Turquía busca el liderazgo en Oriente Medio

La actualidad de los últimos días ha tenido como protagonista indiscutible a Israel desde el momento en que una vez más se ha derramado sangre en el escenario hipersensible de Oriente Medio y, más aún, en el punto de confrontación entre israelíes y palestinos . Pero hay un protagonista que ha sacado mucho provecho y que todo indica que había planificado lo que podía pasar. Hablamos de Turquía, que desde hace años no escatima esfuerzos en su intento de convertirse no en una potencia regional, que ya lo es, sino en la potencia regional hegemónica en Oriente Medio. Todo ello dirigido por un movimiento islamista fuerte y poderoso, calificado de moderado, que se ha hecho con el control político de la Turquía laica creada por Ataturk (padre de los turcos).

Un primer punto que debe quedar muy claro es que los organizadores de la expedición marítima que pretendía romper el cerco israelí de la Franja de Gaza han sido los de la Fundación turca por los derechos humanos, las libertades y el socorro humanitario (IHH). Esta organización fue creada en 1993 para financiar la ayuda a los musulmanes de Bosnia y, tanto en Turquía como en Europa, se considera que está íntimamente relacionada con grupos islamistas radicales y es un hecho que mantiene estrechas relaciones con Hamas. Es una ONG que dispone de mucho dinero y tiene el apoyo de una red de organizaciones islamistas turcas. Sus vínculos con destacados dirigentes del gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista conservador) son fuertes, según informa el corresponsal de “Le Monde” en Estambul.

Antes de que los barcos salieran de puerto el presidente del IHH, Bülent Yildirim, declaró que “seremos felices si nos detienen por la fuerza, queremos mostrar la brutalidad del régimen sionista”. A juzgar por las reacciones internacionales, el éxito ha sido total. Estaba claro, como segundo punto, que los islamistas turcos que dirigían la operación buscaban un resultado como el que obtuvieron los israelíes. La reacción del primer ministro y líder del AKP, Recep Tayyip Erdogan, fue rápida y contundente calificando los hechos de “terrorismo de Estado” y en un discurso traducido simultáneamente al inglés y al árabe se convirtió en portavoz de la causa palestina diciendo: “Ha llegado el momento que la comunidad internacional diga ‘ya basta'”. El presidente de la República, dirigente también del AKP, Abdullah Gul, afirmó que “Turquía no perdonará nunca”.

Nostalgia del imperio otomano

Como tercer punto queda claro que los actuales dirigentes islamistas turcos han hecho suyo el tema, haciendo crecer la presión internacional contra el bloqueo de la Franja de Gaza por Israel, lo que les ha situado en el liderazgo de Oriente Medio. Turquía y sus dirigentes son ahora objeto de veneración para millones de árabes, como se ha podido apreciar en las multitudinarias manifestaciones de calle en varias capitales árabes con banderas turcas y fotos de Erdogan, a quien se califica del “nuevo Nasser” y el “Sultán”, según escribe la prensa árabe. Erdogan ha relevado en el título de defensor de los palestinos al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad.

Un diario turco escribe que “Turquía ha sacado lo que quería” y, a partir de ahora, profetiza que los equilibrios y alianzas en la región cambiarán”. Desde hace años la diplomacia turca está normalizando sus relaciones con Siria, se acerca en Irak, actúa en el Líbano, en definitiva, hay un retorno político a los anteriores territorios del imperio otomano. El diario “Le Figaro” menciona a un diplomático europeo según el cual “hoy en día existe una verdadera convergencia turco-árabe”. De hecho, Turquía aprovecha el declive en la región de Egipto y Arabia Saudita y disputa el liderazgo regional al extremista régimen de Irán.

De la amistad con Israel a la amistad con Hamas

Hasta el 2008 los islamistas que gobiernan Turquía habían hecho compatible su política de expansión regional con la alianza con Israel (comercio, maniobras militares conjuntas, cooperación en diversos terrenos ,…). Esta asociación comenzó a astillarse cuando Israel atacó la Franja de Gaza. El ministro de la Defensa israelí, el laborista Ehud Barak, había visitado Ankara pocos días antes de comenzar la operación y no hizo ningún tipo de advertencia al primer ministro turco. Erdogan se lo tomó como una humillación y las relaciones han ido empeorando hasta llegar al punto actual.

De todos modos, el liderazgo turco sobre los pueblos árabes de Oriente Medio le hace muy difícil, sino imposible, mantener el papel hasta ahora jugado de mediador en favor de la paz en la región haciendo de padrino de unas negociaciones secretas entre Israel y Siria, interviniendo en el Líbano para rebajar las tensiones intercomunitarias y con Siria. Ahora ha dejado de estar en medio para situarse en una extremo, el de los palestinos y, sobre todo, de Hamas, como constata un analista turco mencionado en “Le Figaro”.

Al lado de Irán, frente a Occidente

La política de los islamistas que gobiernan Turquía ha situado también al país frente a los Estados Unidos y al mundo occidental en general, cuando con el acuerdo turco-brasileño con Irán sobre el intercambio de uranio, discrepó de la política de sanciones (mundo occidental más Rusia más China) destinada a hacer retroceder al régimen de Teherán en su camino hacia la bomba atómica. El acercamiento de Turquía, miembro de la OTAN, a Irán, va en contra de la política del mundo occidental. Si el propósito último del islamismo turco gobernante es obtener una hegemonía política regional forzando el fin del bloqueo de Israel en la Franja de Gaza y favorecer un cambio de gobierno en Israel, no está nada claro que pueda hacerlo sin el apoyo occidental .

La Turquía que creó Ataturk era laica y pro-occidental, era una ruptura con el pasado imperio otomano, y las fuerzas armadas eran la garantía de que el país no volvería a sus demonios del pasado que la condujo al borde de la extinción . De manera frecuente los militares intervenían en la vida política del país para reconducirlo cuando creían que había peligro de perder el camino marcado por Ataturk. La llegada al gobierno y a la presidencia de los islamistas del AKP está cambiando el panorama tradicional y ahora los gobernantes islamistas celebran la ocupación de Constantinopla (actual Estambul) de 1453 por parte del sultán otomano Mehmed II (actos del pasado 29 de mayo ). Para definir la política de los islamistas moderados se habla de una política neo-otomana, es decir, imperialista, que penetra en la población a través de exposiciones, del cine e incluso de la ropa.

“Turquía necesita un nuevo espíritu de conquista” dijo Erdogan al inaugurar una exposición donde se recrea la toma de Constantinopla de 1453 y que ya han visitado más de un millón de turcos. Dijo que gracias a la exposición “nuestros niños mirarán hacia el futuro a través de nuestra gloriosa historia”. Este intento de recuperar el pasado imperial otomano representa el fracaso de la nación turca laica creada por Ataturk. Hay que precisar que la conmemoración del aniversario de la toma de Constantinopla por los otomanos se hace desde los años 50. La política neo-otomana busca restablecer la influencia turca desde Sarajevo hasta Kabul, utilizando la solidaridad musulmana.

Publicado por Tribuna Catalana-k argitaratua