¿Quién se beneficia de la inhabilitación de Laura Borràs?

Es bien conocida la pregunta que, con el fin de dilucidar su verdad, se hacen todas las policías del mundo cada vez que investigan un crimen: ¿quién es su principal beneficiario? Cuando tienen esta información, la investigación da un paso de gigante y, normalmente, incluso aunque el muerto haya sido consecuencia de un daño colateral, el culpable o culpables son desenmascarados fácilmente.

En todo el mundo se perpetran tantos crímenes políticos o más que crímenes físicos. La diferencia es que los primeros son mucho más hipócritas, maquiavélicos y sibilinos que los segundos. Son crímenes más limpios y pulidos, sin la engorrosa salpicadura de sangre que obliga a llevar la ropa a la lavandería. Los crímenes políticos responden siempre a intereses electorales y de poder en donde las personas son simples cromos que determinadas formaciones intercambian para favorecerse mutuamente. Por ejemplo, si yo soy la Metrópoli y de entre los candidatos a gobernar una colonia rebelde hay uno que me parece altamente peligroso por sus ideas insumisas y quiero que el gobierno esté ocupado por uno más dócil que me promete un par de generaciones de obediencia, es obvio que tanto a este segundo personaje como a mí nos estorba el mismo candidato. Yo, pues, le allano el camino, y él, más allá de los discursos de rigor de cara a su galería para que no se le vea el plumero, no me alborotará aves independentistas, al contrario, me las camelará diciéndoles que ahora no toca, que ahora toca ser buenos chicos, que ahora hay que ampliar la base, porque el emperador actual es el mejor opresor que pueden tener. Es así como, gracias a los sumisos de turno, yo, la Metrópoli, mantengo intacto mi poder y logro dividir y mantener a raya los movimientos de liberación de la colonia insurgente.

Y Cataluña, ¿dónde queda en todo esto? ¡Ah, amigos! ‘Cataluña’ es sólo una palabra discursiva, una palabra comodín que sirve para todo. “¡No renunciamos a la independencia!”, gritan los cínicos mientras hacen más fuerte al opresor diciéndonos que ahora, la estaca a la que estamos todos atados, es una ‘estaca amiga’, una “estaca de izquierdas”. Pues os lo diré, francamente: a mí, esta gente, me da nauseas.

El Estado español es un Estado empapado de fascismo en todos sus organismos, absolutamente en todos, y el judicial es uno de los más significados. Su historial habla por sí mismo, y también hablan de lo mismo las continuas reprobaciones que recibe de las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Derechos Humanos. Un Estado así, un Estado torturador, que creó una banda terrorista, que no tiene escrúpulos por apalear y encarcelar a la disidencia, que criminaliza a los adversarios engorrosos y que fabrica pruebas falsas contra ellos, no tiene autoridad moral alguna para hacer algo en esta vida. Así nace la operación Laura Borràs, que es, en definitiva, una rama de la conocida ‘Operación Cataluña’. España se ha dado cuenta de que el independentismo es irreducible e imbatible electoralmente, y ante esta evidencia ha decidido tomar el atajo y desactivar desde Madrid a todos los candidatos que no le parecen suficientemente sumisos. Como es lógico, no puede hacerlo por la vía política, porque sería una acción fascista demasiado explícita que pondría en una situación muy incómoda a la Unión Europea. Por eso lo hace por la vía judicial. Son los tribunales franquistas, pues, empezando por el Tribunal de Cuentas, los que le hacen el trabajo.

¿Y qué es el Tribunal de Cuentas, a través del cual España persigue a Laura Borràs? Pues un organismo que ha sido denunciado por los vínculos de sus miembros con el fascismo. Uno de ellos, incluso ha llegado a decir que no excluye un bombardeo sobre Barcelona. En este sentido, recomiendo mirar el vídeo de sólo doce minutos (1), elaborado por Marta Sibina y Albano Dante Fachin, que explica diáfanamente las maniobras de este ‘Tribunal’ para imponer fianzas millonarias contra los miembros del gobierno catalán por la Consulta del 9-N y el referéndum del 1-O. Estamos hablando de individuos vinculados no sólo al PP y al PSOE, sino también a las empresas del IBEX 35, enemigo declarado de la independencia de Cataluña. Otro aspecto que muestra también el vídeo es la connivencia de este tribunal con la corrupción de los gobiernos del PP y del PSOE.

La justicia española es una justicia corrupta, franquista y ultranacionalista, como lo es el Estado al que pertenece, y toda aceptación de sus sentencias políticas no debería merecer el más mínimo respeto por parte de las personas y de los partidos verdaderamente demócratas. Se dirá que no todos los juristas españoles son fascistas, y es verdad. Pero dejando al margen a algún juez jubilado y a los abogados defensores de los presos y de los exiliados políticos, ¿qué colectivos de juristas demócratas han denunciado públicamente la violación sistemática de los derechos humanos por parte de los tribunales españoles? ¿Qué movimiento de juristas ha plantado cara con todas las consecuencias a esta justicia turca? ¡Ninguno! Tibieza, mucha tibieza. Pues bien, en esta vida, no hay nada que haga tantos cómplices como el silencio.

En cuanto a nosotros, los sometidos, los cálculos partidistas que tenemos entre manos para gestionar las migajas del cautiverio resultan esperpénticos. Son cálculos miserables que no hacen más que intentar dividirnos. Las jerarquías entre cautivos son la herramienta principal del opresor, y los intentos de establecerlas entre Juntos por Cataluña, Esquerra y la CUP provocan vergüenza ajena. Es como ver a tres personas dentro de un coche con el motor en marcha en un garaje cerrado que, en vez de parar el motor, bajar del vehículo y abrir la puerta, se dedican a pelearse entre ellas totalmente indiferentes a la tragedia que se les viene encima. ¡Hace falta ser burro, Dios mío!

La decisión de dos partidos independentistas de no votar en el Congreso ni a favor ni en contra de que Laura Borràs sea juzgada por el Tribunal Supremo es de esas que pasan a la historia. La prueba está en la necesidad que ambos partidos tienen de justificarse día tras día. Pero inhibirse ante una agresión española como ésta equivale a legitimarla. Y no sirve la cínica excusa de decir que aunque hubieran votado en contra España tiene mayoría. Un nivel de argumentación intelectual tan bajo, no, por favor. Por más que estos dos partidos hayan intentado encubrirlo con retórica y más retórica, para la historia quedará que legitimaron la justicia española y que la inhabilitación de Laura Borràs les hace un gran favor electoral. Cuando se produce una agresión, toda inhibición es legitimación y complicidad con el agresor. Poncio Pilato, cuando hizo su famoso lavado de manos para no tener que decir ni que SÍ ni que NO, estaba sellando su complicidad con los sacrificadores. El resto es literatura, porque como decía Joan Fuster, toda política que no hagamos nosotros será hecha contra nosotros.

Por eso son tan reprobables estas declaraciones de Gabriel Rufián lanzadas como un dardo envenenado contra Laura Borràs: “No debe haber ninguna sombra de duda en cuanto a corrupción o irregularidades administrativas en el independentismo”. ¿Corrupción, dice? ¿Qué corrupción? ¿Irregularidades? ¿Qué irregularidades? ¿Cómo puede una justicia corrupta y franquista determinar nada de nada? ¿Con qué derecho? Optar por el “ni SÍ ni NO” es cobardía y complicidad con España y con su justicia turca a costa de un adversario electoral como Laura Borràs, que con su talento, inteligencia, oratoria, carisma y personalidad ha puesto en evidencia las inmensas carencias intelectuales de tantísimos ‘oradores’ catalanes y españoles del Congreso. Muy apropiados para una taberna del puerto, pero bufonesco en un Parlamento. La irregularidad es que los cautivos no estén unidos contra el opresor y contra todas sus agresiones. ¡Todas las agresiones! Todo ataque español a Juntos por Cataluña es un ataque a la CUP y a Esquerra, todo ataque a Esquerra es un ataque a Juntos por Cataluña y la CUP, y todo ataque a la CUP es un ataque a Esquerra y Juntos por Cataluña. Y lo que es corrupción es dar el más mínimo crédito a las cloacas jurídicas y franquistas españolas. Esto es corrupción, señor Rufián. Sus palabras, por ejemplo, son corrupción. Sí, corrupción, porque subordinan al pueblo catalán y sus representantes políticos a la justicia española, que es la antítesis de la justicia. ¿Ustedes y la CUP hablan de unidad? ¿Unidad?, ¿y esparcen la duda sobre Laura Borràs y la dejan sola para que la devore España? Ni los búfalos hacen esto. Ni los búfalos dejan solo a uno de los suyos cuando le atacan las leonas. Su vínculo es tan fuerte que nunca entregan un solo búfalo a la ‘justicia’ de sus depredadores.

La nación catalana no vive en democracia porque está sometida a un sistema político que no es el suyo. Para vivir en libertad, Cataluña necesita dejar de estar sometida a las leyes españolas y promulgar sus propias leyes. Ningún pueblo es libre si no tiene una justicia propia. Cataluña, para poder ser libre, necesita una justicia propia, necesita una justicia catalana.

(1) https://www.youtube.com/watch?v=Ql4329Gf5jw

EL MÓN