En estos días en que los medios de comunicación insisten todos los años en hacernos su particular resumen de las noticias más importantes, de los mejores goles, de las películas más taquilleras… yo también me he sentido tentado a elaborar y publicar la lista, en su inmunda versión española, de las más inolvidables frases del año que se ha ido.
Son tantas las expresadas y tan variados los temas, que hasta podrían agruparse por el tono. De lo que sí no me he sentido capaz es de repartir el medallero, labor que se la voy a dejar a los lectores. Organizadas de manera aleatoria se las presento.
Vamos con la primera, a cargo de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, la misma que, a falta de mejores ideas, ha implementado rezos a la Virgen del Rocío como política para reducir el paro: “¡Obtuve 5390 puntos en Bubble Shooter Adventures! ¿Puedes mejorarlo? Ghh goo.gl/s44cb pic.twitter.com.
La segunda, también encuadrada en la categoría extremo-sacrificio-L corresponde a José Antonio Monago, presidente de la junta extremeña: “¡Obtuve 2.215 puntos en el #Doodlejump!!! Supera eso!!! (twitter)
La tercera es de la autoría del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que es también el político que más frases inmundas ha aportado a este inventario: “Haré cualquier cosa aunque dijera que no la iba a hacer”, el más explícito reconocimiento de que miente más que habla.
La cuarta competidora en esta final de la inmundicia olímpica corresponde a Carmen Alvarez-Arenas, portavoz del Partido Popular en el Congreso: “No hace falta comer marisco y caviar para estar bien alimentados”. Hallazgo conceptual que pertenece a la misma categoria de “una manzana no es una pera” de Ana Botella.
De la alcaldesa de Madrid, precisamente, recogemos la quinta frase (categoría cínica XXL) pronunciada durante un acto público de duelo por la muerte de las cinco jóvenes madriñas durante una fiesta en un centro de la capital: “Pido a la sociedad madrileña una verdadera conversión personal y ciudadana que debe comenzar por nosotros mismos”. Antes de regresar al hotel en Portugal al que se había trasladado luego de la tragedia y donde “no dejé de pensar en ellas”, aún tuvo tiempo de apuntar: “A la virgen de la Almudena le pido fuerzas para afrontar los días de tristeza y los tiempos de dificultades”.
La sexta frase corresponde al monarca español, que también reincide en la lista, cuando al abandonar el hospital en que se recuperaba de algunas de sus dolencias contraídas matando elefantes o subiendo escaleras declaró: “ya no puedo seguir aqui…tengo que currar”.
La séptima frase, (categoría perversidad-extrema XXL) es de la autoría de José Manuel Castelao, dirigente del Partido Popular y presidente de los españoles en el exterior: “Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”.
En la misma categoría, tal vez XL, puede colocarse la octava frase, que es una pregunta que nos hace Patricia Flores, consejera de salud de la Comunidad de Madrid: ¿Tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del sistema?”
La novena, que hasta podrían ser dos y cuya categoría bien mereciera su apellido por la constancia con que las emite y la peculiar enjundia con que las enuncia, vamos a dejárselas a Mariano Rajoy: “Haré todo lo posible para que Europa haga todo lo posible” y “Hemos decidido no pedir el rescate pero eso no significa que no lo pidamos”.
La décima nos llega de los empresarios por boca de uno de los dirigentes de la CEOE, José Luis Feito: “Es inconcebible que los desempleados cobren paro si han recibido una oferta de trabajo aunque sea en Laponia.”
La undécima queda a la cuenta de la popular en el Congreso, Andrea Fabra: “¡Que se jodan!”
En la categoría patriótica-L, podemos hallar hasta tres ejemplos para las candidaturas 12, 13 y 14. La de Mariano Rajoy: “”España saldrá adelante porque tiene españoles”; la del embajador del Estado español en Polonia: “¡Vamos a dar por el saco a los franceses!” (se refería, por supuesto, a un partido de fútbol); y la del delegado del gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo: “El gobierno no permitirá una broma en relación a la unidad de la nación”, (frase que también podría competir en la categoría Estulticia Suprema- XXL).
“Nuestro interés es españolizar a los alumnos catalanes”, de la autoría del ministro de Educación y Cultura, Wert, es una frase, la número 15, que no debe faltar en ninguna selección.
La decimosexta frase corresponde a Carlos Dívar, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo Judicial del Poder Judicial cuando finalmente, tras algunos años de fondos distraídos en agitadas “semanas caribeñas”, se vio obligado a dimitir: “Soy víctima de una campaña cruel y desproporcionada”, que habría podido encuadrarse en la categoría melodramática-XL si Francisco Camps hubiera dejado espacio.
La decimoséptima se la vamos a adjudicar a Baltazar Garzón, aunque sólo sea en solidaridad con Otegi, todavía preso por orden de este cínico-XL, cuando de la mano de otro rey mago, Gaspar Llamazares, advertía en estos días: “La izquierda está dormida”… debe ser la que no está en la cárcel.
Para la número 18, categoría sarcasmo etílico, otra del monarca tras su safari africano: “Lo siento, me he equivocado. No volverá a pasar”.
Para la frase19 hay que contar con Marina del Corral, secretaria general de Inmigración y Migración, que ha apuntado una nueva teoría para explicar porqué emigran los españoles: “los jóvenes emigran por un impulso aventurero”.
El rey también puede coronar la vigésima con otra perla reciente durante su visita a la India: “Los análisis de España desde dentro dan ganas de llorar”.
A Mariano Rajoy y a Mayor Oreja, en la categoría hipocresía-cum laude, les corresponden la 21 y la 22, por dos apuntes de extraordinaria sensibilidad ética. Del Rajoy: “Al final los seres humanos somos, sobre todo, personas, con alma y con sentimientos, y esto es muy bonito y me reconforta mucho”. Del Oreja: “La crisis es una crisis moral y de conciencia, de valores”.
La número 23 se la apunto a Carromero, el niñato dirigente popular cuya pericia al volante de un coche para el que ni siquiera tenía carné de conducir provocó la muerte de dos personas en Cuba y que, nada más ser detenido declaró: “Hago un llamado a la comunidad internacional para que me saque de aquí…” Cuando sólo era un niño pijo malcriado llamaba a su papá para que le resolviera los problemas. Ya más crecido y arropado por el Partido Popular llama a la comunidad internacional. Pronto, tras seis meses en Cuba de los cinco años a que fue condenado por homicidio involuntario, será puesto en libertad en el Estado español. Ojalá que encuentre trabajo como chofer de Rajoy.
Y ya para terminar, lamentando las tantas ilustres inmundicias de las que las limitaciones de esta columna no pueden ocuparse, alguien que nunca falta a la cita: José María Aznar. De sus memorias copio: “La primera vez que supe que no era un ser humano corriente, lo recuerdo bien, fue cuando ETA voló mi coche conmigo dentro. Salí de allí, envuelto en llamas, y pensé: ¿cómo es posible que haya sobrevivido? Nadie se lo explicaba. Los médicos no encontraban una respuesta, tampoco mi personal de seguridad. A todo el mundo le pareció… milagroso. Esa noche soñé con Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me dijo: Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad. Me dijo un par de cosas más, pero son personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy mucho más humilde… Muchas veces me han preguntado cómo sé que soy especial. Es difícil de decir; digamos que siempre lo he sabido. Ya desde el colegio, sabía que ninguno de los que me rodeaban estaba a mi altura. Como delegado de mi clase, en 3ºB, tomé la decisión de ocupar 3ºD y librar a aquellos pobres chicos del pésimo delegado que habían elegido. No fue una decisión sencilla; tuve que mandar a varios muchachos a combatir al patio pero, al final, obtuvimos la victoria. Ese día supe que estaba destinado a algo más grande que yo mismo…”.
Carromero, que no tuvo una sola palabra para lamentar el accidente, para consolar, o intentarlo, a las víctimas que su imprudencia provocara, tampoco se limitó a demandar de la comunidad internacional que se centrara en su caso. También exigió que “me saquen de aquí”. O lo que es lo mismo, de Cuba, de responder por sus actos ante la justicia cubana, como ocurriría con cualquier persona y en cualquier país, incluso en el Estado español.
Cuando era niño y Carromero se metía en problemas llamaba a su papá. Y su papá acudía al rescate. Ahora que ya ha crecido y es, además, político de fuste, llama a la comunidad internacional.
Tres posibilidades rondan el futuro de Carromero. La primera, la más benigna, es que la justicia cubana lo someta por homicidio involuntario y le caigan algunos años de cárcel, tal vez ocho.
La segunda, más grave, es que lo acusen por espionaje, por colaboración con banda armada, por ser parte del entorno de la gusanera cubana y lo dispersen por la isla o le creen nuevas imputaciones y le apliquen la ley Parot, porque una posible condena en este caso, tal vez le supongan veinte años de cárcel.
Pero hay una tercera posibilidad que es, sin duda, la más grave, la que peores consecuencias penales podría acarrearle a Carromero, y es que lo enjuicien y condenen por idiota, por ñiñato malcriado, por cretinismo manifiesto, por imbecilismo crónico, por su imperial estupidez, porque en ese caso se juega la cadena perpetua o, si lo prefieren, dado que se trata de un español, la condena indefinida.