeza de puente frente al emirato de Córdoba, protegido por el Ebro y la sierra de Arzena, en un lugar muy comprometido, debido a que las razzias musulmanas acostumbraban cruzar por allí el alto Ebro, para atacar por el este al reino de Asturias. Posteriormente, cuando la frontera cordobesa retrocedió hacia el sur, el condado de Lantarón desde el Ebro pasó a controlar los estratégicos pasos de Pancorbo, Morcuera y Cellorigo en los montes Obarenes, para llegar hasta la cabecera del río Tirón. Por el norte controlaría los valles de Gaubea/Valdegobia y Losa, teniendo como limite con el condado de Álava el curso del río Baias. La fortaleza cabecera del condado siguió en Lantarón, hasta que se trasladó a Término, hoy Santa Gadea, a principios del siglo XI.
El primer conde de Lantarón fue Abelmondar Téllez, quien repobló con alaveses toda esta zona. Su sucesor, Gundisalvo (Gonzalo) Téllez, era conde de Lantarón en 897 y lo fue hasta su muerte en 915. Trasladó la capital del condado a Cerezo del Río Tirón en la actual comarca de la Riojilla Burgalesa, por lo que el condado pasó a denominarse de Lantarón y Cerezo. Cerezo del Río Tirón era la antigua ciudad autrigona de Segisamunculum.
Este conde fundó el monasterio de San Pedro de Arlanza, al sur de los montes de Oka, es decir, ya en territorio del condado de Castilla. En el documento de fundación figuran también Muniadona de Lara, que era la esposa del conde de Castilla Gundisalvo (Gonzalo) Fernández y madre de su sucesor Fernán González. Tal hecho no debe extrañar, ya que en esa época el condado de Castilla era un territorio-tapón entre el Reino de Pamplona, en el que reinaba Sancho I Garcés, y el reino de León.
El conde de Castilla Fernán González estuvo casado con Sancha Sánchez, hija del rey de Pamplona Sancho I, quien en anteriores nupcias había estado casada con el rey de León Ordoño II y con el conde de Álava Álvaro Herramelliz, lo que da idea de la importancia del reino pamplonés y de sus buenas relaciones con el condado de Castilla. Viudo en 963, al año siguiente se casó con Urraca Garcés, hija del rey de Pamplona García Sánchez I, por tanto sobrina de su difunta esposa.
El sucesor de Gundisalvo Téllez como conde de Lantarón fue Fernando Díaz, quien no tenía ningún parentesco con su predecesor. No debemos olvidar que los títulos en el Reino de Pamplona, en el que regía el derecho pirenaico, no eran hereditarios. En esa época las relaciones entre los reyes de Pamplona, Sancho I, y de León, Ordoño II, eran cordiales, unidos por su oposición al emirato, por lo que este Fernando Díaz aparece como acompañante de ambos reyes en distintos hechos bélicos. A su muerte en 923 asumió el condado de Lantarón el conde de Álava, Álvaro Herramelliz, quien recordemos estaba casado con Sancha, hija del rey de Pamplona Sancho I. Con todos estos datos, resulta absurdo afirmar, como lo hace la historiografía oficial española, que eran los reyes de Asturias, luego los de León quienes gobernaban en estos territorios y nombraban a sus señores.
Álvaro Herramelliz murió en 931. Entonces el conde de Castilla, Fernán González, fue elegido también conde de Álava y de Lantarón siéndolo hasta su muerte en 970, unos meses después de la del rey de Pamplona García II. El Reino de Pamplona y el Condado de Castilla actuaron en ese periodo al unísono, particularmente durante la crisis sucesoria tras la muerte del rey de León Ordoño III en 956.
A partir de 970, aunque el condado de Lantarón seguía siendo navarro, su conde era el de Castilla, García Fernández, hijo de Fernán González, que era también conde de Álava, no olvidemos que en Castilla y en León regía el derecho germánico. Esta extraña situación se mantuvo gracias a las excelentes relaciones del condado castellano con Pamplona, que se mantuvieron con su sucesor Sancho García, conde entre 970 y 995. Sin embargo, a su muerte, el condado de Álava, que incluía al de Lantarón, pasó a Álvaro Sarraziniz. El conde de Castilla fue García Sánchez a partir de 1017, cuya hermana Muniadona casó con el rey de navarra Sancho III. García Sánchez fue asesinado en León en 1029, pasando el condado a su sobrino Fernando, hijo de Sancho III de Navarra.
Sancho III en su testamento devolverá la totalidad de las tierras de la antigua Autrigonia al Reino de Pamplona, lo que Fernando no aceptará, de ahí la guerra contra su hermano el rey de Pamplona, García III.
En territorio del condado de Lantarón se había erigido en el año 804 el obispado de Valpuesta, por traslado del de Oca, debido al avance musulmán. La Oka de los autrigones era la actual Villafranca de Montes de Oka, Auca para los romanos. La diócesis de Valpuesta abarcaba la Bureba, incluyendo la Riojilla, el valle de Tobalina, la Llanada de Miranda, Valdegobia, los valles de Losa, Mena, Manzanedo y Sotoscuevas y las Encartaciones, llegando hasta Laredo y Castro-Urdiales en la costa, es decir, el territorio de la antigua Autrigonia.
La actual colegiata de Santa María de Valpuesta se construyó sobre la primitiva iglesia del siglo IX. En ella se conservaron los Cartularios de Valpuesta. Se trata de dos manuscritos escritos en latín, en los que aparecen palabras en el primitivo castellano y en euskara. El primero comprende documentos desde el siglo IX a principios del XII, el segundo es una copia de éste fechada en 1236. En 1037 la sede episcopal recuperó las tierras de Oka, reinando en ellas el rey de Pamplona García III, llamado “el de Nájera”. Su hermano Fernando, rey de León y conde Castilla, le venció en la batalla de Atapuerca, en la que García III perdió la vida. Fernando se apoderó de esta tierra y unificó todos los obispados que allí existían, instalando la sede episcopal en Gamonal, en las proximidades de Burgos. En 1075 su sucesor Alfonso VI unió este obispado a la diócesis de Burgos.
En tiempos posteriores el triángulo de Lantarón, entre la sierra de Arzena y el Ebro, pasó a pertenecer alternativamente a Navarra y a Castilla, hasta que en 1177, el Laudo arbitral de Londres lo adjudicó a Castilla.
Aunque la documentación nos dice que el condado de Lantarón ya existía a mediados del siglo IX, su existencia como comarca diferenciada es anterior, con un territorio que comprendería, a ambas orillas del Ebro, Valdegobia, el valle de Mena, el valle de Tobalina y la Llanada de Miranda, hasta los pasos de Pancorbo, Morcuera y Cellorigo y el vado de Bilibio por el este.
La crónica de Alfonso I, rey de Asturias entre los años 739 y 757, escrita durante el reinado de Alfonso III, que reinó entre 866 y 910, nos da una relación de los territorios en los que fueron instalados quienes huían de los musulmanes, provenientes del sur. No se trata de repoblación de tierras vacías, sino de alojar a refugiados, lo cual el rey asturiano podría hacer con la problemática aquiescencia de sus súbditos o imponiendo su poder, cosa que hace, según la crónica, desde Galicia hasta Bardulia, “qui nunc vocitatur Castella” (“que ahora llaman Castilla”) y Carrantia y Subporta, Carranza y Sopuerta en las Encartaciones.
Sin embargo, el cronista aclara que este acomodo de población no lo pudo hacer en Álava, Bizkaia, Alaón y Orduña porque esas tierras estaban en posesión de los suyos, sus naturales, “a suis reperitur semper esse possesas”, lo mismo que Pamplona, Deio y la Berrueza. Es evidente que si estas tierras hubieran estado bajo su autoridad, como las otras, hubieran tenido que recibir a los refugiados del valle del Duero.
La duda se ha planteado en cuanto a la localización de Alaón, que ha solido ser identificado con Ayala. Sorprende que Ayala, que en la época no era más que un valle meridional de Bizkaia, en la cabecera del río Nervión, figure en ese documento y no lo haga el entonces futuro condado de Lantarón. Por otra parte sí figura Orduña, a la que por lógica geográfica pertenecería Ayala. Es de extrañar también que no se aluda a la zona entre Orduña o, mejor dicho la sierra Garobel/Salvada y su prolongación la sierra de Arkamo y el Ebro, es decir, los actuales valles de Losa y Valdegobía, es decir Lantarón que, en mi opinión, sería la Alaón de la crónica asturiana.