El diagnóstico del Departamento sobre la salud del sistema educativo vasco desmiente dos tópicos muy utilizados para criticarlo: la inferioridad del castellano y la competencia científica de los modelos euskaldunes
EL diagnóstico sobre la salud del sistema educativo vasco no hace sino confirmar aspectos ya intuidos en anteriores análisis. Así, aunque en principio la competencia media del alumnado se sitúa por encima de la media española, no es menos cierto que dicha evaluación presenta variaciones en las que influye el modelo en que se encuentre integrado el alumno. Así, por ejemplo, la diferencia de valoración entre la competencia matemática (el 85% del alumnado supera el nivel inicial y el 36% se sitúa en un nivel avanzado) es prácticamente paralela a la competencia en cultura científica, tecnológica y de la salud (83% y 30,4%) y en comunicación lingüística en castellano (82,5% y 27%), pero sufre un desajuste en competencia en comunicación lingüística en euskera (sólo el 67,1% de los alumnos superan el nivel inicial) que el mismo diagnóstico destaca al señalar “las limitaciones de la institución escolar en un mayor avance en el conocimiento y el uso del euskera sobre todo en aquellos ámbitos y zonas donde su presencia social habitual es relativamente débil”. Dicho desajuste proviene de un bajo nivel de capacitación en euskera de los alumnos que cursan sus estudios en modelo A: únicamente un 2,6% alcanza un nivel avanzado y sólo el 12,1% dispone de un nivel medio. Es decir, mientras los modelos euskaldunes, el D y el B, presentan una capacitación en castellano similar a la del resto de las asignaturas, los del modelo A, simple y llanamente, no aprenden la otra lengua oficial. Más aún, las medias de competencia científica, tecnológica, de la salud y matemática en aquellos alumnos que estudian en el modelo D superan también las medias de los alumnos del modelo B independientemente de que sus lenguas familiares sean el castellano o el euskera. Todo ello no sólo justifica aún más la mayoritaria elección del modelo D por las familias vascas, sino que desmiente el rigor de cualquier apelación a la capacitación lingüística o a una presunta inferioridad del castellano en el sistema educativo vasco. La preocupación y ocupación del Departamento de Educación no debe ir por ahí. Quizá sí por un detalle que también se entresaca del diagnóstico: se tengan o no en cuenta los condicionantes socioculturales de los alumnos, la puntuación media sigue siendo más alta en los centros de régimen concertado que en el sistema público.