Ya han transcurrido casi cinco años desde que se aprobaron en Israel las normas de edificación sostenible. Poco a poco, los beneficios tanto ambientales como sociales y económicos que se están obteniendo como consecuencia de apostar por la edificación sostenible comienzan a dar frutos y se empieza a ser cada vez más exigente, al considerar a estas normas de edificación sostenible un punto de partida que necesita mejorarse día a día. Una mayor concienciación ciudadana, los avances de la ciencia y la tecnología, la progresista legislación en materia de edificación sostenible y el firme apoyo de la administración pública lo permiten cada vez más.
Por otra parte, entre los profesionales que intervienen directa o indirectamente en la construcción está cada vez más asumido que, a pesar de los edificios son grandes consumidores de energía — alcanzando un 40% del consumo total de energía en algunos países— de agua y de materias primas y generan, de manera significativa, grandes emisiones de gases de efecto invernadero y grandes volúmenes de residuos, la construcción sostenible va a ayudar a superar estos problemas.
En Israel, y en casi todo el mundo donde la sostenibilidad es ya un principio básico para el desarrollo, las iniciativas que persiguen una construcción sostenible están ayudando a proporcionar una mayor calidad de vida y un mejor medio ambiente a los residentes, reduciendo los impactos negativos del edificio que afectan a su sostenibilidad.
Cuando se construyen correctamente, los edificios sostenibles, también conocidos como edificios ecológicos, reducen los consumos de energía, utilizan las energías renovables, reducen, re-usan y reciclan tanto el agua que consumen como los residuos y basuras que producen. De este modo, se protegen los recursos naturales, se reducen los costes operativos y se mejora la salud y el bienestar de los residentes, proporcionando, a su vez, un entorno más sano y eficaz de vida y de trabajo.
En el caso de Israel —y pienso también que ocurre en el de la mayoría de los países— la edificación sostenible conlleva una serie de retos importantes habida cuenta que:
- Las viviendas consumen alrededor del 30% de la producción total de electricidad.
- Las viviendas consumen alrededor del 12% de la producción total de electricidad que se emplea en calefacción, refrigeración e iluminación.
- El sector comercial consume alrededor del 30% del consumo total de energía, principalmente para calefacción, refrigeración e iluminación.
- Israel genera unos 7,5 millones de toneladas de residuos de la construcción al año.
- Los hogares consumen el 30% de la cantidad total de agua dulce que se produce cada año.
Las normas de edificación sostenible en Israel
A la hora de elaborar el borrador de las Normas de Edificación Sostenible, y basándose en la experiencia internacional, Israel reconoció que la edificación sostenible era un tema multidisciplinario y que su conocimiento se encontraba ampliamente disperso entre el tejido académico, el sector privado y los marcos gubernamentales e institucionales.
Era evidente que la multiplicidad de temas inherentes a la noción misma de la edificación sostenible como la energía, el agua, los residuos y otros temas relacionados con la sostenibilidad necesitarían una estrecha cooperación y coordinación entre los diferentes profesionales implicados: arquitectos, ingenieros, técnicos y expertos en tecnologías ambientales, sociólogos, etc. Ello conllevaría la formulación de criterios uniformes, de metodologías y de mecanismos de evaluación y clasificación de los Edificios Sostenibles. De esta manera nacieron las Normas israelíes 5281 para construir aquellos edificios —edificios sostenibles— que produzcan los mínimos impactos a los tres pilares de la sostenibilidad: Económico, social y ambiental.