Kirguistán
Centenares de kirguises afganos cruzan a Tayikistán ante el avance de los talibanes
En medio de las rutas comerciales de la antigüedad y la edad media, y en el centro del gran juego del siglo XIX entre rusos y británicos, el Pamir afgano es una región semiaislada en la que pocos pueblos se han instalado. Uno de ellos, en el noreste de Afganistán, son los kirguises del Pamir, que se asentaron allí en varias oleadas desde 1575 hasta 1930 y que hacen una vida seminómada en condiciones de vida muy duras, pues carecen de sistema sanitario y educativo. Con la última ofensiva talibán varios centenares de ellos han buscado refugio temporal en la vecina Tayikistán. Kirguistán, por su parte, está intentando en los últimos años reasentarlos en su propio territorio.
Coincidiendo con la retirada de la alianza occidental liderada por Estados Unidos, los talibanes intensificaron sus operaciones militares en mayo y en las última semanas han tomado bajo su control las regiones del norte de Afganistán, arrebatándoselas al ejército de Kabul. Centenares de soldados afganos y población civil cruzaron la frontera tayika huyendo de la ofensiva talibán.
La colaboración de Kabul facilita el regreso a sus tierras de los desplazados y su ganado
Las tres exrepúblicas soviéticas de Asia Central fronterizas con Afganistán (Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán) están en alerta y el Gobierno de Dushambé llegó a pedir ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, alianza militar de varios países exsoviéticos que lidera Rusia.
Una suerte similar han corrido decenas de familias de kirguises afganos del Pamir, que la semana pasada atravesaron la frontera con Tayikistán. Según el Servicio de Fronteras de este país, entraron en su territorio 345 afganos de etnia kirguís, 91 varones, 77 mujeres y 177 menores de edad, procedentes de Andemín, en el corredor de Wakhan. Dos niños fallecieron por el camino.
Según explicó a Radio Azattyk Buniamín Toker, que dirige la Asociación de los Kirguises del Pamir y que luchó junto a la OTAN contra los talibanes en el 2002, el actual avance de estos fue el motivo de la huida, ya que los combatientes del movimiento extremista llegaron hasta Sarat, una población ya en el borde del macizo del Pamir.
La arriesgada aventura de estos seminómadas de las montañas ya ha terminado.
El Gobierno de Kirguistán pidió ayuda al de Tayikistán para que los asistieran, y la coordinación con el de Afganistán, que garantizó su seguridad personal, facilitó el regreso a sus tierras, según explicó este lunes el Comité de Seguridad de Tayikistán en un comunicado, recogido por Spútnik. Junto a las personas, regresaron 4.000 cabezas de ganado, incluidos yaks, camellos y caballos.
Durante su estancia en la región tayika de Murgab, “los refugiados afganos, de acuerdo con la convención de las Naciones Unidas sobre el estatuto de los refugiados, fueron provistos por las autoridades pertinentes de Tayikistán de un lugar de residencia temporal, alimentos, ropa y atención médica”, aseguró el Comité de Seguridad tayiko.
Kirguistán quiere reasentar en su país a la comunidad, formada por 2.000 personas
Según la embajada de Kirguistán en Kabul, en el Pamir afgano viven unas 2.000 personas de etnia kirguís. En los últimos años, Kirguistán intenta poner en marcha un plan para el reasentamiento en su territorio de quienes lo deseen. En abril el presidente Sadir Zhapárov se reunió con representantes de este grupo ya instalados en el distrito de Alái (provincia de Osh) y expresó su voluntad de acogerlos a todos este año.
“Hace mucho que quería hacerlo, ahora es posible. Tenemos medios, fuentes de financiación”, explicó el jefe del Estado, quien también prometió acelerar el proceso para que todos reciban la nacionalidad kirguís.
El reasentamiento de los kirguises del Pamir comenzó en el 2017. La mudanza no es problemática, dijo en abril la activista Akilái Karímova. Lo difícil es adaptarse a la nueva sociedad, ya que aunque sean de la misma etnia la forma de vida es diferente. En el 2017 se asentaron 50 personas en la provincia de Narín, pero en una residencia. Algunos se fueron a Afganistán y nunca regresaron.
En el 2019, 11 familias, unas 50 personas, se instalaron en Sari-Mogol, en Alái. Y el año pasado, 17 familias en Taldi-Suu, en el mismo distrito. Zhapárov explicó que el plan es reunirlos a todos en una sola población que tenga todas las condiciones para la vida.
Sin embargo, muchos prefieren quedarse donde siempre han vivido sus antepasados. Y solicitan al Gobierno de Bishkek ayuda para ponerse de acuerdo con las autoridades de Afganistán y mejorar sus condiciones de vida sin tener que abandonar el Pamir.”
https://www.lavanguardia.com/internacional/20210720/7611066/montanas-fronteras.html#:~:text=Entre%20monta%C3%B1as%20y,de%20los%20talibanes