Carles Puigdemont: “Sería preocupante una deriva antipartidos en la Diada”

“Una de las claves para la unidad es que se rompan sectarismos, que se pueden enquistar en las cúpulas de algunos de los dirigentes, y que les lleven a actuar como aliados y no como rivales”
“La magia dice que el Estado español un día, por una razón que desconocemos, se avendrá a sentarse a una mesa para hablar de un referéndum, pero la realidad dice lo contrario”

CARLES PUIGDEMONT 130º PRESIDENTE DE LA GENERALITAT DE CATALUÑA

El 130º presidente de la Generalitat profundiza en algunas de las reflexiones en torno a la unidad que recoge el libro ‘Re-Unim-nos’ (‘Re-Unámo-nos’) y repasa hechos de la actualidad.

-¿Es un libro pesimista u optimista?
-Creo que es optimista, si no, no lo hubiera escrito, pero no está reñido con la gravedad de la situación, porque para ser optimistas debemos ser conscientes de la realidad.

-En este “no vamos bien” que describe, ¿qué parte de responsabilidad asume?
-La que toque. No pretendo señalar culpables ni el grado de responsabilidad que tiene cada uno. Todos lo somos en menor o mayor medida. Eludir la responsabilidad haciendo un clamor por la unidad no sería correcto por mi parte. Constatamos que la gente nos pregunta por qué no vamos más unidos, y el hecho de que nos la hagan, es un indicativo de que algo no se ha hecho bien.

-El librito lo hizo por las circunstancias actuales y a raíz de los pactos, pero le critican que no se pronunciara antes.
-No es para crear doctrina de nada, sino que en un momento determinado me siento obligado a hacer unas reflexiones, las escribo y me salen más largas. Es un trabajo que hacía puertas adentro y que ahora he decidido compartirlas. Y por responsabilidad de todos los que estamos implicados en este proceso, y de muchísima gente que comparte las reflexiones, es el momento de que las planteemos públicamente.

-Dice que era la manera de hacerlo sin intermediarios. ¿No se había comunicado bien su mensaje?
-Concediendo entrevistas, con gente que te interpreta siempre te acaba distorsionando inevitablemente el mensaje. He preferido dirigirme en primera persona y de manera directa a los interesados ??sin ningún tamiz con un formato que creo que es bueno; es un texto corto de lectura reposada. Cualquier político ha recibido estas reflexiones de la gente que en este contexto nos pide unidad, porque hay un debate en la sociedad catalana muy mayoritario. La diferencia con hace unos meses es que ahora tenemos los resultados de la teoría de la desunión, de los que decían que por separado sería mejor para el país y que es la que se ha impuesto. ¿Y estamos mejor o peor? Y la sensación es que algo no hemos hecho bien y tenemos que enderezarlo.

-Alerta que a partir de un determinado momento será imposible corregir esta desunión. ¿Cuándo puede pasar?
-No lo sé. Estamos a tiempo de revertirla, pero advierto que si seguimos por aquí el Estado español habrá triunfado al neutralizar el independentismo. Y habrá sido por una falta de entendimiento entre nosotros, y no nos lo podemos permitir. Podemos asumir que nos pudo llegar a derrotar, pero no siendo los responsables nosotros.

-Este empoderamiento que dice que tiene que recuperar la ciudadanía, ¿lo ve inminente con la sentencia?
-No podemos desaprovechar ninguna oportunidad. El conflicto que tenemos con el Estado español necesitamos que se caracterice por la táctica y estratégica que nos conviene a nosotros y no a ellos, que han tomado la ola represiva que estamos sufriendo. Debemos emprender una ola democrática y la iniciativa debe volver a ser nuestra. Esto permite a la gente sentir suyo este proceso, que no es de partidos políticos y entidades sociales, sino colectivo. El éxito ha llegado siempre cuando la gente se lo ha apropiado y no hay que moverse de este marco. ¿Somos aliados o no somos aliados en este combate? Yo creo que sí lo somos y, por tanto, nos tenemos que comportar como aliados.

-Defiende una dirección aliada y una acción política coordinada. ¿Es incompatible con la unidad estratégica que defiende ERC?
-La unidad estratégica la hemos reclamado todos y nosotros la hemos practicada y buscado tanto como hemos podido. Sin un mando aliado no se pueden tomar decisiones de envergadura para alcanzar las metas. Todo lo que se escape de esta lógica en las decisiones que afectan al país, que hasta ahora se ha escapado bastante, y se deje en manos de las ejecutivas de los partidos, en clave estrictamente de hegemonía partidista, es un gravísimo error. Se han tomado decisiones trascendentes, que no se han hecho en clave de unidad estratégica. Y no hay otro camino para salir airosos de este conflicto.

-A pesar de que se dice que se la ha arrinconado, cita La ‘Crida’ (‘Llamada’) como el mejor espacio para a la unidad.
-Una de las razones que llevaron a su nacimiento hoy todavía tienen más importancia que nunca porque es un espacio que no ha participado en ninguna contienda electoral y que ha quedado al margen de las decisiones de las ejecutivas de los partidos. Por lo tanto es un espacio que da esperanza a mucha gente, que busca la recuperación de la unidad y que ya ha demostrado que hay gente muy diversa. Y una de las claves para la unidad es que se rompan sectarismos, que se pueden enquistar en las cúpulas de algunos de los dirigentes, y que les lleven a actuar como aliados y no como rivales. Yo formo parte de los que quieren ganar y doy mucho mérito a lo que se ha hecho hasta ahora. La gente está, está movilizada, va a Madrid, a Estrasburgo, a votar y a donde sea y no evidencia esta actitud de desunión.

-¿Cómo ve el hecho de que políticos como Josep Huguet o Anna Simó digan que no irán a la Diada?
-Entiendo que la Diada apela a todos, a todas las sensibilidades independentistas y me sabría mal que no fueran cuando han estado luchando desde que el independentismo era minoritario. Y tenemos que hacer el esfuerzo, a pesar de todas las contradicciones, para que sea un éxito. Estamos a las puertas de una sentencia que será la más dura hecha nunca contra el independentismo democrático y nos deberíamos estar preparando para comportarnos como aliados y no como rivales. Nadie debe sentirse excluido. Si la ANC decide que no debe haber un espacio Vip no me parece una tragedia y si que me parecería preocupante que hubiera una deriva antipolítica y antipartidos. No nos lo podemos permitir porque nos necesitamos todos. Y aprovecho para señalar que esta es una de las consecuencias de la teoría de la desunión. Todos aquellos que la han sembrado no se pueden sorprender de que ahora haya gente que haga lo mismo.

-Dice que “el diálogo, la negociación y el referéndum acordado hoy sabemos que son fantasías”. ¿No hay ninguna esperanza?
-Soy analítico y me baso en las evidencias que no teníamos hace un tiempo, que nos dicen que el Estado de ninguna manera avendrá a hablar, y a no negociar, sobre el derecho a la autodeterminación o una versión más suave como el derecho a decidir. No es una opinión, son hechos. Y digo que seamos conscientes de ello. Si queremos ser responsables, hay que basarse en evidencias, no en magia. La magia dice que el Estado español un día, por una razón que desconocemos, se avendrá a sentarse en una mesa para hablar de un referéndum, pero la realidad dice lo contrario. Tenemos enfrente un Estado que en términos de Cataluña no está en el siglo XXI ni en Europa.

-¿Creyó alguna vez en el diálogo?
-Si. Es una de los lecciones aprendidas de octubre de 2017. España había cambiado en muchos aspectos, pero nada en el de la sacrosanta unidad de la patria. Y fue una gran decepción. Yo hice absolutamente todo para dar una oportunidad al diálogo. Dos años después tenemos que ser justos y honestos y decir que no ha cambiado absolutamente nada. Y no hay que insistir más en esta camino, porque no hay salida.

-El martes algunos medios interpretaron que se abría a una investidura de Sánchez, pero me parece que lo enmarcaba en el hipotético caso de que se hubiera decidido tniendo esta unidad estratégica…
-Sí, es eso… quien tenga interés en mi opinión que vaya a la fuente directa. Yo no estoy en contra de nada, todo es posible en el marco de una estrategia unitaria a favor de la independencia de Cataluña. Si con esta estrategia a corto o largo plazo convenimos entre todos que haya un gobierno de Pedro Sánchez, veremos si nos ponemos de acuerdo. Y, si lo hacemos, creo que podremos explicarlo de forma coherente a todos nuestros ciudadanos, que lo entenderán les guste o no, diciendo que esto se enmarca en una estrategia para la culminación de este proceso hacia la independencia. Ahora no es coherente la estrategia porque son decisiones que cada uno toma por sus intereses, legítimos, pero es una muestra de que la teoría de la desunión no funciona.

-Dice que la única vía para superar “la pared del Estado” es la confrontación no violenta. ¿De qué habla?
-Es una vía que no gusta a nadie. Cualquier persona civilizada quisiera salir del conflicto a través del diálogo y el acuerdo, pero no tenemos enfrente a alguien que comparta la misma idea y nos aboca inevitablemente, si queremos seguir aspirando a ser un Estado reconocido e independiente, a que tengamos que pasar por una fase de confrontación. La del Estado, que es la violenta y represiva, no nos interesa y tenemos el deber de eludirla. Y necesitamos oponer una confrontación inteligente basada en nuestras fortalezas y no en nuestras debilidades, en nuestros activos, esperanzas, lenguaje y herramientas que son del siglo XXI. El 1-O fue una confrontación, un choque entre dos percepciones de cómo es el conflicto. Nosotros con un proyecto basado en el empoderamiento ciudadano, la participación y la democracia, y el Estado con una lectura del siglo XIX, y violento. El resultado es que ganamos nosotros y lo tenemos que volver a confrontar con esta lógica, mejorando la actitud de practicar la no violencia y manteniendo las posiciones desde la unidad. Y entonces, al final de una confrontación, siempre hay una negociación y diálogo.

-¿Ve a la gente preparada?
-Mentalmente no tengo ninguna duda ahora que tenemos el conocimiento de cómo actúa el Estado, sabemos a qué nos exponemos. Con esto no es suficiente y hay que prepararse para saber cómo actuar cuando llegue este nuevo embate. No será fácil ni agradable y nos debemos conjurar para mantener nuestra posición con esta actitud de no violencia, de compromiso con los valores fundamentales y los derechos humanos.

-Afirma que saben por dónde no vale la pena moverse o qué callos conviene no pisar. ¿Puede especificar?
-Tenemos un conocimiento de trabajar en el ámbito europeo e internacional mucho más enfocado, afinado y sofisticado que hace dos años. En el exilio hemos aprendido mucho. La geopolítica es fundamental y la tenemos más enfocada, podemos interlocutar con actores de manera directa y sabemos por donde se mueve el Estado español. Dentro de las consecuencias negativas de la represión también hay factores que nos han ido bien. Y es un ámbito donde hay que moverse con sentido de Estado, ni con falsas ilusiones ni falsos pesimismos. ¿Es realista pensar que hay un camino internacional para una Cataluña independiente? Sí. En absoluto fácil, ni lo tenemos hecho.

-Sin embargo, ¿decepción con las instituciones europeas?
-Sí, evidencian su dependencia extrema de algunos estados poderosos, y España es uno de ellos. Esta no es la mejor idea de Europa que tenemos el conjunto de ciudadanos europeos. Confío en que las instituciones europeas caminarán a favor de lo que tenemos claro que son nuestras razones jurídicas de peso y el interés de la democracia, que es garantizar que los ciudadanos elegidos pueden ejercer como dice el Tratado de Lisboa.

-¿Se ve ocupando pronto el escaño?
-No sé qué calendario tendrá, pero si sé que cada día que pasa en el Parlamento en el que no hay ningún representante de JxCat están vulnerando y violando los derechos del sufragio activo de más de un millón de ciudadanos europeos. Y no hay precedentes en la historia de la UE de que nadie defienda sus intereses. Y estoy convencido de que por el interés de la democracia europea se acabará corrigiendo esta anomalía.

www.elpuntavui.cat.