Tumba del rey Sancho Garçés “el de Nájera” (1012-1054) y de su esposa Estefanía de Foix (1014-66), en la entrada a la cueva que hay en el monasterio de Santa María la Real. |
Nájera (La Rioja), era una villa realenga en la cual residía la Corte de Nabarra desde que el rey Sancho III “el Mayor” (1005-1035) le otorgara su carta fundacional.
Castillo nabarro de Nájera, reconstrucción de Iñaki Sagredo Garde (“Navarra, castillos que defendieron el reino” Tomo IV) |
Se trata de la primera carta de villa peninsular para una población (hoy perdida) y no para un conjunto de ellas como son los míticos fueros del condado de Sobrarbe. Este fuero de villa, otorgaba todo tipo privilegios fiscales, económicos y judiciales que servirán de base para el fuero de Logroño de 1095, basado a su vez en el fuero del burgo de San Martín de Estella-Lizarra (1076-77), su primer burgo franco “Subtus illo castro de Lizarrara”, el cual es el que toman casi todos los fueros de las villas de Bizkaia, Alaba y Gipuzkoa en su actualización de 1164.
En la Corte nabarra de Nájera, nació el primogénito de Sancho III el Mayor en el año 1012 y del mismo nombre que el padre, por lo que será conocido como Sancho Garçea “el de Nájera” (traducible como “el joven Sancho”, romanzado tardíamente como García Sánchez).
Fundó Sancho Garçea el monasterio de Santa María la Real de Nájera donde está enterrado. La construcción del monasterio se inició en el año 1045 y la consagración fue realizada en 1052, pero sin estar terminado el templo.
Sancho recuperó ese mismo año 1052 la importante población de Calahorra al emir hispano de Córdoba. En el año 1053, podemos decir que superó la obra eclesial de su padre al fundar el monasterio de San Millán (de Suso) de la Cogolla, también en La Rioja, justo un año antes de morir en la épica batalla de Atapuerca en el año 1054 contra su hermano Fernando I “el Grande”, rey de Castilla y León por parte materna. Recibió Sancho Garçea los santos sacramentos del abad San Iñigo de Oña en el mismo campo de batalla.
Mapa de Eneko del Castillo con las diócesis del reino de Nabarra entre los siglo IX-XI
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Dentro de Santa María La Real, se encuentra la cueva de la leyenda que dio origen a esta joya arquitectónica. Según cuenta esta leyenda, el rey Sancho era muy aficionado a la cetrería. Un día, durante una jornada de caza, lanzó a su halcón tras una perdiz, la cual intentó salvar su vida atravesando la maleza perseguida por la rapaz.
Pasado un tiempo y viendo que ninguna de las aves aparecía, el rey Sancho apartó la maleza con su espada y, para su sorpresa, encontró la entrada a una cueva. Según avanzaba por la cueva, un perfume impregnaba la oscuridad.
Al llegar al final de la galería, el monarca se encontró con tosco altar y sobre él una imagen de la Virgen María con un haz de luz sobre su cabeza, a su lado, una jarra de azucenas que eran las causantes del embriagador olor (en otras versiones son lirios). Como ofrenda votiva, encontró una lámpara encendida, junto a ellas y a los pies de la virgen la perdiz en compañía del halcón.
En la cueva, había además una campana con la inscripción: “¡Honor a Dios y libertad a la Patria!”, que nos evoca el posterior lema de los infanzones nabarros.
Ante semejante prodigio, el rey nabarro cayó de rodillas e hizo voto a la Virgen de erigir en ese mismo lugar un monasterio. Esa misma noche, se le apareció en sueños al monarca la propia Virgen, exigiendo su promesa que Sancho obedeció y, además, decidió crear la Orden de la Terraza o Jarra, la primera y más antigua institución nobiliaria y caballeresca de Europa, con el objetivo de distinguir y ennoblecer a los caballeros de la Corte nabarra que se hicieran acreedores a la misma.
Llamó con ese nombre a la Orden porque su insignia era precisamente la jarra o terraza con cinco azucenas que estaba junto a la virgen, proviene del nombre dado antiguamente a los jarros de barro para beber agua.
La cueva está integrada en el monasterio, en la cual se halla el altar donde estaba la virgen gótica de la foto (s. XIII), hasta la construcción del retablo mayor donde se encuentra actualmente, siendo sustituida por otra que se hallaba en el Alcázar Real.
En el centro del retablo barroco del Altar Mayor, hay un camarín ocupado por la imagen de Santa María la Real. Bajo ella, se encuentra una hornacina con una terraza con azucenas. En todo lo alto, a la derecha, bajo el crucifijo que hace de remate del conjunto, se pueden ver todos los objetos que se mencionan en la conocida fábula: la terraza, la campana y la lámpara de aceite.
Fotos tomadas de Fermín Lopetegui: http://ferminlopetegui.blogspot.com/2012/09/monasterio-de-sta-m-la-real-de-najera.html |
La Orden de la Terraza fue fundada por tanto hacia el año 1044 por el rey Sancho Garçea III “el de Nájera”, en honor a Santa María la Real y está considerada la Orden de Caballería más antigua de Europa de la que se tiene noticia cierta (https://es.wikipedia.org/wiki/Orden_de_la_Terraza).
Parece ser que la duración de la Orden no fue muy larga en esta primera fase, ya que, tras la muerte de su fundador y, posteriormente el asesinato de su hijo y sucesor el rey Sancho Garçés “el de Peñalén” (1076), terminó siendo casi olvidada.
Tumba de Sancho el de Peñalén en el monasterio de Santa María la Real de Nájera (La Rioja), hijo de Sancho el de Nájera. Las tumbas actuales son del siglo XV-XVI y los escudos nabarros anacrónicos. |
El abogado e historiador Tomás Urzainqui en su libro “Navarra estado europeo” (2004), señalaba que la presencia de la Orden de la Terraza va “desde Benasque a Atapuerca y Belorado”, antiguas fronteras del reino baskón, después añade que su presencia se puede observar: “pasando por Pamplona, Laguardia, Nájera, Calahorra, Viguera y Yanguas, así como en otros lugares hoy en Castilla”, aunque en relación a la segunda fase que tuvo esta Orden como vamos a ver.
La única tumba original en Santa María La Real de Nájera es la de la Blanca Garcés de Nabarra del siglo XII (Laguardia, Alaba 1137-1156), hija del rey Garcés Ramírez “el Restaurador” y reina consorte de Castilla con Sancho III de Castilla
Siglos después, el primitivo edificio románico de Nájera, fue completamente reconstruido a partir del año 1422, en estilo gótico tardío. Destaca en ella la iglesia, el Panteón de los Reyes de Nabarra y el Claustro de los Caballeros, lugar de enterramiento de la nobleza que fue terminado en el año 1528.
LA REFUNDACIÓN DE LA ORDEN
El 15 de agosto del año 1403 (día de la Virgen), en Nuestra Señora de la Antigua de Miranda del Campo en Castilla, fue refundada la Orden de la Terraza o de la Jarra por el infante castellano D. Fernando “el de Antequera” (1380-1416), que será después rey de Aragón.
Más tarde, ya convertido en Fernando I de Aragón, extendió por varios reinos la Orden como símbolo de la Virgen María y, en todos los casos, con una forma muy parecida. Además, en la mayoría de los casos, aunque no en todos, con dos asas.
Fernando entregó la divisa a sus hijos Alfonso V rey de Aragón, Juan II de Aragón y rey de consorte de Nabarra (el padre del Príncipe de Biana), Enrique que fue gran maestre de la Orden Santiago, Sancho que fue maestre de la Orden Calatraba y a Pedro, junto a otros muchos fieles caballeros.
Se puede ver el emblema de la Terraza con azucenas en las catedrales de Salamanca, Segovia, Granada, Palencia, Almería o Burgos. Así, las terrazas de la catedral de Burgos (1221-1260) bajo su advocación de Santa María, en su interior, se puede observar una gran cantidad y variedad de terrazas con azucenas. Incluso el sello del Cabildo Metropolitano es portador del mismo signo mariano, lo mismo que en la catedral de Segovia.
Escudo de Felipe II de Castilla y Jarra con Azucenas del Cabildo de la Catedral de Nuestra señora de la Asunción (Segovia)
OTRAS ÓRDENES SUPUESTAMENTE ANTERIORES
Existen otras Órdenes de Caballería supuestamente más antiguas que la de la Terraza, pero sin documentación que lo justifique, por lo que estaría dentro de la abundante mitología medieval como vamos a ver. Curiosamente, entre ellas, la más antigua también es nabarra o baskona.
Tenemos las siguientes Órdenes que dicen ser las más antiguas:
Orden Militar del Gato Montés. Fundada por padre de Carlomagno Carlos Martel en el año 732.
Orden Militar de la Corona de Frisa, fundada por el propio Carlomagno en el año 802.
Orden de San Gereon (o Gerion), fundada por San Esteban de Hungría en el siglo XI.
Todas ellas aparecen en la obra “Tratado completo de la ciencia del blasón” de Modesto Costa y Turell (2006).
LA ORDEN NABARRA DE LA ENCINA O DEL ROBLE, LA ORDEN MÍTICA MÁS ANTIGUA DE EUROPA
Pero, la Orden de Caballería mítica más antigua sería la Orden nabarra de la Encina, fundada por Garcés o García Ximénez de Nabarra en el siglo VIII, llamada a veces la Orden del Roble.
Cuenta la leyenda sobre su origen, que en una batalla contra los musulmanes en el año 722 (que coincide con la fecha de la también mítica Batalla de Convadonga), se le apareció al rey nabarro García o Garcés Ximénez, una cruz resplandeciente rodeada por un coro de ángeles sobre una encina, aunque sería todavía época del ducado de Baskonia, por tanto habría que decir mejor baskón.
San Pedro en el valle de La Burunda, entre Altsasu y Urdiain, donde, una leyenda sitúa al primer rey de Nabarra anterior a Eneko Aritza de nombre “García Ximénez” en el año 717 |
Gracias a la fuerza que le dio semejante visión, ganó la batalla pese a estar en inferioridad numérica, por lo que decidió crear una Orden de caballería inspirada en esa aparición, pidiendo permiso para ello al papa Gregorio II (su papado transcurrió entre los años 715 y 731).
La divisa de la Orden sería una encina verde con una cruz, en sus guiones y armas aparece la siguiente cita: “Non timebo millia circundantes me” (no temo ni a mil que me rodeen). Esta Orden cogió mucho auge y fue absorbiendo a otras Órdenes del reino nabarro.
Curiosamente, es la misma historia, casi en la misma fecha y con el mismo personaje, que la narración mítica del árbol del condado de Sobrarbe en el Alto Aragón, entonces, dentro del ducado de Baskonia.
Iglesia de Ainsa, primer románico,
mandada a construir en el siglo XI por los reyes de Nabarra, es atribuida a Sancho III el Mayor
“En los albores de la reconquista, la plaza de Aínsa, última que poseían los musulmanes en esta parte de Aragón, era la más importante desde el punto de vista estratégico, motivo por el cual, los aragoneses (en realidad en esa época Sobrarbe era un condado independiente del de Aragón), intentaban apoderarse de ella para iniciar la titánica obra de la reconquista. Por medio de una sorpresa nocturna, tan hábilmente dirigida como afortunadamente realizada, un puñado de valerosos cristianos montañeses acaudillados por Garci-Ximenez logró apoderarse de la mencionada plaza y plantar en lo más encumbrado de su castillo el lábaro santo de la Cruz, símbolo de civilización, progreso y libertad (…)”.
Pero, los musulmanes reaccionaron:
“Crítica es la situación para los cristianos y apurado el trance en que se hallan. Más Dios, por cuya causa luchaban y cuyo santo nombre habían invocado al entrar en el combate, hizo que sobre la verde copa de una encina apareciese, circuida de esplendores, una Cruz roja. Semejante maravilla, aparición tan misteriosa, persuade a los soldados de Garci-Ximenez que Dios protegía resueltamente su causa, y ante esa persuasión sienten enardecerse más y más su ardor bélico y se acrecienta de manera considerable su fe en el triunfo que les esperaba, y mediante un supremo esfuerzo lograr sembrar la confusión y obtienen la más completa y gloriosa victoria (…).
Terminado el combate, los cristianos se dirigen al sitio donde apareciera la Cruz, y depuestas las armas y postrados de hinojos jefes y soldados, elevan allá un himno de gratitud al Dios de las victorias por la muy distinguida que acaba de otorgarles. Y allí mismo, en aquel lugar venerable, aclaman rey a Garci-Ximenez para luego después proclamarle como tal solemne y oficialmente en San Juan de la Peña”.
Real Monasterio de San Juan de la Peña, fundado por el rey nabarro Sancho III el Mayor, probablemente sobre una pequeña cueva eremítica. La leyenda sobre su fundación tiene cierto aire a la de Nájera: “Cuenta la leyenda que un joven noble de nombre Voto (en algunas versiones, Oto) vino de caza por estos parajes cuando avistó un ciervo. El cazador corrió tras la presa, pero esta era huidiza y al llegar monte Pano, se despeñó por el precipicio. Milagrosamente su caballo se posó en tierra suavemente. Sano y salvo en el fondo del barranco, vio una pequeña cueva en la que descubrió una ermita dedicada a San Juan Bautista y, en el interior, halló el cadáver de un ermitaño llamado Juan de Atarés. Impresionado por el descubrimiento, fue a Zaragoza, vendió todos sus bienes y junto a su hermano Félix se retiró a la cueva, donde iniciaron una vida eremítica”
https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Monasterio_de_San_Juan_de_la_Pe%C3%B1a
“La cruz sobre el árbol se convirtió en el símbolo del mítico reino de Sobrarbe. Existen dos opiniones sobre el origen del nombre de Sobrarbe. Por un lado Jerónimo de Blancas ligaba el nombre a la tradición de la cruz “sobre el árbol”, a diferencia de la teoría más lógica dada por Jerónimo de Zurita que vinculaba el nombre a la situación sobre la Sierra de Arbe, sierra que cierra por su parte meridional la comarca”, el nombre Arbe está en euskera.
“En el recuerdo de dicha victoria, obtenida en el año 724, como también de la milagrosa aparición de la Cruz, se erigió hace siglos un modesto y sencillo monumento consistente en una Cruz colocada en medio de cuatro columnas sobre las que descansaba la cubierta” (toda la información en https://villadeainsa.com/wp-content/uploads/2011/12/La-Cruz-del-Sobrarbe.pdf.)
Escudo de Aragón, en el primer cuartel está el escudo de Sobrarbe y en el segundo cuartel la Cruz de Eneko Aritza, primer rey de Nabarra (770-852) y que se hizo con el condado de Aragón. Según la tradición, fue también el primer conde de Sobrarbe, condado que en el siglo X fue anexionado por el condado de Ribagorza y a mediados del siglo XI ambos por el de Aragón con Ramiro I, el hijo bastardo del rey nabarro Sancho III el Mayor
https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/08/origenes-de-aragon-la-cruz-de-eneko.html
Esta historia se parece mucho al relato mítico del emperador del Imperio Romano Oriental Constantino el Grande y su conversión al cristianismo.
“La visión de la Cruz” (1520 y 1524).
Fresco pintado por discípulos de Rafael, se encuentra en la Sala de Constantino del Palacio Apostólico del Vaticano.
El pagano Constantino vio una cruz en el cielo durante la batalla del Puente de Milvio sobre el río Tíber de Roma, y después vio la misma cruz en un sueño.
Por ello, incorporó el crismón a los escudos de sus soldados (las iniciales de Cristo en griego, muy frecuente en el románico nabarro-aragonés), los cuales supuestamente le dieron la victoria frente a su enemigo el emperador de Occidente Majecio.
Constantino nombró a la religión cristiano católica como la única de todo el Imperio Romano mediante el Edicto de Milán en el año 313.
Crismón en Ainsa, habitual en la zona, símbolo usado durante el reinado de Sancho III el Mayor de Nabarra, el cual mandó construir la torre-castillo de Abizanda en el año 1027 en el propio Sobrarbe
https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/09/las-ordenes-de-caballeria-mas-antiguas.html