Hace unos días se ha inaugurado en Bilboko Arte Ederren Museoa /Museo de Bellas Artes de Bilbao en coordinación con el Eliz Museoa Bizkaia /Museo de Arte Sacro una amplia exposición dedicada al excelente dibujante y pintor Luis Paret y Alcázar (Madrid, 1746-1799). Destacado y culto artista, contemporáneo de Francisco de Goya (1746-1828) y con similar expresión en estilo rococó aunque los dibujos de las fuentes son de traza neoclásica, que a temprana edad estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de la que posteriormente en 1780 llegó a ser académico emérito. Asimismo, personaje peculiar dado que tenía relación con la monarquía española del Rey Carlos III quien a su vez le desterró de su capital por alcahuete de su hermano el infante Luis de Borbón e incluso le deportó a Puerto Rico en 1775 durante tres años. Tras este período recaló en Bilbao entre 1779 y 1787 en el que realiza otro tipo de encargos privados y especialmente por su repercusión los recibidos de la administración: la pintura de puertos y el dibujo de fuentes públicas artísticas.
En 1786 recibió de la corte española el encargó de pintar durante seis años los puertos del Cantábrico, pero para entonces parcialmente ya lo había hecho con 1a “Vista de Bermeo” (1783), óleo sobre cobre [61,5×83,2] a la que siguieron “Vista de El Arenal de Bilbao” (1783-1784) óleo sobre tela [75,7 x110,5] propiedad del Museo BB AA de Bilbao quizá la más conocida de su repertorio. También otra similar no tan divulgada con el mismo título “Vista de El Arenal de Bilbao”, de 1784 un óleo sobre tabla de caoba [60,3×83,2] actualmente en la National Gallery de Londres. Y aunque menos conocido al ser de propiedad privada, dibuja a plumilla y tinta la dura tarea portuaria de la sirga por la orilla derecha de la ría, “La Ría de Bilbao por la Torre de Luchana, con el desierto de PS Carmelitas Descalzos”, (1785).
En relación con el encargo real realiza nueve obras, “Vista de La Concha de San Sebastián” (1786), “Vista de Pasajes”, (1786) [82×120], ambas propiedad de Patrimonio Nacional situadas en la sala de audiencias el Palacio de la Zarzuela de los reyes españoles en Madrid, y una Vista de Fuenterrabía, (1786-89), óleo sobre tela [80,4×120,5] que se encuentra en el Musée des Beaux-Arts de Caen (Francia). En el Museo de Bilbao hay dos obras, Escenas de aldeanos [48×57,5] y Vista de Fuenterrabia [44,3×57,2] que se habían considerado separadamente y pertenecieron a un mismo cuadro algo mayor que la conjunción de ambos [73,66×116,84].
Asimismo, de las cercanías de Bilbao pintó Astillero de Olaveaga, (1786), propiedad del National Trust, Upton House en Londres, que en realidad describe la ribera de Deusto [67,5×94], y Portugalete, (1784-86) óleo sobre lienzo. [70×75] que capta desde Peñota una visión remota de Santurtzi que se encuentra en el Museo Cerralbo de Madrid.
Un proyecto artístico realizado siguiendo el ejemplo que en Francia el Rey Louis XIV había encargado a Claude Joseph Vernet (1714-1759) con su impresionante trabajo Les Ports de France, pintando 15 lienzos de 10 puertos entre 1754 y 1765, dos de ellos dedicados al importante, en la época puerto, de Baiona: Première vue de Bayonne prise à mi-côte sur le glacis de la citadelle (1760), y Deuxième vue de Bayonne, prise de l’allée des Boufflers, près de la porte de Mousserole (1761) de considerable tamaño (165×263 cm) ambos en el Musée national de la Marine. Especialmente interesante el primero que describe con gran calidad artística y precisión topográfica una gran panorámica de la bella confluencia del Atturri (Adour) y el Errobi (Nive) en la punta de la Réduit, los respectivos puentes, entonces Grand Pont (Saint-Esprit) y Maÿou (Mayou) y las alamedas de sus orillas.
Las fuentes
En esta época se implantó un gran avance para el suministro regular de agua potable a las poblaciones que entonces se lograba mediante manantiales en las cercanías o por pozos en su núcleo urbano hasta que se mejoraron las conducciones y se construyeron las fuentes públicas. Lo que supuso un beneficioso y más higiénico sistema de abastecimiento a la vez que un acontecimiento popular, la “traída de aguas”, que se conmemoraba con la construcción de una fuente de un cierto carácter ornamental, monumental, considerando el entorno en el que se situaba y proyectada por algún arquitecto o artista académico como Paret que dibujó las de Bilbao e Iruñea. Significan un importante testimonio de la instauración de una nueva corriente académica, estilística, el Neoclasicismo.
Este proceso ha sido muy frecuente y hay numerosos testimonios en nuestro país realizados por notables arquitectos, entre ellos: Markina (1787) proyecto de Francisco de Echanove (1717-?), Azkoitia (1835) de Mariano José de Lascurain (1757-smSXIX), Tafalla (1845) de José de Nagusia (1800-1852), Otxandio (1850) Martin de Saracibar (1804-1891), Durango en Kurutziaga y Pinondo (1862), Albistur (1865), Arraia-Maeztu (1865) y otras muchas más.
Las fuentes en Iruñea
En la capital navarra el incremento de su población aconsejó conducir el agua proveniente de manantiales, uno de ellos desde Subiza, en parte mediante el acueducto de Noain (1782-1790) cuyo coautor el arquitecto académico Ventura Rodríguez (1717-1785) aconsejó al Ayuntamiento el emplazamiento de nuevas fuentes de distribución en la capital y quien las debía dibujar, el acreditado artista Luis Paret que trazó cinco.
La de la Beneficencia, también denominada de la Abundancia construida con piedra de Tafalla de notable tamaño, unos ocho metros de altura y dos de lado, de planta cuadrangular como correspondía a un gran espacio rectangular, dotada con un caño en cada frente e inaugurada la víspera de San Fermín (1788) inicialmente colocada en el centro de la Plaza del Castillo aunque demolida, con polémica, al reformar la plaza en 1909 y desaparecida salvo la propia escultura alegórica, popularmente conocida como la Mariblanca situada tras varios periplos en otro contexto en el Jardín de la Taconera (1924). La de Santa Cecilia (1788) en la cercana plazuela triangular de la Nabarrería y por tanto con acertado criterio compositivo espacial, de tronco cilíndrico con tres caños, aunque más conocida por la brutalidad que supone la gente encaramada en su alto, no suficientemente protegida, por San Fermín, imagen de barbarie e incultura ya superada.
La proyectada frente al Ayuntamiento para la conocida como Plaza de la Fruta (1788) de forma tronco piramidal de considerable altura con cuatro caños al estar prevista para un espacio rectangular, pero que al resultar excesivamente grande fue emplazada como hito visual, referencial, al final de la calle Mayor, junto a la iglesia de San Lorenzo en la Plaza de las Recoletas y posteriormente (1886) situada en su centro. La fuente del Consejo de menor tamaño con un vaso único circular en torno al fuste, inicialmente proyectada (1788) para esta plaza, que adquirida por el Conde de Guendulain quien fue alcalde, se recolocó en el patio interior de su palacio (1753) situado frente a dicha plaza convertido (2009) en hotel Palacio de Guendulain recientemente cerrado. Para sustituirla en la plaza Paret dibujó la de Neptuno Niño (1788) alusiva a la escultura que corona su forma cilíndrica sobre basamento cuadrado y cuatro caños que proyectada para el jardín de la Taconera se colocó en esta plaza del Consejo. En la construcción de las fuentes intervinieron destacados artesanos como canteros y escultores. En la actualidad continúan suministrando agua y constituyen notables referencias monumentales del patrimonio y paisaje urbano de Iruñea. y como tales se debe definir un ámbito de protección visual para evitar la irrupción de sillas y toldos de terrazas de bares.
Estas fuentes han sido estudiadas y divulgadas por el amigo, gran estudioso y valedor del patrimonio navarro el médico de Iruñea Victor Manuel Egia Astibia de quien tomo estas referencias.
Las fuentes de Bilbao
En Bilbao, el ilustrado funcionario magistrado José Joaquín Colón de Larreategui (1746-1821) nombrado en 1782 Corregidor del Señorío de Bizkaia, estableció que las dos fuentes encargadas a Paret se situaran en las dos importantes plazas de la época y que además de bienes de utilidad pública para el suministro de agua fuesen elementos bellos como ornato de la villa. En el frente de ambas pilastras a modo de recordatorio se adosó una placa de mármol blanco con guirnaldas y medallones de fundición con la leyenda tallada, no muy legible, “Reinando/ Carlos III/ la N. Villa de Bilbao /por el bien público /Año de MDCCLXXX.” Cuando se inauguraron las fuentes la víspera del día de Navidad de 1785, a Paret se le gratificó con 2000 reales “por el buen gusto y esmero de los diseños, plantillas y adornos de las referidas pilas como el cuidado de la perfecta execuzión.”
Analizamos las dos situadas en la Villa debido al estado en que se encuentran a pesar de que en el Plan General de Bilbao están catalogadas como Elementos Protegidos. Nivel A, el máximo. Incluso en el Registro de Bienes Culturales de Eusko Jaurlaritza la de la plaza de Santiago, insertada en Alde Zaharra o Casco Viejo declarado Conjunto Monumental tiene el grado de elemento calificado de protección especial, y la Atxuri queda amparada como elemento destacado del Camino de Santiago que en su travesía por Euskal Herria protege numerosos elementos de todo tipo.
Una, en la plaza de Santiago en el centro de la Villa y en medio de la misma elevada sobre el pavimento frente a la iglesia homónima a modo de hito monumental referencial del espacio. La fuente exenta concebida para un espacio rectangular es de planta cruciforme con cuatro caños que vierten a sendas piletas unidas entre sí y sobre ellas unas placas de mármol blanco adornadas en una de las cuales aparece el citado lema, que en esta fuente añade “restaurada en 1915” y coronada por un gran jarrón, actualmente con los elementos metálicos desprendidos. Desde hace demasiados años para que sea accesible en su función de poder beber, antaño no era tan necesario ya que se acudía a llenar recipientes, se le añadieron a su basamento unas peanas revestidas con un mármol de tonalidad similar a la del conjunto lo que supone una falsificación compositiva y que además oculta, quizá inevitablemente las molduras del basamento. Otra afección es el colapso visual que producen los toldos y carteleras demasiado próximos de la exagerada terraza del bar situado enfrente al no tener establecido un ámbito de protección.
La otra, situada en la desaparecida Plaza Vieja o Mayor consiste en una pilastra semicircular que contiene el depósito de agua dulce para surtir los tres caños que vierten a una amplia pileta común, fue proyectada para estar adosada, al parecer, al muro de la rampa de subida del puente medieval de San Antón, entonces contiguo al otro lado de la iglesia de San Antón, junto a su entrada muy próxima a la ría. Servía para dotar de agua a la población, a la actividad del mercado entonces muy rudimentario apenas unos postes soportando una lona y también para la “aguada de navíos”, el suministrar agua potable a los barcos que en la época atracaban en los muelles de la plaza y la ribera hasta la construcción del puente colgante (1827) que limitaba su llegada.
Una vez construido el puente nuevo de San Antón (1877), precedente del actual, situado al otro lado junto a la trasera del templo, en Ibeni y al demoler cinco años después el puente viejo (1882), la fuente se trasladó a su actual emplazamiento anexo al antiguo Hospital Civil (1836) importante obra neoclásica, hoy Instituto Politécnico (1958) en la Plaza de los Santos Juanes (Bautista y Evangelista). En este traslado perdió algunos elementos ornamentales como el geniecillo y escudo de la Villa que la remataba. Asimismo, el aluvión de 1801 la dañó bastante y fue reconstruida por el arquitecto municipal Agustín de Humaran (1763-1829). En su construcción, al igual que en Iruñea, participaron otros técnicos como el arquitecto Francisco de Ibero y el hidrógrafo y matemático Ignacio de Albiz.
Antecedentes
Hace nada menos que 26 años, el 13 de marzo, de 1995, el entonces alcalde Josu Ortuondo inauguró como un gran acontecimiento cultural la presunta recuperación de esta fuente lo que Surbisa, entidad municipal que tanto daño ha causado y está causando al patrimonio monumental de Zazpi Kaleak, promovió y toleró: una agresión disfrazada de restauración.
El proyectista hizo prevalecer su ego personal, su capricho y banalidad de hacer y de mostrar “su diseño” ridiculizando y alterando radicalmente el monumento, es decir atentando. Confundió una fuente neoclásica con el lavabo de un cuarto de baño y se le colocaron en ambos lados unos grandes y asimétricos muretes a modo de encimeras curvilíneas de similar material, mármol y color como prolongación y a la misma altura de la pileta que quedó tapada e igualada al nivel de sus bordes por lo que la fuente se convierte en un todo continuo ininteligible a modo de repisa que falsea y altera y como consecuencia el monumento queda totalmente degradado, una aberración integral.
Quienes fueron los responsables que ordenaron y admitieron este despropósito de falsa restauración, debieron ser rotundamente denunciados por la exhibición de ignorancia que han demostrado con esta actitud ante la sociedad y estamentos culturales, si es que les importa algo su legado cultural, artístico, monumental e incluso ante la justicia por delitos contra el patrimonio.
Completan el escenario de la vulgaridad y la incongruencia el raseo del muro posterior con un mortero monocapa repleto de desconchados, el desconcertante dibujo pretendiendo imitar a una composición de sillería dejando en cambio el tramo de piedra del muro original con su actual estado marginal, degradado, y enmarcando absurdamente el conjunto con una cenefa que colisiona con la piña pétrea del remate, no original, de la fuente. Asimismo, una desafortunada pavimentación con total perdida de axialidad y la pésima colocación en el mismo de la arqueta.
Frente aquel atentado cultural redacté un crítico y detallado artículo (Egin, 16.04.1995) que por lo visto, como advertencia, de nada ha servido. Los graves daños entonces causados persisten después de la reciente intervención realizada para la actual celebración relativa a la obra de Paret y realzar una de sus fuentes, la de San Antón. Trabajo que se ha limitado a una simple limpieza de su pilastra y reponer un caño, dando por buena la agresiva manipulación antes señalada lo que denota un desastroso y lamentable concepto de cómo se proyecta en un singular monumento catalogado que queda totalmente desfigurado. Una muestra más de la incapacidad de acometer una restauración científica ejecutando y manteniendo una burda obra que debe avergonzar no solo a cualquier titulado sino a todos los que han intervenido en este atentado. Una falsificación de un bien cultural que pertenece a la sociedad y una de las obras más representativas del neoclasicismo en la Villa.
Una atrocidad así ya no se permite en ningún sitio civilizado, este tipo de “terrorismo ilustrado” en los monumentos sólo es concebible en Bilbao. Lo que demuestra que la incultura de los dirigentes municipales empezando por el alcalde Aburto, el inoperante concejal de cultura Gonzalo Olabarria y la BBK que patrocina estas aberraciones al igual que con la ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao y el resto de asistentes es menos que precaria, nula puesto que constituye un grave atentado cultural reiterado. Es imprescindible por lo tanto demoler inmediatamente la agresiva obra realizada hace 26 años y realzada en la actualidad.
Tanto la anterior Ley 7/1990 como la actual Ley 6/2019, de Patrimonio Cultural Vasco en su capítulo relativo a los bienes culturales del Registro en su artículo 33. Autorización de las intervenciones, explicita en sus puntos 5 y 7 sobre la retirada de los añadidos degradantes y que “El régimen de protección podrá incluir determinaciones respecto a la demolición o retirada forzosa de elementos, partes o, incluso construcciones y edificios incompatibles con la conservación del bien cultural”. Estas fuentes además de por su carácter artístico son parte de la historia social de la ciudad y por tanto un patrimonio cultural, monumental.
Si trasladásemos la citada frase de reconocimiento al monarca a la actualidad, se podría colocar, en un lugar adecuado, quizá en el suelo, una placa, eso sí con la letra tipo Bilbao que solo admite como la romana actual mayúsculas explicando: “Alcaldeando Aburto por el desdén público se atentó contra este bien público en 1995 años después y se repitió el ataque a los 236 años de su inauguración. MMXXI”.
En un reportaje (El Correo, 2021.06.05) del periodista Julio Arrieta pretendidamente de ensalzamiento de la gestión municipal, como es habitual, respecto a la intervención en esta fuente se empieza afirmando una falsedad Luis Paret no era arquitecto. A continuación transcribe declaraciones del concejal de Obras, Planificación Urbana, y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza de escasa credibilidad por su nefasta gestión urbanística, precaria cultura y nula sensibilidad en materia de patrimonio monumental, con motivo de la inauguración de la limpieza de la fuente, banal excusa del acto aunque el objetivo principal es la pose política con foto. El citado concejal tiene la osadía de decir que la fuente “está ligeramente alterada.” Está conceptual y contextualmente totalmente alterada. Tenía tres caños, no tres chorros, como detalla. Y concluye “no es un capricho del arquitecto”, antes de hablar le convendría enterarse de lo que pretende decir.
Pocos días después en Deia (2021.06.10) la periodista de la sección de Cultura Maite Redondo, allí presente, y a la que no le interesó la copia del artículo de 1995 antes citado que le ofrecí, manifiesta, aludiendo al área de Urbanismo que “ha ayudado a que la fuente recupere su esplendor neoclásico”. No se puede engañar premeditadamente a los lectores, a la sociedad. Es ya hora de un periodismo inteligente, culto y veraz, independiente de la sumisión a las órdenes de la política oficial, municipal, foral o nacional, por el bien del patrimonio cultural de Euskal Herria.