Antonio Rodríguez Colmenero (Catedrático Emérito de Historia Antigua de la Universidad de Santiago de Compostela), Edward C. Harris (MBE, PHD, FSA. Director Ejecutivo Fundador Emérito, Museo Nacional de Bermudas), Xabier Gorrotxategi Nieto (Doctor en Arqueología), Luis Silgo (Doctor en Historia, especialidad Arqueología), Noé Villaverde Vega (Doctor en Arqueología con mención europea), Mikel Albisu (Licenciado en Ciencias Geológicas), María Pilar Alonso (Doctora en Lenguaje y Comunicación), Juan Martín Elexpuru (Doctor en Filología Vasca), Roslyn Frank (Profesora Emérita de la Universidad de Iowa, Iowa City -EE.UU), Ulrike Fritz (Egiptóloga Eberhard Karls Universität Tübingen -Alemania), Alicia Satué (Licenciada en Filología Clásica), Miguel Thomson (Científico Titular de los Organismos Públicos de Investigación), Koenraad Van den Driessche (Doctor en Geología, especialidad Geoquímica) y Patxi Zabaleta (abogado y escritor, miembro de Euskaltzaindia-Academia de la Lengua Vasca),
han remitido a la prensa la siguiente comunicación:
Texto comunicado:
“Con ocasión del reciente juicio y sentencia sobre el caso de los hallazgos del yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, se han publicado en los medios noticias que distorsionan gravemente la realidad de los hechos. Esta distorsión de la realidad ha traspasado fronteras, llegándose a publicar en dos periódicos británicos de amplia difusión la falsa noticia de que un geólogo se había declarado culpable de falsificar los grafitos, reconociendo que “todo el asunto no era más que una broma” (!). Vemos con preocupación que en el caso de Iruña-Veleia algunos medios están incumpliendo con su función de informar verazmente a la ciudadanía.
Con respecto a la sentencia, es importante destacar que reconoce la inexistencia de pruebas contra el principal encausado, Eliseo Gil, exdirector de la excavación, basándose la condena enteramente en indicios, y que el caso judicial sigue sin resolver, pues Gil ha recurrido su condena, solicitando su absolución.
Pero, aparte de los acontecimientos en la esfera judicial, el caso de Iruña-Veleia tiene una vertiente científica, que gran parte del público desconoce. Y es que lo que ha sido presentado en algunos medios como una “burda falsificación”, es en realidad objeto de una viva y aún no resuelta controversia entre expertos de diversas disciplinas científicas, que sostienen opiniones enfrentadas sobre la autenticidad de los hallazgos. Y la realidad de esta controversia se ha puesto de manifiesto en la sentencia, donde se afirma que existen “opiniones contrapuestas de unos y otros que habrán de ser valoradas en el campo de la ciencia arqueológica, lingüística, epigráfica, etc.” y que “existe controversia entre los diferentes expertos que han podido analizar las piezas acerca de su autenticidad.” El reconocimiento desde instancias judiciales de la controversia científica en torno a los hallazgos de Iruña-Veleia desmiente, por tanto, el mito de la “unanimidad científica” favorable a la falsedad, difundido en noviembre de 2008 desde el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Álava (DFA) y que perdura hasta el día de hoy, alimentado por algunos medios que hacen caso omiso de la realidad. Y la realidad es que numerosos autores en diversos campos (arqueología, epigrafía, lingüística, historia, geología, egiptología) han expresado públicamente, mediante informes, artículos científicos, libros y presentaciones en congresos, sus opiniones y argumentos favorables a la autenticidad de los hallazgos de Iruña-Veleia. Y esta controversia no se ve afectada por la sentencia judicial. Primero, porque el caso judicial sigue sin resolverse, y, segundo, porque las cuestiones científicas deben dirimirse en los foros científicos, como revistas y congresos científicos, no en los tribunales de justicia. Y a esto se refiere la sentencia al afirmar expresamente que las opiniones contrapuestas “habrán de ser valoradas en el campo de la ciencia arqueológica, lingüística, epigráfica, etc.”
No queremos ocultar el hecho de que la sentencia se basa en los análisis realizados por un perito del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) en 36 piezas de Iruña-Veleia (de las más de 400 halladas en el yacimiento) que interpretó como indicativos de ejecución o manipulación recientes de los grafitos grabados en ellas (pese a no presentar resultados de análisis efectuados sobre grafitos de control de edad indubitada, antigua y reciente, que avalen sus interpretaciones, lo que arroja una sombra de duda sobre sus conclusiones), siendo en base a estas analíticas que el exdirector de la excavación fue condenado como autor, “por sí mismo o mediante terceras personas”, de los mismos. Pero tampoco debe omitirse que en ninguno de los otros tres informes sobre análisis físicos entregados al juzgado, procedentes de los peritos de la acusación y de la defensa, así como del mismo IPCE, se llega a la conclusión de que los grafitos sean falsos. Por lo tanto, vemos que en el terreno de las evidencias físicas también existen discrepancias en los peritajes y testimonios judiciales.
Sobre lo que no existen opiniones discrepantes es sobre la edad de las piezas halladas en Iruña-Veleia: su procedencia de época romana, indicada por la datación estratigráfica, que fue evaluada favorablemente por dos prestigiosos arqueólogos internacionales, no es cuestionada por nadie y es reconocida en la propia sentencia. En cuanto a los análisis de carácter lingüístico, epigráfico o físico que proponen fechas para los grafitos incompatibles con la datación estratigráfica, han sido cuestionadas por diversos expertos, que consideran que son compatibles con la época romana. Nosotros creemos que la única manera de poner fin a esta polémica es a través de la ciencia. Por ello hacemos un llamamiento a la DFA, que tiene la custodia de las piezas, para que aquellas que no formen parte del litigio (actualmente centrado solo en 36 piezas cuyos grafitos fueron considerados falsos en la sentencia) sean puestas a disposición de la comunidad científica para la realización de los estudios pertinentes destinados a determinar la antigüedad de los grafitos, su interpretación y su publicación. Así mismo solicitamos que las piezas de Iruña-Veleia que permanecen sin lavar en el Museo de Arqueología de Álava sean lavadas, grabando en video todo el proceso, y que se realicen excavaciones de control en las proximidades de los lugares de hallazgo de los grafitos “excepcionales” por un equipo arqueológico independiente, con el fin de comprobar si se reproducen hallazgos similares.
Los grafitos de Iruña-Veleia, en caso de ser de época romana (y nadie ha demostrado fehacientemente que no lo sean), proporcionan informaciones novedosas y de gran interés sobre el vasco antiguo, la evolución del latín a las lenguas romances y el cristianismo primitivo, por lo que la resolución de la controversia sobre su autenticidad y su estudio científico y publicación pueden ser de enorme trascendencia para nuestro patrimonio histórico y cultural.”