Tal vez, como tantas veces, una serie de pequeñas historias contadas muestra mejor el estado de una cuestión que cualquier intento de explicación teórica. Y si acompañamos las historias con algunos datos numéricos, ya nos podemos ahorrar más consideraciones. Historias como éstas: en la Goethe Universidad de Frankfurt asistí, hace muchos años, a la apertura de su Biblioteca Catalana y, hace pocos años, a la inauguración de la nueva sede, con 40.000 volúmenes, en el edificio central de la misma universidad. En la Universidad de Cracovia he tenido largas conversaciones con grupos de estudiantes graduados: conversaciones sobre literatura catalana, en catalán impecable. En la Universidad de París-Sorbona he pronunciado, en catalán, conferencias-coloquio a estudiantes franceses. En la Universidad de La Sapienza de Roma he hablado, en catalán, de traducciones literarias en un aula (pequeña) llena de estudiantes locales. No sé si podría hacer la misma cosa en Sevilla o Valladolid. En la Universidad de Bari dedicaron una jornada a la versión italiana de ‘Borgia papa’. En Madrid, cuando apareció ‘Borja papa’ en castellano, un librero amigo me dijo que me pediría dos ejemplares por amistad, pero que los clientes, al ver que el autor se llamaba Joan, con “o”, ni tocarían el libro: si hubiera dicho Jean, John o Giovanni, ningún problema, dijo. En el Reino Unido hay 18 universidades con las enseñanzas de lengua y filología catalana, con 1.084 estudiantes. En Alemania, 24 universidades con 1.463 estudiantes. En Francia 13 universidades con 1.035 estudiantes. En Italia 13, con 565 estudiantes. En Estados Unidos 13, con 458 estudiantes. Y después de la República Checa, de Hungría y de Serbia, con unos 200 estudiantes en cada país, llega por fin el Reino de España donde (fuera del área catalanohablante, obviamente) hay sólo 187 estudiantes de catalán, en 4 universidades. Ustedes mismos pueden sacar las propias conclusiones. Por si fuera poco, el mismo día que leí estos datos, el parlamento de Aragón decidía que el catalán hablado en la franja que va de la Ribagorça al Matarranya no es ni se llamar catalán, sino Lengua Aragonesa Propia del Área Oriental, cómicamente conocida como LAPAO. Así es, queridos compatriotas, y de todo ello ya he dicho que no haré ninguna interpretación o teoría. Si no les gusta, cambien de país. O de políticos.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/05/15/quadern/1368618720_989594.html