¿Para cuándo la calma?

La histórica decisión de la OPEP más Rusia (OPEP+) de reducir la producción en casi 10 millones de barriles por día (mbd) apenas suscitó el interés de los expertos del mercado del petróleo, convencidos de que el drástico recorte no compensaba la destrucción de la demanda desencadenada por la Covid-19. Consecuentemente, cuando el mercado se puso en marcha el día después del acuerdo, este fue ignorado.

Sin embargo, existen indicios de que los recortes –efectuados después de que los principales exportadores, Arabia Saudí y Rusia, abandonaran su guerra de precios– podrían servir en las próximas semanas para restablecer la calma y poner fin a la caída de precios observados tras la reunión del 12 de abril. Los precios del barril de Brent (el West Texas Intermediate es otro cantar) podrían estabilizarse en torno a los 25 dólares, desafiando las previsiones de los más pesimistas que advertían de posibles mínimos de un dígito si la OPEP+ no acordaba un recorte superior a los 10 mbd. Y, aunque pueda cuestionarse la posibilidad de una recuperación a corto plazo –dada la debilidad de la demanda y la escasez de capacidad de almacenamiento causada por la guerra de precios–, sí que se vislumbran algunos signos positivos, gracias a la escala y duración del mecanismo de gestión del mercado acordado y a que los efectos de la pandemia podrían empezar a remitir en ciertos países clave, como China.

Los recortes deben durar al menos dos años, aunque disminuyendo progresivamente en su cuantía, lo que podría ayudar a gestionar un crecimiento incontrolado del exceso de oferta, resultado del colapso económico que, según algunas estimaciones, ha reducido el consumo mundial en cerca de 30 mbd. Otro factor significativo que considerar son los recortes, en gran parte impulsados por el mercado, acordados por algunos productores externos a la OPEP+, como EE.UU. y Canadá, sin olvidar que los países del G-20 se han comprometido a un recorte de 3,7 mbd y a que las compras para sus reservas estratégicas alcancen aproximadamente 200 millones de barriles en los próximos dos meses. Así, el ministro de Energía de Arabia Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, ha afirmado que la reducción acordada y las próximas compras de crudo destinadas a las reservas estratégicas podrían retirar casi 20 mbd del mercado en los próximos meses.

La magnitud de los recortes y el hecho de que los tres mayores productores del mundo –EE.UU., Arabia Saudí y Rusia, por este orden– hayan trabajado conjuntamente para lograr un acuerdo sin precedentes, invita a pensar que en el caso del Brent el peor de los escenarios posibles ya ha sido evitado, alentando, de paso, un cierto optimismo sobre un repunte de los precios en la segunda mitad del año, a medida que los recortes se hagan efectivos y la demanda vaya recuperándose.

LA VANGUARDIA